Estimados amigos, los saluda Rubén D. Arvizu, compartiéndoles mi modesto homenaje para el niño palestino de Gaza que murió, junto con su perro, hace unos días en medio de los continuos bombardeos de una guerra muy cruel, que no parece tener fin.
Un vínculo inquebrantable
No supe tu nombre, ni tu edad, ni la de tu compañero pero tu imagen vivirá por siempre,
como un testimonio de amor, puro e inocente.
Aunque tus piernas fueron rotas por la violencia cruel, tu noble can fue tu apoyo siempre fiel,
tu alegre compañero en medio del dolor,
tu amigo sin condiciones en un mundo sin amor.
En los escombros de Gaza, donde la guerra ha dejado desolación y tristeza a un pueblo desolado,
que tu muerte no se tome como un hecho aislado, recordándonos con eso que a pesar de todo aún queda, la ilusión de una tregua, que aún no llega.
Tu memoria será una voz por la concordia
en contra de esta guerra absurda, cruel y sin misericordia. Que tu muerte sea el faro que guíe a la humanidad
hacia un futuro, donde reinen la paz y la verdad.
Tus ojos cerrados de miradas tan bellas, hozan ya como nunca, las grandiosas estrellas.