Un ataque aéreo mortal contra un internado en la región rusa de Kursk ha desatado acusaciones mutuas entre Ucrania y Rusia. Según informes de las fuerzas armadas ucranianas, la aviación rusa fue responsable de un ataque con bomba aérea teledirigida que mató a al menos cuatro personas en la localidad de Sudzha, en el corazón de la región de Kursk. Este incidente ocurrió mientras los habitantes se refugiaban en el edificio, preparándose para evacuar.
El ataque aéreo en Sudzha: Ucrania responsabiliza a Rusia
El ataque aéreo en Sudzha ha sido calificado por las fuerzas ucranianas como un “crimen de guerra”. De acuerdo con los informes de los militares ucranianos, la bomba teledirigida cayó sobre el internado mientras los residentes se encontraban en el proceso de evacuación. Al menos 84 personas fueron rescatadas con vida, aunque cuatro de ellas se encuentran en estado grave. Este ataque mortal ha generado una fuerte condena por parte de Ucrania, que ha acusado a Rusia de utilizar tácticas bélicas indiscriminadas.
“El Ejército ruso está aterrorizando las ciudades ucranianas con ataques de misiles y aviones no tripulados todos los días, destruyendo edificios residenciales, escuelas y hospitales. Ahora ha comenzado a matar deliberadamente a sus propios civiles”, afirmaron los militares ucranianos en un comunicado emitido el sábado, en el cual subrayan la gravedad del ataque contra el internado en Sudzha.
El Ejército de Ucrania muestra las primeras imágenes del inicio de la incursión en Kursk. EFE/ Ejército de Ucrania
Rusia responde: acusa a Ucrania del ataque
Por otro lado, el ejército ruso ha acusado a Ucrania de ser responsable del ataque, calificándolo también de “crimen de guerra”. Según el ejército ruso, el ataque contra el internado fue llevado a cabo por las fuerzas ucranianas desde la región de Sumy. En su comunicado, Rusia señaló que el lanzamiento de misiles fue detectado por sus sistemas de defensa aérea, y que el ataque fue una provocación destinada a desviar la atención de la opinión pública mundial de otras presuntas atrocidades cometidas por Ucrania en la región de Kursk.
En la misma línea, el ejército ruso acusó a Ucrania de utilizar este tipo de incidentes como una táctica para manipular la percepción internacional y ganar apoyo en la guerra. Estas acusaciones se producen en medio de un clima de desinformación y propaganda en ambas naciones, lo que dificulta la verificación independiente de los hechos.
El ataque no es aislado: antecedentes en Sudzha
El ataque aéreo en Sudzha no es un incidente aislado. Apenas tres semanas antes, en enero de 2025, el mismo internado había sido atacado en lo que las fuerzas rusas describieron como un ataque contra “fuerzas y equipos enemigos”. En ese ataque previo, las autoridades rusas aseguraron haber alcanzado a objetivos militares en la zona, pero sin detalles claros sobre las víctimas civiles.
Este patrón de ataques repetidos en la misma zona ha aumentado las tensiones entre ambos países, mientras la comunidad internacional sigue de cerca los desarrollos en la región. El ataque mortal del sábado resalta la fragilidad de la situación en el frente de guerra, donde tanto Ucrania como Rusia han acusado al otro de cometer crímenes de guerra sin pruebas concluyentes.
Los militares ucranianos viajan en la parte trasera de un vehículo militar no lejos de la frontera entre Ucrania y Rusia. EFE/EPA/Nikoletta Stoyanova
El contexto más amplio: acusaciones mutuas sobre crímenes de guerra
Las acusaciones de crímenes de guerra por parte de ambos bandos no son nuevas. En enero de 2025, Rusia acusó a cinco soldados ucranianos de ser responsables de la muerte de 22 civiles y de la violación de ocho mujeres en la localidad de Russkoye Porechnoye. Sin embargo, Ucrania negó estas acusaciones, calificándolas de noticias falsas y subrayando que no existían pruebas verificables de tales crímenes.
La guerra en Ucrania ha estado marcada por constantes alegaciones de abusos y violaciones de los derechos humanos, tanto por parte de las fuerzas rusas como ucranianas. Estas acusaciones han alimentado un conflicto informativo donde ambos países luchan por controlar la narrativa internacional y asegurar apoyo para sus respectivas causas.