Desde que asumió el cargo, el Gobierno de Donald Trump ha sido firme en su promesa de llevar a cabo un plan de deportación masiva que pondría fin a las políticas anteriores de «captura y liberación». Sin embargo, las limitaciones del sistema de detención y las órdenes judiciales han obligado a la Administración a tomar decisiones complicadas. A pesar de los esfuerzos por aumentar los arrestos, muchos inmigrantes detenidos están siendo liberados bajo un programa de monitoreo, lo que plantea preguntas sobre el futuro de las políticas migratorias en los Estados Unidos.
La promesa de deportación masiva y las dificultades operativas
El Gobierno de Trump, desde su toma de posesión el 20 de enero, ha promocionado agresivamente las detenciones de inmigrantes realizadas por los agentes federales. Más de 8,000 personas han sido arrestadas hasta el momento como parte de un operativo que busca fortalecer las políticas migratorias en Estados Unidos. Estos operativos se han llevado a cabo en ciudades clave como Chicago y Nueva York, donde las autoridades federales se han aliado con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para aumentar las detenciones diarias.
Sin embargo, el desafío radica en que, para mantener a los detenidos, se requiere espacio en los centros de detención, que ya enfrentan importantes limitaciones de capacidad. La situación se agrava por las órdenes judiciales que impiden la detención indefinida de inmigrantes, lo que ha obligado a ICE a liberar a algunos detenidos mientras se gestionan sus casos de deportación.
Migrantes caminan frente a un avión tras su deportación de los Estados Unidos, en el aeropuerto Marcos A. Gelabert en Ciudad de Panamá. EFE/ Bienvenido Velasco
El programa de monitoreo: ¿Una alternativa viable?
Ante la falta de espacio en los centros de detención y las restricciones judiciales, el programa Alternativas a la Detención ha sido una solución recurrida por ICE para monitorear a los inmigrantes liberados. Este programa lleva más de una década en funcionamiento y se ha utilizado para realizar un seguimiento de los migrantes mientras esperan la resolución de sus casos. Los liberados son monitoreados a través de dispositivos como pulseras o tobilleras electrónicas, o mediante controles telefónicos, de la misma manera que se hacía bajo la Administración de Joe Biden.
A pesar de los esfuerzos por controlar la situación de los inmigrantes detenidos, el programa ha sido objeto de críticas. Por un lado, permite que personas detenidas sigan viviendo en Estados Unidos mientras se resuelven sus casos, pero, por otro lado, pone de manifiesto la tensión entre las políticas de seguridad pública y las limitaciones logísticas de la agencia encargada de la inmigración.
La política de «captura y liberación» bajo Trump
Trump, durante su primera administración, se comprometió a poner fin a la política de captura y liberación, mediante la cual los inmigrantes detenidos en la frontera con México eran liberados mientras se procesaban sus solicitudes de asilo. En su segundo mandato, el presidente parece haber cumplido su promesa en la frontera, ya que se ha reducido el número de migrantes procesados como solicitantes de asilo.
Sin embargo, en el interior del país, las restricciones presupuestarias de ICE y la limitada capacidad en los centros de detención obligan a la agencia a liberar a ciertos inmigrantes detenidos en otras partes de Estados Unidos. ICE solo tiene espacio para 41,500 personas en sus centros de detención, lo que limita la cantidad de migrantes que pueden ser retenidos.
Migrantes esperan su turno para subir a un bus, este miércoles en San Ysidro, San Diego (Estados Unidos). EFE/ Manuel Ocaño
Los criterios para la liberación y los casos excepcionales
No todos los migrantes liberados son tratados de la misma manera. Los agentes de ICE toman en cuenta diversos factores antes de decidir quién será liberado. Uno de los aspectos clave es si el inmigrante ha cometido delitos graves o si representa una amenaza para la seguridad pública. En general, se da prioridad a la detención de aquellos considerados peligrosos.
Además, las decisiones sobre la liberación también están influenciadas por la situación de los países de origen. Por ejemplo, los venezolanos que viven en Estados Unidos han experimentado restricciones para ser deportados debido a la negativa del régimen de Nicolás Maduro a recibirlos de vuelta. Ahora, con la reciente aceptación de Venezuela para acoger a sus ciudadanos, se espera que muchos de los venezolanos detenidos sean deportados.
Otros inmigrantes pueden ser liberados por razones médicas o si son los cuidadores principales de niños pequeños. Estas excepciones permiten que los agentes de ICE ajusten sus decisiones a las circunstancias particulares de cada caso.