Planeta Tierra, planeta azul, planeta agua. Cuando la Tierra es vista desde el espacio, la predominancia del agua es evidente. Casi tres cuartas partes de la
superficie terrestre están cubiertas por este preciado líquido.
El agua es el elemento de la naturaleza más antiguo en nuestro planeta. La mayor parte del agua de la Tierra ha estado aquí desde hace millones de años.
Cuando tomamos un vaso de agua, es como si bebiéramos la historia del mundo.
Por ejemplo, el agua en ese vaso tal vez provino de la evaporación de una piscina hace una semana, o llegó hace un año por medio de una tromba marina.
Tal vez corrió por la cabeza de un bebé cuando lo bautizaron hace 100 años, o lanzada al aire por una ballena hace mil años. Quizás fue parte del baño que tomó un poderoso señor maya hace 3 mil años, se derritió de un glaciar hace 20 mil años, corrió por las venas de un dinosaurio hace 100 millones de años, o fue expulsada por una almeja hace 500 millones de años, por la explosión de un volcán hace 2 mil millones de años, o por la caída de ciertos cometas helados de composición similar a la de los asteroides hace 3,500 millones de años.
No olvidemos lo que representa esa sencilla gota de agua, que es esencia de la vida. Pero ese vital líquido está evaporándose y contaminándose a pasos
agigantados debido al Calentamiento Global, un hecho que ha sido en mucho, ocasionado por la incesante quema de combustibles fósiles, la contaminación de desechos humanos e industriales y el desperdicio por ignorancia y malas infraestructuras.
Ríos, lagos y grandes presas construidas por el hombre se están quedando vacías ante las crecientes necesidades diarias de los ya 8 mil millones de seres humanos.
De entre todos los otros problemas que enfrentamos; guerras, nuevas variedades de virus, confrontamientos políticos, crisis económicas, si no tenemos agua para sostener la vida no tendremos más oportunidad de seguir en nuestra Madre Tierra, cuya paciencia, la estamos llevando al límite. El tiempo para actuar se está agotando.