El Ejército israelí ha intensificado sus operaciones en la Franja de Gaza y Cisjordania durante 2024, destruyendo completamente 815 mezquitas y afectando varios lugares sagrados del islam y el cristianismo, según el último informe del Ministerio de Asuntos Religiosos de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Este informe detalla las agresiones a sitios religiosos y culturales durante el año pasado, y denuncia la creciente violencia contra las comunidades musulmanas y cristianas en los territorios ocupados por Israel.
Destrucción de mezquitas y lugares sagrados
Según el Ministerio de Asuntos Religiosos de la ANP, el ejército israelí no solo ha destruido 815 mezquitas en Gaza, sino que también ha dañado parcialmente otras 151 mezquitas en ambos territorios palestinos. La ofensiva israelí ha afectado no solo a los centros de oración musulmanes, sino también a otros lugares sagrados, como 19 cementerios y tres iglesias cristianas, que también fueron atacados y profanados.
Este ataque sistemático a lugares sagrados ha sido ampliamente condenado por la comunidad internacional, que denuncia la violación de derechos humanos y las leyes de protección del patrimonio cultural.
Israel ataca la Explanada de Las Mezquitas
La situación en Jerusalén es particularmente tensa, ya que el informe destaca un aumento en los ataques contra la Explanada de Las Mezquitas, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes. Durante 2024, se registraron 256 incidentes en los que grupos de judíos extremistas ingresaron al recinto para realizar rituales religiosos, violando el ‘statu quo’ acordado entre Israel y Jordania desde la guerra de 1967.
Este acuerdo establece que los judíos solo pueden acceder a la Explanada como visitantes y no pueden realizar oraciones públicas en el lugar. Sin embargo, el ultraderechista ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, ha protagonizado al menos cuatro incursiones en la Explanada desde que comenzó la guerra en Gaza. Acompañado de colonos y bajo la protección de las fuerzas de seguridad israelíes, Ben Gvir ha desafiado repetidamente las normas establecidas.
Imagen de archivo de un grupo de palestinos rezando en la mezquita Al Taqwa, tras un bombardeo israelí. EFE/Mohammed Saber
Itamar Ben Gvir y el cambio del ‘statu quo’
Itamar Ben Gvir, conocido por sus posiciones radicales y su odio hacia los árabes, ha manifestado su intención de cambiar el ‘statu quo’ en la Explanada de Las Mezquitas, permitiendo la oración judía en el lugar y abriendo la posibilidad de construir una sinagoga en el área. Estas declaraciones han generado una fuerte indignación tanto en la comunidad palestina como en sectores internacionales que defienden la paz en la región.
La situación se ha vuelto aún más crítica con la escalada del conflicto entre Israel y Gaza, lo que ha intensificado las tensiones en Jerusalén y ha aumentado las protestas en el mundo árabe contra las políticas de Israel.
Itamar Ben Gvir. EFE/EPA/Abir Sultan/Archivo
Restricciones a las mezquitas en Cisjordania
Además de los ataques directos en Gaza, las fuerzas israelíes han impuesto restricciones severas a las mezquitas en Cisjordania. En la Mezquita de Abraham en Hebrón, al menos 674 casos fueron reportados en los que las autoridades israelíes impidieron la emisión del llamado a la oración por los altavoces, un acto central en la vida religiosa musulmana. Las fuerzas de ocupación también cerraron la mezquita al culto musulmán en unas 10 ocasiones durante el año.
La Mezquita de Abraham, ubicada en el sur de Cisjordania, ha estado dividida desde la masacre de 1994, cuando un colono judío extremista asesinó a 29 musulmanes durante el rezo. Desde entonces, la mitad de la mezquita se ha reservado para el culto judío, lo que ha generado tensiones y restricciones para la comunidad musulmana.
Impacto en las comunidades religiosas
Las agresiones a los lugares sagrados y las restricciones impuestas sobre las comunidades religiosas han dejado una profunda huella en Gaza y Cisjordania. Los ataques a las mezquitas y las iglesias no solo son una violación del derecho a la libertad religiosa, sino que también afectan gravemente a las comunidades locales, que han perdido espacios importantes para la oración y el culto.
Además, el daño a los cementerios y otros lugares de descanso de los fieles refuerza el sentimiento de despojo y opresión que sufren los palestinos bajo la ocupación israelí. Este tipo de ataques contraviene las leyes internacionales de protección del patrimonio cultural y las normas humanitarias que prohíben la destrucción deliberada de lugares religiosos.
Proyecciones futuras y reacciones internacionales
La destrucción de lugares sagrados en Gaza y Cisjordania no solo agrava la situación de los palestinos, sino que también aumenta las tensiones internacionales. La comunidad internacional, incluidos países árabes y organizaciones de derechos humanos, ha condenado los ataques a las mezquitas y la creciente violencia contra los lugares de culto.
Mientras tanto, el gobierno israelí parece persistir en su política de expansión y represión, lo que podría llevar a una mayor inestabilidad en la región. La situación en Jerusalén, con la propuesta de cambios en el acceso y las actividades en la Explanada de Las Mezquitas, podría desencadenar aún más violencia, afectando gravemente las relaciones entre israelíes y palestinos, así como las relaciones internacionales de Israel.
La respuesta palestina y la solidaridad internacional
Ante la destrucción de mezquitas y otros lugares sagrados, las autoridades palestinas han intensificado sus esfuerzos para denunciar las violaciones y buscar apoyo internacional. Sin embargo, la falta de una respuesta contundente por parte de las instituciones internacionales y las organizaciones de derechos humanos ha dejado a los palestinos en una posición vulnerable frente a los ataques israelíes.
La solidaridad internacional, tanto de organizaciones no gubernamentales como de gobiernos, sigue siendo fundamental para presionar a Israel a que respete los derechos humanos y los lugares sagrados de las religiones. El daño continuo a los lugares de culto subraya la necesidad urgente de una solución pacífica que garantice la protección de los derechos religiosos y culturales de los palestinos.