No es fácil imaginar que, en la cuna del capitalismo mundial, uno de los países más ricos del mundo, exista escasez de ciertos productos.
La crisis de los suministros está salpicando a Europa, también está afectando a Estados Unidos. Las grandes cadenas de comida rápida o librerías, tiendas de videojuegos notan la escasez de sus productos y sufren las consecuencias que, según la Casa Blanca, podría afectar las fiestas de Navidad.
La crisis estallo debido a la reactivación de la economía vía aumento de la demanda, por parte de los consumidores, tras la pandemia. Aunque parezca mentira el volumen de personas que salió de vacaciones este año es menor de lo que se había calculado y la gente prefirió quedarse en casa y comprar. Conforme al grupo Capital Economics la demanda de bienes de consumo es en general un 22% más alta en comparación con los niveles anteriores a la pandemia, si se compara febrero de 2020 con agosto de 2021.
Es decir, la demanda creció en los últimos meses en el contexto de la reactivación económica tras un 2020 que marcó una de las peores recesiones globales de las últimas décadas. El problema es que con la pandemia se alteró el ritmo del flujo del comercio internacional y cuando aumenta el consumo en varios países al mismo tiempo, los puertos, las vías oceánicas, los trenes y aviones que transportan los productos no dan abasto.
Como tampoco han dado abasto algunas industrias que producen piezas esenciales para la fabricación de otros productos, como es el caso de los microchips.
Esto ha mostrado una vez más la cruda realidad: vivimos en globalización. Desde Europa, hasta las fábricas de China han sufrido los fuertes coletazos del coronavirus. Fabricas cerradas, desempleos, pero la demanda de bienes continuo. Con un equilibrio tan precario, un tifón en China o el cierre de una fábrica en Vietnam por covid-19, genera caos mundial.
En el caso de Estados Unidos se suma la falta de mano de obra, otro de los golpes duros, no hay camioneros ni trabajadores en los puertos estadounidenses. Los tiempos de entrega de suministros ha sufrido retrasos que no se veían en más de 30 años, además, los precios de los contenedores de envío se han multiplicado, en un solo año 283%, lo cual también tiene como consecuencia un aumento de la inflación y los precios, que han subido un 5,4% con respecto al 2020.
Tan complicados son los problemas en las cadenas de suministro de productos a nivel global, que hace pocos días el presidente Biden anunció que el Puerto de Los Ángeles, el principal puerto comercial de Estados Unidos, comenzaria a operar 24 horas al día, siete días a la semana, como una manera de facilitar el flujo de mercancías.
Comprar un auto nuevo, muebles o materiales de construcción, dejó de ser una tarea fácil, en muchos casos los consumidores deben esperar meses antes de conseguir el producto que están buscando.
Es que el atasco en la salida de contenedores desde los principales puertos del mundo está provocando interrupciones intermitentes en las cadenas de suministro. Justamente la escasez de semiconductores ha provocado problemas a los fabricantes de autos, computadoras, laptops, celulares o consolas de videojuegos.
El consenso que existe entre Consultores del área es que la llamada «crisis de los contenedores» no estará completamente resuelta hasta algún momento del próximo año y los más pesimistas creen que podría extenderse incluso hasta inicio de 2023.
En la terminología del comercio internacional existe algo que se conoce como el «efecto látigo» en las cadenas de suministro y esto ocurre cuando las empresas compensan, en exceso, la escasez y terminan con demasiado stock. Sin ir más lejos esto sucedió con el papel higiénico durante el año 2020, primero hubo desabastecimiento y luego excedentes.
Otra consecuencia importante, como se señaló anteriormente son las inevitables presiones inflacionarias. Muchos costos de logística han alcanzado récords últimamente y alguien tiene que pagar por ello: los consumidores y las empresas más pequeñas que no pueden soportar los costos.
America Latina no es ajena a la crisis global de los suministros, los consumidores latinoamericanos deben esperar meses por algunos productos.
El sector de la construcción es uno de los más afectados en Latinoamérica, hay complicaciones para conseguir varios de los suministros que necesita, tal como ocurre en Estados Unidos.
America Latina es una de las regiones menos integradas del mundo, lo cual aumenta la dependencia de la región de los productos importados. Para que tenga una idea de lo que les digo, Solo el 14% de nuestro comercio ocurre a nivel intrarregional, comparado con el 59% de Europa y el 41% de Asia Oriental, según el Banco Interamericano de Desarrollo.