Pongamos en perspectiva las palabras del gran astrónomo, astrofísico y educador científico, Carl Sagan, quien en su libro El Mundo y sus Demonios, publicado en 1995, un año anterior a su muerte, describió en forma casi profética el mundo que vivimos en 2022. La economía basada en los servicios y la información.
Pero ¿qué clase de información? Sagan lo indica en los siguientes párrafos,” imposible de distinguirse entre lo bueno y lo que es cierto, y esos enormes poderes informativos en manos de sólo unos cuantos poderosos.” El mejor caso que ilustra esto es el Tweeter, el servicio de redes sociales más conocido y popular, que permite a sus usuarios enviar mensajes de 140 caracteres, llamados tweets. Jack Dorsey fue su creador y fue puesto en el mercado en 2006. En un tiempo récord se ha convertido en la mayor fuente de noticias del mundo, con más de 350 millones de usuarios que envían más de 500 millones de tweets diarios, la mayoría utilizando dispositivos móviles.
La plataforma es famosa por la velocidad con que puede transmitir noticias en forma casi instantánea, incluyendo imágenes y sonido. Desafortunadamente, como en toda innovación humana, está el lado positivo y el negativo. Es una forma práctica y atractiva de conocer y ver bellezas naturales, sucesos históricos, eventos deportivos, musicales, así como una gran cantidad de comentarios de toda clase. La otra cara de la moneda es que mucha información es falsa, distorsiona la realidad y da pie a insultos y mucha desinformación. Ante ello, se han establecido reglas y medidas para evitar esos abusos, como la cancelación de cuentas de usuarios, como la del expresidente Donald Trump, quien utilizó este medio en forma masiva para atraer a sus seguidores en su campaña presidencial de 2016, al mismo tiempo que esparcía mentiras y, además, incitó al ataque del 6 de enero de 2020 al Capitolio, en su intento por conservar el poder a toda costa. La historia es conocida muy bien por todos – los que abren los ojos para ver la verdad.
Hace unos meses, el multibillonario Elon Musk, decidió que quería comprar Tweeter pagando 40 billones de dólares, y después de una verdadera comedia de “siempre no, siempre sí, te obligo y al final acepto” Elon es ahora el “rey del Tweeter” y en un caótico inicio de operaciones, despidió de inmediato a la gran mayoría de técnicos y empleados
que hacían funcionar la plataforma, ocasionando incertidumbre y un alto riesgo de seguridad para sus usuarios y clientes. Por si fuera poco, organizó el pasado viernes 18 una encuesta en Tweeter preguntado si era correcto que Trump pudiera regresar como usuario. A pesar de que en estos medios proliferan los llamados bots que influyen la opinión pública usando numerosas cuentas falsas, Musk anunció que el 51% había votado” si” y por lo tanto Trump puede volver a hacer su juego de siempre.
Ante esto, y el mayor peligro de personificación falsa de productos, compañías y personas, como el caso de la farmacéutica Elly Lilly, cuya cuenta de Tweeter fue falsificada anunciando que “sus productos de insulina eran gratuitos” y eso causó que sus acciones se desplomaran en la bolsa de valores. Ante esto, empresas como Google,
Ford, Coca-Cola, Oreo Mondelez, General Mills, GM, Audi, Pfizer y muchas más han detenido sus anuncios en la plataforma, lo que ha provocado una importante crisis de efectivo para la empresa. Al mismo tiempo hay una migración de personalidades, escritores, políticos y demás que no quieren estar en la ingrata compañía de Donald Trump.