Comenzamos el último año del primer cuarto del siglo XXI con muchas expectativas, pero también con dudas y temores. Los grandes avances tecnológicos y científicos de estos últimos 25 años nos han permitido observar rincones del universo que hasta ahora eran desconocidos y avanzar en la comprensión de nuestro lugar en el cosmos. Al mismo tiempo, en la Tierra hemos sido testigos de grandes tragedias, algunas causadas por la naturaleza y otras provocadas por el ser humano. Tendemos a repetir errores del pasado, como si no aprendiéramos de ellos; basta mencionar los conflictos armados que asolan a millones de personas.
En el ámbito político, la mentira y el engaño están a la orden del día y cada vez dependemos más de la Inteligencia Artificial para informarnos, lo que también contribuye al problema. ¿Estamos al borde de una nueva edad oscura de irracionalismo y superstición?
Para ilustrar mejor lo que digo, invito a los lectores de La Visión a que escuchen la lectura que hice del prefacio del excelente libro de Carl Sagan El mundo y sus demonios. –La ciencia como una luz en la oscuridad, publicado en 1995. Sagan demuestra que el pensamiento científico es necesario, para salvaguardar nuestras instituciones democráticas y nuestra civilización.
Su obra póstuma fue Billones y billones: pensamientos sobre la vida y la muerte al borde del milenio, publicado en 1997. En ese libro, Sagan examina magistralmente las preguntas fundamentales sobre nuestra vida, nuestro mundo y el universo que nos rodea.