Para aquellos, que como yo respaldan la creación de un Estado palestino que reconozca a Israel y garantice la paz, algo conocido como la “solución de dos Estados”, es complicado solidarizarnos con manifestantes que además de emplear eslóganes antisemitas, muestran tolerancia hacia el terrorismo.
Más de dos mil estudiantes fueron arrestados en varias universidades de Estados Unidos, en muchos casos por ocupar edificios o interrumpir clases. No obstante, todo parece indicar que esta situación no está atrayendo mucho apoyo en la opinión pública estadounidense, ya que las encuestas realizadas muestran una visión contraria a la que miles de personas afirman a través de medios y redes sociales, culpando exclusivamente a Israel por lo que está sucediendo.
Por el contrario, según una nueva encuesta de Harvard-Harris del Instituto de Política de la Escuela Kennedy de la Universidad de Harvard, el 80% de los votantes expresan su respaldo a Israel en el conflicto de Gaza, mientras que el 20%, muestra su apoyo a Hamás, el grupo terrorista que desencadenó el conflicto con su ataque del 7 de octubre contra Israel.
En oposición a la especulación de que las manifestaciones antisraelíes podrían restarle gran apoyo juvenil al presidente Joe Biden en las elecciones de noviembre, esa encuesta de Harvard-Harris reveló que el conflicto entre Israel y Hamás se sitúa en el puesto 15 entre las principales preocupaciones de los jóvenes, por debajo de la inflación y el cambio climático.
Es importante señalar que la mencionada encuesta se realizó en línea, entre 2.300 votantes registrados de distintas edades, etnias, géneros y afiliaciones políticas, para evaluar su reacción a la guerra entre Israel y Hamás.
Mark Penn, codirector de la encuesta, afirmó que “el apoyo a Israel «no ha cambiado» a pesar de los «disturbios en el campus». Así mismo indicó que las protestas estudiantiles parecen no estar en sintonía con las actitudes públicas, más amplias, sobre Israel, y que la encuesta muestra que los estadounidenses, en gran medida, quieren un alto el fuego en la guerra, y que los rehenes que tomó durante su ataque a Israel, el 7 de octubre, sean liberados.
En el mismo sentido se pronunció la encuestadora Gallup, que indicó en su última encuesta que más del 60% de los encuestados, si bien están en contra de la guerra, no apoyan el atentado realizado por Hamás en octubre del 2023.
Es por ello que esas manifestaciones antisraelíes, realizadas en las principales universidades de Estados Unidos, tienen un efecto contrario al que esperaban sus protagonistas, y más bien perjudican a la causa palestina al hacerse eco de consignas abiertamente antisemitas.
Quizás, esas protestas hubieran sido mucho más efectivas si se hubiesen enfocado en presionar por un alto el fuego y exigir la liberación de los rehenes israelíes que permanecen en Gaza. Ese silencio sobre los crímenes de Hamás hace que muchos lo puedan percibir como cómplices del terrorismo.
Si bien es cierto que es difícil no estar horrorizado por la respuesta ordenada por Benjamín Netanyahu de bombardear todo lo que el ejército encontrara a su paso en Gaza, de forma tan desproporcionada que miles de niños han muerto, otros han quedado mutilados o huérfanos, también lo es negarse a reconocer lo que hizo Hamas para desencadenar lo que está sucediendo. Ello implica estar ante un sesgo que no hace bien, ni a la casa de estudios, donde en principio esos estudiantes se están formando, y tampoco a las verdaderas razones del vergonzoso comportamiento de Israel al matar a tantos civiles palestinos en su persecución a los terroristas de Hamas.
Como se recordará, esa mañana de octubre del 2023, Hamas lanzó un ataque contra 22 comunidades civiles israelíes cercanas a la frontera de Gaza y un festival de música en la que perecieron 1.200 personas y secuestró a 240. Entre las víctimas se encuentran padres fusilados delante de sus hijos, niños delante de sus padres, y mujeres violadas. La organización terrorista secuestró o mató a todo el que pudo, desde niños hasta abuelos enfermos, y por supuesto, para que no quedaran dudas de la hazaña, documentó todo con cámaras GoPro.
Creo en la solución de dos Estados en la que Israel, a cambio de garantías de seguridad, se retire de Cisjordania, la Franja de Gaza y las zonas árabes de Jerusalén Este, y se establezca, en esos territorios ocupados en 1967, un Estado palestino desmilitarizado que acepte el principio de dos Estados, para dos pueblos.
Sin dejar de mencionar que la capital del Estado de Israel es Tel Aviv y Jerusalém es el lugar de encuentro de cristianos, judíos y musulmanes, tal y como lo estableció Naciones Unidas.
De toda esta amarga situación me quedan muchas preguntas sin respuestas:
¿Quién está detrás de esto?
Vale señalar que los no estudiantes constituyen entre un tercio o la mitad de los antagonistas detenidos, según información de la propia policía de Nueva York; ¿quién financia estos campamentos?
Se puede entender la preocupación y la solidaridad de tanta gente ante el sufrimiento de los que viven en Gaza, pero, ¿por qué ignorar y aplaudir lo que Hamas hizo en Israel el 7 de octubre?
Lo anterior me recuerda la guerra que se está viviendo, en estos momentos, en Europa del Este por la invasión de Rusia a Ucrania. No me viene a la mente que haya habido semejantes acciones de protestas por el genocidio que está cometiendo Vladimir Putin en el país vecino. Por lo que me crea dudas sobre si existe o no una crisis ética en todo este escenario de protestas y en las universidades. Tengo claro que el mal es el mal, y el mal nos amenaza a todos, por lo que no hay que banalizarlo, y habría que preguntarse ¿cuánta más gente debe morir en una guerra manejada por terroristas y políticos radicales para que una vida valga la pena?.