La asunción de Xiomara Castro al poder, a finales de enero, pondrá fin a doce años de Gobierno conservador conducido por Juan Orlando Hernández, quien termina su segundo mandato en medio de señalamientos de narcotráfico en Estados Unidos. Xiomara Castro, esposa del expresidente Manuel Zelaya (2006-2009), quien fue derrocado por una alianza cívico-militar por promover reformas constitucionales que la ley no permitía, así como por su acercamiento con Cuba y la Venezuela de Hugo Chávez. La señora Castro, prometió “un Gobierno de reconciliación”.
El triunfo de la esposa del expresidente Manuel Zelaya superó el 68% de los votos, una cifra alta en un contexto de apatía ante las urnas, Castro de 62 años, regresa al poder como presidenta, después de haber sido derrocada como primera dama. Con este triunfo no queda ninguna duda que le devolverá el protagonismo a Venezuela y dará oxígeno a Nicaragua. Probablemente confrontaba problemas con la casta militar y las relaciones con Estados Unidos podrían ser muy tensas, aún cuando el gobierno de Biden reconoció su triunfo formalmente.
Honduras se dispone a cambiar de rumbo radicalmente. Vale recordar que es el segundo país más pobre del continente después de Haití. Políticamente hablando su principal apuesta es por una Asamblea Constituyente, para lo que necesitará un amplio apoyo en el Congreso y para lo cual deberá tener mucha mano izquierda para negociar los apoyos. En lo económico sus propuestas son tan vagas que cabe de todo, una especie de arbolito de navidad, desde apoyo a las pequeñas empresas hasta planes para jóvenes con las que intenta frenar las caravanas que vacían el país.
En el campo internacional, su partido, LIBRE, forma parte del Foro de São Paulo que aglutina a las principales formaciones izquierdistas del continente desde las FARC hasta el indigenismo de Evo Morales. Honduras es uno de los 15 países del mundo que, a cambio de cooperación, mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán, pero el equipo de la nueva presidente ha dejado ver que podría cambiar de socio y abrir las puertas a China.
La presidente electa tiene ante sí un reto titánico; asumir las riendas de un país quebrado socialmente que en el último año ha sufrido dos huracanes seguidos, alta inflación, azote de las bandas criminales y una corrupción imparable, digna de un juego de video realidad virtual. Desde hace años, Honduras es una máquina de expulsar caravanas de jóvenes hacia Estados Unidos y si nada lo remedia, tras una caída del 7,5% de su economía causada por la pandemia, terminará el año 2021 con 700.000 nuevos pobres, según lo señala el Banco Mundial.
Para que tengan una idea de lo que les digo, Honduras sigue siendo uno de los doce países más sangrientos del planeta, la violencia, el hambre o los fenómenos meteorológicos conduce a que 200 familias pidan diariamente asilo en Estados Unidos, según datos de la ONG Centro de Documentos. En dirección inversa, todos los meses, sin fallar uno solo, llegan 4.000 hondureños deportados desde Estados Unidos, México o Guatemala. Una rueda de emigración-deportación-emigración que no se detuvo ni con el Covid19, mientras tanto las remesas se han convertido en el sector salvavidas del país ya que suponen el 25% del PIB de Honduras.
Para hacer frente a todo ello cuenta con un equipo heredado de la etapa de su marido en el que hay desde nostálgicos del castrismo “a funcionarios capaces de ponerse una corbata para negociar con el Fondo Monetario Internacional”, según fuentes cercanas a su equipo.
Más allá de Honduras, el giro a la izquierda agita el tablero centroamericano. Su esposo, Manuel Zelaya y Daniel Ortega son buenos amigos, y el ranchero de Olancho como se le conoce en Honduras, no olvida que el sandinista le acogió y lo paseó cuando salió del poder en 2009, también con Nicolas Maduro mantiene una buena amistad ya que fue Maduro como Ministro de Relaciones Exteriores de Chávez, el que puso el pecho a nivel regional en defensa de la estadía en el poder de Manuel Zelaya en Honduras.
Dos observaciones finales debo hacer, la primera respecto a la promesa hecha por la Sra. Castro de hacer “un Gobierno de reconciliación”, a mi particularmente me gustaría saber, así como al resto de los latinoamericanos como lo lograría con tremendo escenario al que se va a enfrentar. El ser humano de cualquier nacionalidad se alimenta con 3 comidas diarias y no con clichés políticos. No obstante todos esperamos ver, para copiar, la tecnología que va a utilizar para lograrlo.
En este punto quisiera recordar el primer discurso público de la Sra. Castro después de haber sido declarada Presidente electa de Honduras: “EL ESPÍRITU DEL COMANDANTE CHÁVEZ ANIDA EN CADA UNO DE LOS HONDUREÑOS. COMPAÑERO NICOLÁS, UD NO ESTÁ SOLO, HABEMOS CIUDADANOS QUE ESTAMOS RESPALDANDO SU LUCHA Y NO LO VAMOS A DEJAR SOLO”.
La segunda dirigida al mapa latinoamericano; Honduras entra triunfal a conformar el eje de izquierda en la región, algunos lo llaman el EJE MAL. La situación se pondrá más grave cuando se produzca la elección presidencial en Brasil, la economía más grande de America Latina y reasuma el poder Luis Ignacio Lula Da Silva, más radical que nunca y quien además en su reciente gira por Europa, defendió los procedimientos llevados a cabo por Daniel Ortega para ser reelecto en Nicaragua.
Desde esta columna la felicito Sra. Castro y le deseo el mayor de los éxitos.