El murciano Alcaraz regaló el primer set y no fue capaz de rematar su remontada. Ahora puede ceder la segunda plaza de la ATP frente a Zverev.
París puede que sea la tierra prometida para Carlos Alcaraz, no en balde ha ganado un grande y una plata olímpica en los últimos meses, pero aquello fue en Roland Garros. Nada que ver con la vertiginosa pista del Bercy Arena, la misma en la que Rafa Nadal se quedó en blanco tras nueve visitas -fue finalista en 2007 como mejor resultado-.
Decimos esto porque Carlos Alcaraz lleva ya cuatro apariciones y no ha pasado de cuartos de final del Masters 1000 de París, ronda que en esta ocasión ni siquiera ha alcanzado tras perder en octavos, por 1-6, 6-3, 5-7, frente al francés Ugo Humbert.
El partido empezó con el guion menos deseado, con Humbert rompiendo el servicio a Alcaraz a las primeras de cambio. El francés era muy agresivo al resto y el murciano, más impreciso, iba a remolque. Así las cosas, el tenista de Metz se situaba con un inquietante 3-0 que ponía cuesta arriba la primera manga.
El ambiente, eso sí, era mucho menos agresivo que el de hace tres años, cuando un ‘imberbe’ Alcaraz de 18 años se midió al también francés Hugo Gaston. Ese día la grada fue una losa insalvable pero hoy era su rival el que le presionaba por todos lados.
15 errores no forzados en el primer set
Hasta tal punto que llegó una segunda rotura de Humbert. En 14 minutos de ‘ausentismo laboral’, el pupilo de Juan Carlos Ferrero había dilapidado un primer set que invitaba a la reflexión. Carlitos al menos tiró de orgullo y evitó un doloroso rosco que hubiera agitado aún más sus demonios pero el 6-1 era una realidad en apenas 26 minutos.
Carlos había sumado 15 errores no forzados y apenas cuatro ganadores en un parcial en el que había perdido sus cinco puntos con el segundo servicio. Datos que explicaban un descalabro sin paliativos.
La sangría era un hecho así que el primer juego del segundo set, con el español al saque, se antojaba crucial. Humbert seguía a lo suyo, con una tormenta de golpes que le colocaba con un peligroso 0-30, pero Alcaraz se anotaba cuatro puntos seguidos y sacaba por primera vez el puño a pasear.
El jugador galo seguía siendo infranqueable con su saque pero al menos Carlitos había equilibrado las fuerzas, entre otras cosas porque empezaba a jugar como demandaba la ocasión, con bolas más lentas ante un pegador que duda cuando la bola pierde velocidad.
Así llegaron las tres primeras pelotas de rotura para el tenista de El Palmar, en el cuarto juego, que Humbert se encargó de desactivar. Las espadas seguían en todo lo alto en esta segunda manga pero el francés sabía ya que no le esperaba un camino de rosas.
Carlos, además, ya no sufría con su servicio y empezaba a encontrar huecos en el otrora pétreo juego de su rival. Ahora era el español el que empezaba a soltar amarras con su derecha, hasta el punto de lograr el ansiado break en el sexto juego para colocarse con un ilusionante 4-2.
Alcaraz consolidaba el break con un gran saque al cuerpo que el francés devolvía a la red. El «¡vamos!» estaba más que justificado pero aún quedaba rematar la faena antes de afrontar la definitiva tercera manga.
Así se llegó al duodécimo juego, con Humbert ‘on fire’ y el tie break asegurado (5-6). A estas alturas, el espigado galo había recuperado la versión del primer set y no tuvo piedad de un errático Alcaraz que acabó arrojando la toalla con una bola larga que desató la locura a orillas del Sena.
Tras esta derrota, el español puede incluso perder su segunda plaza en el ranking ATP si Alexander Zverev, que sí está en cuartos, alcanza la final en este Masters 1000 galo. Otro contratiempo en un final de temporada que no está siendo el deseado para Carlitos.