La mantequilla de maní es uno de los alimentos más populares en países como Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda. Su sabor característico y su textura la convierten en un ingrediente muy versátil, presente en desayunos, meriendas y postres. Pero, como ocurre con muchos alimentos, sus efectos en la salud pueden ser tanto positivos como negativos, dependiendo de su consumo, de los ingredientes añadidos y de la respuesta del cuerpo.
Tal como explican en el sitio Healthline los profesionales de la salud, para quienes no son alérgicos, la mantequilla de maní es una excelente fuente de proteínas y grasas saludables. Una porción de 100 gramos proporciona alrededor de 22,5 gramos de proteína, lo que la convierte en una de las fuentes de proteína más ricas entre los alimentos vegetales. Además, la mantequilla de maní es baja en carbohidratos, lo que la hace apta para determinadas dietas.
Además de la proteína, contiene grasas monoinsaturadas, en particular ácido oleico, que se ha relacionado con una mejora en la sensibilidad a la insulina y otros beneficios cardiovasculares. Asimismo, aporta cantidades notables de vitaminas y minerales, como magnesio, vitamina E, y niacina, fundamentales para diversas funciones corporales.
Uno de los mayores peligros del maní y su mantequilla es el riesgo de alergias severas. La alergia al maní es común y puede desencadenar una respuesta inmunitaria peligrosa denominada anafilaxia, que puede ser potencialmente mortal. Los síntomas incluyen dificultades respiratorias, hinchazón y descenso de la presión arterial.
En personas con este tipo de alergia, es crucial evitar incluso pequeñas cantidades de productos que contengan maníes y estar preparados para administrar epinefrina (adrenalina) en caso de una reacción grave. Esta precaución es esencial, ya que la anafilaxia puede progresar rápidamente y requerir más de una inyección.
No todas las mantequillas de maní son iguales. Las marcas comerciales suelen añadir azúcar, aceites hidrogenados (que contienen grasas trans), y sal, lo que puede reducir su valor nutricional. Estas adiciones aumentan las calorías vacías y los riesgos para la salud, como el desarrollo de enfermedades cardíacas.
En cambio, la mantequilla de maní natural hecha únicamente con maníes y sal (y en ocasiones sin sal) ofrece una alternativa más saludable. Esta opción es rica en grasas monoinsaturadas, fibra y proteínas sin los ingredientes nocivos que se encuentran en las versiones procesadas.
Si bien la mantequilla de maní es una fuente proteica importante, su perfil de aminoácidos no es tan completo como el de las proteínas animales. Carece del aminoácido esencial metionina, lo que la convierte en una fuente incompleta de proteínas. Sin embargo, este déficit no suele representar un problema significativo para personas sanas que llevan una dieta variada. Curiosamente, algunas investigaciones sugieren que una ingesta reducida de metionina podría estar asociada con beneficios para la longevidad en animales, aunque estos hallazgos aún no están confirmados en humanos.
Un aspecto destacado de la mantequilla de maní es su contenido de grasas saludables. En particular, los maníes contienen una buena cantidad de ácido oleico, una grasa monoinsaturada que ha mostrado beneficios para el corazón y la sensibilidad a la insulina. Sin embargo, también contienen ácido linoleico, un ácido graso omega-6 que, según algunas teorías, podría estar relacionado con la inflamación crónica si se consume en exceso. A pesar de ello, estudios recientes han demostrado que el ácido linoleico no eleva los marcadores de inflamación en humanos, sugiriendo que el riesgo puede haber sido sobreestimado.
El consumo regular de mantequilla de maní ha sido relacionado con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 a largo plazo. Un estudio que revisó múltiples investigaciones encontró que las personas que comían mantequilla de maní regularmente tenían un riesgo reducido de desarrollar esta enfermedad. Este efecto positivo se debe en parte a su bajo impacto en los niveles de glucosa en sangre y a la presencia de antioxidantes como el resveratrol, que también podrían contribuir a la salud cardiovascular.
Una de las desventajas más notables de la mantequilla de maní es su alto contenido calórico. Con aproximadamente 597 calorías por cada 100 gramos, consumir grandes cantidades sin control puede llevar al aumento de peso. A pesar de su densidad calórica, muchos estudios sugieren que su consumo en moderación es compatible con dietas equilibradas e incluso con planes de pérdida de peso si se ajusta dentro de las necesidades energéticas diarias.
Un problema menos conocido pero importante es la posibilidad de que la mantequilla de maní contenga aflatoxinas, toxinas producidas por el hongo Aspergillus, que puede crecer en los maníes mientras se desarrollan bajo tierra. Estas sustancias han sido relacionadas con problemas de salud como el cáncer de hígado y el crecimiento retardado, especialmente en países en desarrollo. No obstante, en muchos países, como Estados Unidos, la FDA regula estrictamente los niveles de aflatoxinas en los alimentos para asegurar que no superen los límites seguros. Si prefieres evitar este riesgo, elige marcas procesadas que eliminan la mayor parte de las aflatoxinas, o asegúrate de desechar cualquier mantequilla de maní que parezca mohosa o descolorida.