Por qué el ayuno intermitente puede afectar el crecimiento del cabello
El ayuno intermitente, uno de los planes de alimentación que más adeptos ha ganado en el mundo en los últimos años por sus beneficios para la salud metabólica, pero que también es centro de debates sobre el alcance de sus impactos positivos, podría tener efectos no deseados en el crecimiento del cabello, según un estudio publicado en la revista Cell.
Investigadores de la Universidad de Westlake en Zhejiang, China, descubrieron que esta práctica dietética inhibe la regeneración del cabello en ratones y reduce su velocidad de crecimiento en humanos. La causa podría originarse en el estrés oxidativo que sufren las células madre del folículo piloso durante el ayuno.
En experimentos con ratones sometidos a diferentes regímenes de ayuno, se observó una regeneración parcial del cabello incluso después de 96 días, en contraste con los ratones que recibieron acceso continuo a alimentos, quienes recuperaron la mayor parte de su cabello en 30 días.
En humanos, un ensayo clínico con 49 participantes mostró que 18 horas diarias de ayuno ralentizaron el crecimiento capilar en un 18% respecto a un grupo de control. Sin embargo, el investigador principal, Bing Zhang, advirtió que “se necesitan estudios más amplios para verificar este efecto dado el pequeño tamaño de la muestra”.
El estudio liderado por Zhang reveló que el ayuno intermitente activa respuestas de estrés en las células madre del folículo piloso (HFSC), fundamentales para el crecimiento capilar.
Mientras que los ratones alimentados sin restricciones recuperaron su pelo rápidamente tras ser afeitados, los sometidos a ayuno intermitente, ya fuera restringiendo alimentos por horas o en días alternos, experimentan una notable ralentización en la regeneración capilar.
En humanos, los investigadores observaron un efecto similar aunque más leve. Según Zhang, “todavía hay regeneración del cabello; solo que es un poco más lento de lo habitual”.
La inhibición del crecimiento capilar se atribuye al estrés oxidativo que sufren las células madre del folículo piloso durante el ayuno. Estas células, que alternan entre fases de actividad e inactividad, dependen de la activación para promover el crecimiento del cabello. Durante los periodos de ayuno, las HFSC se enfrentan a un cambio metabólico, utilizando ácidos grasos en lugar de glucosa como fuente de energía.
Este cambio, según Zhang, provoca una acumulación de radicales libres que inducen apoptosis o muerte celular programada en las HFSC. En sus palabras: “Durante el ayuno, el tejido adiposo comienza a liberar ácidos grasos libres, y estos ingresan a las HFSC que se activaron recientemente, pero estas células madre no tienen la maquinaria adecuada para usarlos”.
A pesar de este hallazgo, los efectos positivos del ayuno intermitente en la salud metabólica siguen siendo significativos. Estudios previos destacan que el ayuno promueve la autofagia, un proceso de reciclaje celular que contribuye a la regeneración de tejidos dañados.
Además, mejora la resistencia al estrés de las células madre en tejidos como el sanguíneo, intestinal y muscular.
La licenciada en Nutrición María Cecilia Ponce (MN 3362) señaló en una nota a Infobae que el ayuno activa “procesos de lo que se llama autofagia, que es como un ‘reciclado’ celular donde la célula se limpia y puede volver a funcionar más correctamente”. Este efecto se considera crucial para la desintoxicación y reparación celular.
No todos los tejidos reaccionan de la misma manera al ayuno intermitente. Mientras las células madre del folículo piloso se ven afectadas negativamente, las células madre epidérmicas, responsables de mantener la barrera cutánea, muestran mayor resiliencia gracias a su capacidad antioxidante.
Los experimentos con ratones demostraron que la aplicación de antioxidantes, como vitamina E, puede mitigar los efectos del ayuno en las HFSC. Este enfoque también fue respaldado por métodos genéticos que aumentan la capacidad antioxidante de las células, permitiéndoles sobrevivir durante los períodos de ayuno.
“Durante el ayuno intermitente, el organismo entra en un estado de descanso digestivo que activa procesos metabólicos importantes como la autofagia, pero cada cuerpo responde de manera distinta, y por eso es crucial evaluar los efectos individuales de esta práctica”, remarcó Ponce en este punto.
Los investigadores subrayan la necesidad de evaluar los efectos del ayuno intermitente en diferentes tipos de células y tejidos. Según Ömer Yilmaz, biólogo del Instituto Tecnológico de Massachusetts, que no participó en el estudio, “se había llegado a la conclusión de que el ayuno sería beneficioso para la mayoría de los tipos de células, sino todos, y bueno para las células madre. Esto es lo contrario de lo que se esperaba”.
Aunque el impacto en humanos parece menos severo que en ratones, Zhang advierte que “la población humana es muy heterogénea, por lo que los efectos pueden ser diferentes para distintas personas”. Asimismo, Yilmaz señaló que “estos hallazgos deberían impulsar más investigaciones sobre los efectos del ayuno en las células del cerebro y el hígado”.
Elaine Fuchs es investigadora de células madre en la Universidad Rockefeller, y si bien no participó del estudio reflexionó que “en el ayuno intermitente, el cuerpo no sabe cuándo recibirá la próxima comida, y la necesidad pasa a ser proteger los órganos principales y prescindir de aquellos que no son esenciales”.
El ayuno intermitente, aunque reconocido por sus beneficios metabólicos, puede tener efectos secundarios inesperados como los observados en el presente trabajo. Por eso, es fundamental entender sus impactos completos en el cuerpo humano, especialmente en los tejidos periféricos. La aplicación de antioxidantes podría ofrecer una solución paliativa, pero los hallazgos refuerzan la importancia de personalizar cualquier régimen de ayuno y alimentación bajo supervisión médica.