Es suficiente con darle un vistazo a los titulares de la prensa diaria para darnos cuenta que en el mundo están pasando muchas cosas nuevas y juntas, un mundo convulsionado con las crisis, líderes de países que no aciertan con sus políticas, sistemas políticos amenazados, potencias globales amenazadas y hasta la naturaleza se ha manifestado con accidentes climáticos cada vez más frecuentes. Todo parece estar cambiando.
El mundo de hoy es muy diferente de lo que era hace 20 años. El América Primero, por ejemplo, se impuso a la cooperación multilateral y hoy es difícil esperar algo más que respuestas nacionales a cualquier crisis que se presente, independientemente de sus dimensiones, un ejemplo de ello es la aparición del CORONAVIRUS que exige una contundente coordinación global como sucedió en crisis anteriores y no la hay. Como ejemplo de lo que debe funcionar, fue la acción decidida del Grupo de los 20, que emergió como principal institución de coordinación global en plena crisis financiera de 2008, momento en el cual se evidenciaba que las economías desarrolladas necesitaban de las economías emergentes para hacer frente a la crisis, en ese momento China accedió a coordinar sus políticas para evitar daños mayores a su economía. Hoy eso es cuestión del pasado.
Varios de los analistas más respetados del mundo, han señalado que el orden internacional actual no cuenta con las instituciones requeridas, ni con el respaldo internacional necesario para enfrentar retos. Menos aún en un entorno político internacional que ha propiciado la elección de líderes populistas, cuya propuesta política implica el repudio de las instituciones multilaterales creadas después de la Segunda Guerra Mundial, que de paso están funcionando con las mismas reglas con las que se fundaron, lo cual es también un problema grave.
Este Des-orden Mundial del siglo XXI, presagia que vamos a transitar sobre un camino con reglas nuevas que aún están por definirse, o en el peor de los casos, sin ellas. En este artículo intento dar mi opinión acerca del mundo, que a mi modo de ver, se avecina. Valores como los que están enmarcados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y otras Convenciones sobre derechos esenciales quizás no continúen siendo tan universales. Ideales como el derecho a la vida, a no ser torturado o a pedir asilo comienzan a estar dentro del ámbito del cuestionamiento.
Ello se demuestra cuando países eluden sus obligaciones y cierran el paso a refugiados, cuando el régimen imperante en Venezuela destruye el país y no rinde cuentas, cuando en Filipinas hay un presidente con una enorme popularidad que se jacta de públicamente de haber asesinado, personalmente, a presuntos criminales o cuando la Corte Penal Internacional de La Haya no asume las responsabilidades para la cual se creó o cuando se acepta lo que antes era intolerable.
Da la impresión que la era de la política tradicional comienza a tocar fondo, dejando la puerta abierta a nuevas fuerzas políticas populistas, como es el caso de Brasil, Venezuela, Nicaragua, el Salvador, Argentina y México en Latinoamérica, pero también se ve en Europa con Hungría, Polonia, o Turquía, solo por nombrar algunos. Sin embargo, hay un problema mayor, lo que sea ha dado en llamar la post-verdad que engloba al resto y que mejor define el vahído del momento actual: las FAKES NEWS, que siempre han existido, pero lo que cambia es el alcance y la velocidad con que se distribuyen. Tengo la impresión que los medios tradicionales perdieron el monopolio del relato de la historia y el ciudadano de a pie, si no tiene un mínimo de sentido común, se va tragando sin cuestionar todo lo que le llega por vía las redes sociales, alejándolo de la realidad. El sueño de cualquier asesor de campaña electoral. Quien escribe estas líneas cree que estamos dentro de un periodo de transición hacia una nueva era, pero de la cual todavía no conocemos su naturaleza. Las señales que nos da el momento actual son más de un nuevo des-orden sin normas claras, que de un nuevo orden.
Se asemeja más al término VUCA creado por el U.S. Army War College para describir la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad del mundo surgido tras el fin de la Guerra Fría (Volatility, Uncertainty, Complexity and Ambiguity).
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