El Perú celebra 200 años de su independencia con grandes cambios y muchas expectativas
luego de la asunción a la presidencia de Pedro Castillo Terrones, un ex profesor y líder
sindical que representa, para un gran sector de la población, la oportunidad de cerrar
amplias brechas históricas en el país.
Sin embargo, este cambio de mando ha pasado por alto a una personalidad importante en
el desarrollo político del país en los últimos meses: Francisco Sagasti. Si bien para muchos
Sagasti era un personaje con poca relevancia en el panorama nacional, ya que su forma de
comunicarse con la población rondaba más lo académico que lo político, no ha habido mejor
gestión en los últimos 5 años más impecable que la del señor Sagasti.
Aunque su irrupción en la presidencia fue netamente azarosa y respondía más a intereses
políticos externos que a deseos personales propios, el rol que asumió este presidente
transitorio fue fundamental para poner un alto a la escalada caótica en la que el Perú se
sumía luego del desfile de 4 presidentes en un tan corto periodo presidencial.
No obstante, a pesar de que, en retrospectiva, su labor más relevante haya sido mediar un
camino democrático que frene la crisis política del país, el reconocimiento inmediato más
relevante ha sido una con beneficios fácticos que involucran la vida de todos los peruanos:
la compra de vacunas.
Hay que recordar que, a mediados de noviembre del año pasado, la crisis política tuvo
consecuencias incalculables al suprimir la firma con diversos laboratorios internacionales
para adquirir las vacunas que permitan proteger a los peruanos del coronavirus.
Sagasti asumió la labor titánica de conseguir lo que, en algún momento, parecía lejano:
vacunas para todos los peruanos establecidas en un cronograma de vacunación en los
próximos meses que restan del año.
Una gran personalidad asumió el reto de guiar al país en una de las crisis sanitarias más
fuertes en lo que va del siglo y hoy que se ha retirado la banda presidencial no queda más
que reconocer el difícil rol que ha asumido. Fracisco Sagasti fue un presidente interino que
llevó hasta las lágrimas el deseo de que el Perú sea grande, las hizo acción y se convirtió
en la historia de cómo pudimos salvar la vida de muchos peruanos a pesar de la crisis.