Al finalizar el 2020 con 1’015 137 casos confirmados de Covid-19 y 37 724 decesos, la idea de una vacuna para contrarrestar el virus se veía cada vez más necesaria y lejana; el panorama político de ese momento, luego de la vacancia de Martin Vizcarra y el ilegítimo ascenso del entonces presidente del Congreso Manuel Merino, alejaban la ilusión de concretar acuerdos con farmacéuticas internacionales con la finalidad de alcanzar una vacuna pública, segura y gratuita frente a países continente, como el caso de Chile o Argentina, que ya se encontraban en etapas avanzadas del proceso de adquisición.
Lejana parecía siquiera la sombra de una solución próxima e imaginábamos incluso un par de años nuevamente confinados mientras esperábamos que, dada nuestra posición y desarrollo en el ranking del mundo, el compuesto farmacéutico llegase con años de retraso en tanto la tasa de vacunación aumentaba en países de primer mundo como Estados Unidos, España y el resto del viejo continente. Sin embargo, un hecho sentenció el cambio en las proyecciones y es justamente la decisión que ha permitido que actualmente podamos asistir a los vacunatones y festivales de vacunación que una vez más resaltan la personalidad y creatividad de los peruanos frente a la adversidad.
Este hecho no ha sido gratuito y, por el contrario, resulta necesario señalar explícitamente la gran labor realizada por el presidente interino Francisco Sagasti respecto a la firma de contratos y adquisición de vacunas. La titánica tarea de negociar términos y fechas que realizó el corto gobierno de Sagasti, a quien se le criticaba mucho la ausencia política que representaba frente a la agresiva oposición que ya había logrado desestabilizar a dos presidentes. El mensaje a la nación de Sagasti debe ser, en mi opinión, uno de los mejores mensajes transmitidos por un presidente peruano en la actualidad; no solo por el contenido emocional que transmitió al citar a Avelino Cáceres conmovido hasta las lágrimas, sino por noticia que repercute al momento la vida de los peruanos: un total de 100 millones de dosis aseguradas que permiten un calendario de inmunización hasta el 2022 que hoy permite eventos como el vacunafest, en el que los jóvenes desde los 20 años pueden asistir a inocularse disfrazados al ritmo de las canciones de moda.
El actual gobierno de Castillo tiene la responsabilidad de continuar esta titánica labor y, si bien el calendario de inoculación está avanzando con velocidad, queda pendiente continuar asegurando el futuro y analizar cuáles serán los pasos siguientes para un país que aún se encuentra levantándose frente a la adversidad y que necesita urgentemente toda la atención en el sector salud para que la vida de más peruanos no corra riesgo. En las manos del presidente Castillo queda el fuego olímpico que le ha sido entregado por un gran personaje, aunque de perfil bajo, y al que hoy tenemos tanto qué agradecer.