El sarampión (rubéola) es una enfermedad altamente contagiosa causada por un virus. Aunque algunos lo consideran simplemente como un sarpullido leve y fiebre que desaparecen en pocos días, el sarampión puede tener complicaciones graves para la salud. Es fundamental entender cómo se propaga esta enfermedad, sus síntomas y cómo prevenirla para proteger a la comunidad.
¿Quién está en riesgo?
Cualquier persona que no se haya vacunado o que no haya tenido sarampión previamente está en riesgo de contraer la enfermedad. Es extremadamente contagioso y puede propagarse rápidamente. La infección se transmite por el aire cuando una persona infectada tose, estornuda, habla o respira. Además, se puede contraer simplemente al estar en una habitación en la que una persona infectada haya estado recientemente.
Las complicaciones del sarampión pueden ser graves, como la neumonía y la encefalitis, o menos graves, como infecciones en el oído. Por lo tanto, es importante identificar la enfermedad a tiempo y seguir las medidas adecuadas para prevenir su propagación.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas suelen comenzar con fiebre alta, tos, secreción nasal, ojos rojos y llorosos (conjuntivitis) y un sarpullido que comienza en la línea del cabello y progresa hacia la cara, el cuello y el tronco. El sarpullido característico es maculopapular, lo que significa que se forman pequeñas manchas y pápulas que se agrupan en toda la piel.
Es importante que los trabajadores de salud estén atentos a las características específicas del sarampión, ya que los niños suelen presentar fiebre y sarpullido durante diversas enfermedades. Si se presentan síntomas como los descritos, se debe considerar la posibilidad de sarampión, especialmente si no se ha recibido la vacuna o si se ha viajado recientemente a lugares con brotes.
Una doctora aplica una inyección. EFE/ Fernando Bizerra Jr.
¿Cómo se puede prevenir el sarampión?
La manera más efectiva de prevenir el sarampión es con la vacuna MMR (sarampión, paperas y rubéola). Esta vacuna ha demostrado ser segura y efectiva. Dos dosis de la vacuna MMR ofrecen una eficacia del 97% para prevenir el sarampión, mientras que una sola dosis tiene una eficacia del 93%.
En los Estados Unidos, el 92% de los niños latinos entre 19 y 35 meses han recibido la primera dosis de la vacuna MMR, y el 88% de los adolescentes latinos entre 13 y 17 años han recibido la segunda dosis. Sin embargo, es fundamental que todos los niños reciban ambas dosis de la vacuna para una mejor protección.
¿Cuáles son las mejores medidas para prevenir y controlar la infección?
Las medidas para prevenir y controlar incluyen:
- Vacunación adecuada: Asegúrese de que todos los trabajadores de salud tengan evidencia aceptable de inmunidad, como la vacunación o prueba de haber tenido la enfermedad.
- Identificación temprana: Identificar rápidamente a los pacientes con sarampión confirmado o sospechoso es crucial. Los pacientes deben ser aislados de inmediato para evitar la propagación de la enfermedad.
- Aislamiento adecuado: Los pacientes con sarampión deben ser trasladados a una sala de aislamiento para enfermedades transmitidas por el aire (AIIR, por sus siglas en inglés). Si estas salas no están disponibles, se debe usar una habitación privada con la puerta cerrada para evitar la transmisión.
- Notificación inmediata: Es fundamental que cualquier caso sospechoso de sarampión se notifique de inmediato a las autoridades de salud pública para tomar medidas rápidas y controlar el brote.
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Una niña es vacunada, en una imagen de archivo. EFE/Fernando Bizerra Jr.
Importancia de la vacunación para la comunidad
La prevención del sarampión depende en gran parte de la vacunación. Es importante que los padres y cuidadores aseguren que los niños reciban ambas dosis de la vacuna MMR para garantizar que estén completamente protegidos. Las campañas de concienciación y educación sobre la importancia de la vacuna son clave para reducir la propagación del sarampión.
Además, los profesionales de salud desempeñan un papel crucial en la detección temprana y en la administración de la vacuna. En áreas donde los brotes de sarampión son más frecuentes, la educación y la prevención deben ser una prioridad para proteger a las comunidades vulnerables.