La economía mundial vive una crisis sanitaria, humana y económica sin igual, que se ha agravado con la aparición de la Pandemia del Coronavirus, ante lo cual las economías se cerraron, se paralizaron, y las sociedades entraron en cuarentena. Si bien no se sabe cuánto tiempo más durará la crisis sanitaria, tampoco sabemos cómo hacerlo, ni como sería la recuperación económica de los países.
Como si las economías latinoamericanas no tuvieran suficientes problemas, apareció esa nueva pandemia que amenaza al crecimiento económico de la región. La lucha contra el Coronavirus ha llevado a muchos países latinoamericanos a poner su sistema productivo en una suerte de “estado de estancamiento” con la consecuente caída de la industria y del turismo.
Si a lo anterior agregamos la caída de los precios del petróleo, la única conclusión a la que se puede llegar, es que la economía de América Latina y el Caribe sufrirán una contracción importante, como lo señalan los últimos informes producidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Aun cuando todos los países sufrirán el impacto, su magnitud dependerá de las características propias de cada país.
El hundimiento de la industria turística afectará mayormente a las naciones caribeñas altamente dependientes de vacacionistas como por ejemplo la República Dominicana, cuyo sector representa más del 17% de su Producto Interno Bruto (PIB).
Mientras que México se verá afectado por tener una economía altamente dependiente de Estados Unidos, país que se ha convertido en el epicentro de la enfermedad a nivel mundial. México, sufrirá una disminución sustancial en el nivel de exportaciones hacia ese mercado debido a que la emergencia sanitaria llevó al cierre de fábricas en ambos lados de la frontera para evitar la propagación del virus. Esta situación pone en peligro US$36.000 millones mensuales de exportación hacía a Estados Unidos, conforme a los datos ofrecidos por Confederación de Cámaras (Concamin).
Venezuela, es uno de los países que se encuentra en peores condiciones para enfrentar la crisis económica tras la pandemia. La dramática caída de la demanda energética ocasionada por el coronavirus ha afectado fuertemente los precios del petróleo, siendo que las exportaciones de este producto representan, para Venezuela, el 97% de los ingresos por exportaciones. La economía ecuatoriana será también otra de las más afectadas de la región, por tener una economía dolarizada y, al igual que Venezuela, depende altamente de los ingresos petroleros. Argentina, se encuentra en una delicada situación y pareciera estar entrando de nuevo en una suerte de default. Las autoridades del gobierno han señalado que “Argentina no está en condiciones de cumplir con los compromisos financieros adquiridos.
En cuanto a Centroamérica, una región muy dependiente de las remesas provenientes de Estados Unidos, sufrirá una disminución de más del 20%, de las remesas que se reciben desde Estados Unidos, siendo que estas transferencias representan, para esa región, más del 30% del PBI total.
En lo político, el Coronavirus ha acentuado el presidencialismo, cambiando las agendas públicas, resucitando políticas útiles para tiempos de depresión, así mismo, está mostrando dos tipos de gobernantes: unos con capacidad de liderazgo, que han priorizado la toma de decisiones estratégicas y otros que han optado por tácticas cortoplacistas e incluso hasta negar la realidad.
Es importante destacar que los gobiernos están invirtiendo gran parte de su capital político priorizando la nueva agenda: el combate a la pandemia, colocándolos en la primera línea de fuego en la batalla contra el coronavirus y en consecuencia provocara que muchos de ellos puedan sufrir un fuerte desgaste si los problemas derivados de la expansión del virus se agravan y alargan.
Como señale en un artículo anterior, hemos visto el poderío económico de muchos países, también hemos visto el poderío militar capaz de acabar con la humanidad con solo apretar un botón rojo, también hemos visto la enorme acumulación de capital, pero con todo y eso, tenemos que aceptar que no estábamos preparados para enfrentar a ningún enemigo por más o menos microscópico que sea. Es por ello que a muchos políticos latinoamericanos les será difícil encontrar a alguien que cargue con la culpa de los efectos dañinos, no solo de la pandemia, sino de la aplicación de políticas públicas ineficientes.
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