Un poema fuera de serie, y una historia que contar
En 2019, un gran y querido amigo de la Ciudad de México me hizo conocer el trabajo literario de un gigante de las letras brasileñas. El poeta, investigador y crítico de arte, Mario Raúl de Morais Andrade, quien naciera en São Pablo, Brasil el 9 de octubre de 1893, y falleciera en la misma ciudad el 25 de febrero de 1945.
Se le considera como uno de los principales impulsores y creadores del futuro artístico de Brasil, la Semana de Arte Moderno, -celebrada en São Paulo en 1922. Estuvo a cargo de la dirección del Departamento de Cultura del Municipio de São Paulo y de la cátedra de Historia y Filosofía del Arte en la Universidad del Distrito Federal, en Río de Janeiro. “Su colección de poemas Paulicéia Desvariad (1922), fue considerado el primer libro del movimiento modernista, y le valió el que lo llamaran «Papa del modernismo brasileño”. (Fernández, Tomás y Tamaro , Biografía de Mario de Andrade)
Sus poemas destilan amor, muestran la vida cotidiana y describen simples ideas y emociones con un especial tono irónico. Escribió su primer poema a los once años. En la década de 1920 se estableció como escritor, además de publicar crónicas de crítica musical y de las artes plásticas.
Su primera novela, Macunaima está reconocida como una de las obras maestras de la narrativa brasileña del siglo XX. Muchos de sus escritos los ilustró con estupendas fotografías, pues además era un gran fotógrafo.
En su poema Mi alma tiene prisa, nos plantea una íntima reflexión sobre la vida, comparándola con una bolsa de dulces que consumimos, muchas veces con rapidez, sin pensar en el mañana.
El poema me fascinó, y en varias ocasiones lo leímos mi amigo y yo, y nos hacía sentir muy bien.
Este año, Rubén, que era el nombre de mi camarada, cayó enfermo de COVID, y me contaba sus vicisitudes tratando de superar el maligno virus. Usando la tecnología del teléfono celular, intercambiábamos textos y sonidos, hasta que un día, recibí uno muy corto, en el que me decía que estaba llegando al final de su camino. Había estado en un ventilador tratando de recuperar su respiración normal, pero sus pulmones le estaban fallando día con día y sabía que su batalla estaba prácticamente perdida. Le contesté de inmediato, pero su respuesta, muy corta, fue prácticamente una despedida. No volví a recibir más mensajes, su corazón dejó de latir vencido por el mortal coronavirus.
Como un recuerdo para él, grabé el poema e hice algo más, me atreví a agregar unas palabras donde el poema original termina cuando dice … Tenemos dos vidas y, la segunda comienza cuando te das cuenta de que sólo tienes una… El texto que continúa hasta el final es una recopilación de palabras que mi tocayo me dijo en su último mensaje, y que yo arreglé un poco para darle más sentido.
Como nota final, envié la grabación a un amigo mío diseñador de arte, que reside en São Paulo, el cual me dijo que no creía que lo que yo había agregado desvirtuaba el mensaje original.
Dentro de unos días presentará mi grabación en español, además de una lectura en portugués grabada por una amiga actriz de doblaje brasileña, Daniela Piquet, a los directivos del Museo Mario de Andrade en esa hermosa ciudad. Están interesados en escucharla y si la directiva lo considera conveniente, las grabaciones, con imágenes agregadas alusivas al mensaje, se proyectarían en el Museo. Mientras tanto, les comparto mi grabación a los amigos de LA VISION.