¿Alguna vez te pasó que el miedo te ayudó a tomar acción? ¡A mi si y muchas veces! De hecho, me pasó recientemente que tuve mucho MUCHO miedo y era tan fuerte que tenía dos opciones: o seguir con ese miedo y rezar para que eso a lo que le tenía mucho miedo (propiamente dicho temor) no sucediera y vivir un día a día con mucha intranquilidad, o tomar acción (incluyendo seguir rezando) y buscar una posible solución! ¡Fui por la segunda opción y literalmente ese miedo no está más! ¡El miedo me Impulsó! Te cuento todos los detalles en el último posteo que hice en mi Instagram @valelaco el pasado domingo 26 de noviembre
Piensa en tu adolescencia, o en eso primeros pasos que diste para comenzar a independizarte ¿Hubo algo que te generó mucho temor? ¿Qué hiciste al respecto? ¿Lo pudiste enfrentar y avanzar? ¿Qué consecuencias tuvo tu accionar en tu vida?
Vayamos ahora por otro ángulo: ¿Hay algo que desees profundamente hacer pero no estés dando ese paso para lograrlo por miedo? Puede ser en el ámbito profesional, en el familiar (tener una conversación profunda con ese ser querido y no te animes) o en el ámbito deportivo por ejemplo. ¿Por qué crees que no estás avanzando? ¿Será porque crees que no hay riesgo en no avanzar? ¿A qué estás renunciando por no dar esos pasos?
Aquí te quiero compartir una “pregunta milagro” que utilizan muchos terapeutas para ayudar a las personas a visualizar claramente lo que desean y alcanzar sus objetivos. Son preguntas de la Terapia Breve Centrada en Soluciones desarrollada en la década de los 80 por Steve de Shazer e Insoo Kim Berg. Un ejemplo de pregunta milagro podría ser: “Imagina que un milagro sucede esta noche mientras duermes y, al despertar, te das cuenta de que has logrado eso que tanto deseabas ¿Qué cambios notarías en tu vida? ¿Qué harías de manera diferente en tu día a día? ¿Qué cambios verías en ti misma y en tus vínculos cercanos?”
Estas preguntas pueden ser un gran punto de partida para conversaciones más profundas y específicas sobre los cambios que deseas implementar y las acciones concretas que puedes tomar para alcanzar tus objetivos. Ayudan mucho a visualizar de manera más concreta lo que deseamos y el impacto que tendría ese logro en nuestras vidas.
Pero sabemos que aún teniendo el deseo ahí claro y muy presente muchas veces no tomamos acción porque la fuerza del deseo no es suficiente. ¿Cuál es la fuerza que le gana? El MIEDO, el miedo a intentarlo y fracasar, el miedo a renunciar a lo conocido, el miedo al cambio.
Volvamos a la definición de miedo que te compartí en la columna que escribí en julio titulada Miedo a Invertir. Norberto Levy, define al miedo como “una valiosísima señal que indica una desproporción entre la amenaza a la que nos enfrentamos y los recursos con que contamos para resolverla. Sin embargo, nuestra confusión e ignorancia lo han convertido en una «emoción negativa» que debe ser eliminada”.
No debe ser eliminada, ¡debe ser escuchada! Está en nosotras hacer que sea funcional o disfuncional. Como dice Norberto Levy “El miedo disfuncional es aquel que angustia, inhibe, desorganiza y bloquea la posibilidad de experiencia y aprendizaje. Por el contrario, el miedo funcional es aquel cuya angustia es utilizada como señal que muestra una desproporción entre el peligro al que nos enfrentamos y los recursos de que disponemos, y que además pone en marcha la tarea de reequilibrar tal desproporción”. O sea pone en marcha la búsqueda de recursos.
Te comparto un ejemplo con el que trabajo a diario: El deseo de Emprender. Muchas mujeres me consultan porque tienen muchas ganas de emprender, de desarrollar su propio negocio y renunciar a su trabajo en relación de dependencia pero por temor no toman acción. Hasta antes de comenzar a trabajar juntas ese temor las paralizaba, las llenaba de ansiedad y hacía de perfecto procrastinador, encontrando siempre la excusa para no enfrentar el temor y avanzar. O sea, el miedo era disfuncional y les impedía accionar para lograr su deseo. Hasta que un día algo ocurre y deciden dar un gran paso: por ejemplo pedir ayuda. Algunas veces eso que ocurre es el hartazgo y deciden actuar. Sin embargo, lamentablemente, muchas veces eso que ocurre es algo grave y crítico que les genera mucho miedo (por ejemplo se quedan sin trabajo, o se dan cuenta que necesitan generar más ingresos para construir su libertad financiera y no les queda tanto tiempo de etapa activa) Tienen temor a no tener suficiente dinero para cubrir su estilo de vida, por ejemplo. Aquí es dónde el miedo es tan fuerte que, si se enfrenta, puede impulsar a la acción y al cambio, o sea es un miedo funcional. Entonces, ¿En qué es lo primero que trabajamos? En “explorar/destapar/desnudar al miedo” y es lo que te propongo hacer a ti. ¿Con qué recursos cuentas para lograr tus objetivos? Analiza en detalle la desproporción entre el peligro al que te enfrentas y los recursos de que dispones y luego ponte en marcha para reequilibrar tal desproporción.
¿Qué nuevos recursos necesitas adquirir o desarrollar? ¿Qué acciones concretas puedes llevar adelante para obtenerlos? Contestarte cada una de esas preguntas te va a dar muchísima claridad y un plan de acción para ir paso a paso hacia lograr lo que te propongas. ¡Que el miedo te impulse a construir la vida que realmente valoras!
“Si desarrollar tu Inteligencia Emocional Financiera te es COHERENTE, ¡VALE!”
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