El 11 de marzo de 2021 se cumplió un año desde que la OMS decreto como Pandemia al coronavirus. En ese periodo de tiempo el mundo ha sufrido grandes transformaciones en política nacional, relaciones internacionales, cultura, economía, deporte, empleo, educación, salud y ciencia.
Hasta el 2 de marzo de 2021 más de 120,41 millones de personas han resultado infectadas por el nuevo coronavirus a nivel mundial, se han registrado 2.790.275 fallecidos, en 255 países y territorios en el mundo, siendo los más afectados, Estados Unidos, Brasil, India, Rusia, Reino Unido.
Las teorías conspirativas, nos dicen diariamente que el terrible precio en vidas que se ha cobrado el coronavirus pone de manifiesto la indefensión de la humanidad frente al poder de la naturaleza. No obstante, el 2020 ha demostrado que la humanidad dista mucho de estar indefensa, que la ciencia ha convertido las epidemias en un reto manejable. En otros tiempos, cuando surgió la peste negra, o la gripe de 1918, nadie tenía la menor idea de donde había surgido y mucho menos como enfrentarlas. Los científicos no pudieron identificar el virus que las producía, muchas de las medidas adoptadas fueron ineficaces y los intentos de desarrollar una vacuna eficaz resultaron inútiles.
Las primeras alarmas sobre una nueva epidemia comenzaron a sonar a finales de diciembre de 2019, el 10 de enero de 2020, los científicos no sólo habían aislado el virus responsable, sino que también habían secuenciado su genoma. En unos pocos meses más, quedó claro qué medidas podían frenar y detener las cadenas de contagio. En menos de un año, ya se producían en masa varias vacunas eficaces, cuando en términos normales desarrollar una de ellas tarda entre 8 o 9 añ0s.
El año Covid también puso de manifiesto el poder de la tecnología. El monitoreo digital de la pandemia facilitó el seguimiento de las características de la enfermedad; ello permitió que la cuarentena fuera más selectiva y eficaz.
Si bien es cierto que el comercio internacional sufrió un retroceso, el mismo sólo disminuyó un 4%. El comercio mundial pudo seguir funcionando, porque en él intervienen ya muy pocos seres humanos. Un buque portacontenedores actual está ampliamente automatizado y puede transportar más toneladas que toda la flota mercante de alguno de los principales jugadores del comercio mundial. El portacontenedores OOCL Hong Kong, botado en el año 2017, puede transportar unas 200.000 toneladas y únicamente necesita una tripulación de 22 personas.
Es el caso de la educación, en 1918, era impensable que las oficinas, las escuelas, y demás instituciones públicas pudieran seguir funcionando en un confinamiento, hoy sabemos que si se puede.
Pero por desgracia, demasiados políticos no han estado a la altura de esa responsabilidad. Algunos restaron importancia al peligro, y se negaron a hacer caso a los expertos, dando paso a teorías conspirativas. No presentaron un plan de acción nacional. La negligencia y la irresponsabilidad de estos gobiernos causaron cientos de miles de muertes evitables, y como tampoco lograron formar alianzas internacionales contra el virus, ni acordar un plan global.
La humanidad no puede evitar la aparición de nuevos patógenos, sin embargo, se dispone de los conocimientos y herramientas necesarias para evitar que un nuevo virus se convierta en pandemia. Si, a pesar de todo una pandemia aún más mortífera golpea a la humanidad, no será una calamidad natural incontrolable ni un castigo de Dios. Será un fracaso humano y, más concretamente, un fracaso político.