Hacen campaña los prianistas cargando a cuestas un pasado que los condena, ese pasado que quiere reinventar la “ingeniosa” Gálvez. Cargan ambos partidos con décadas enteras de desprestigio, desde su fundación.
Xóchitl habla como si no fuese candidata del PRIAN, como si no tuviera esa enorme cola que le pisen. Dice medias verdades: que hay pobreza, falta el agua, se necesita avanzar en salud, educación, empleo, créditos al productor, seguir los programas sociales, combatir la inseguridad, que el campo está abandonado, que la deuda es un problema. Pero no dice que la situación actual que atraviesa México es producto de décadas de gobiernos del PRI y del PAN, habla como si todos los problemas hubiesen aparecido hace 5 años y no dice cómo los partidos que la postulan como candidata presidencial han sido los que hundieron a México en una gran crisis, sumiéndolo en problemas que hay que solucionar. Desde luego que no con los planteamientos de Bertha Xóchitl, porque lo que propone es precisamente lo que destruyó la economía, poniéndola al servicio de EE.UU., España, otras potencias y de sus corporaciones.
México tuvo una Revolución, que con el cardenismo logró grandes avances, la nacionalización del petróleo, el reparto agrario, el impulso a la industria nacional y a la educación. El Partido Acción Nacional nació para oponerse a las reformas de Lázaro Cárdenas. Los grandes avances de ese gobierno popular y patriótico, que se opuso al fascismo y a las grandes potencias cuando agredían pueblos débiles fueron revertidos por los subsiguientes gobiernos de Manuel Ávila Camacho y luego de Miguel Alemán, quien, en 1946, nombró a su partido: Revolucionario Institucional, desde esa época comenzó a desviar la política en interés de la oligarquía proyanqui. Manuel Gómez Morín, primer presidente del PAN, tuvo relación cercana con Ávila Camacho a quien asesoraba y mejor relación aún con Miguel Alemán Valdez, ahí se sembró la semilla del PRIAN que fructificaría con Carlos Salinas, Diego Fernández y las cúpulas de ambos partidos, hasta llegar a fusionarse en la actual campaña.
El PAN, desde sus orígenes, fue pro empresarial, defensor de las compañías extranjeras, pro fascista, afecto a alianzas con variados gobiernos, menos con Cárdenas desde luego. Manuel Gómez Morín trabajó con Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles, ocupando el destacado puesto de Director del Banco de México, también trabajó con el gobierno de Abelardo Rodríguez, sólo se opuso al gobierno progresista y revolucionario de Cárdenas, para volver a entenderse con Ávila Camacho y Miguel Alemán, quien por cierto, dio contratos en el campo petrolero a compañías extranjeras. Posteriormente fueron los gobiernos del PAN y del PRI los que abrieron las puertas a la privatización de los energéticos. Fox firmó con EE.UU. y Canadá en 2005 la integración energética, misma que empujó Calderón y culminó Peña Nieto.
La candidata del PRIAN dio la nota el 8 de marzo, Día de la Mujer, pues todo el monopolio de medios convencionales difundió que Xóchitl Gálvez dijo ante los banqueros: “Creo en la inversión privada en Pemex y en la CFE”. En una reunión plenaria de la corporación norteamericana CitiBanamex, celebrada el día anterior, había afirmado que iba a reactivar las subastas eléctricas y las obras públicas en asociación con las corporaciones privadas nacionales y extranjeras, abundó: “los empresarios saben invertir y saben cómo generar empleos”.
Habla de evasión fiscal, luego de que los gobiernos del PRI y el PAN dejaron de cobrarles a las corporaciones más de 400 mil millones de pesos, defiende la reducción de impuestos a las empresas para que a cambio reduzcan la jornada laboral y llora por las empresas con “tantas cargas fiscales”, cuando nosotros pagamos alrededor del 32% de Impuesto Sobre la Renta y las corporaciones el 2.4% a decir de Raquel Buenrostro directora del SAT y hoy secretaría de Economía. Simula prometer que quien gane menos de 15 pesos no pagará impuestos, pero miente porque el impuesto más gravoso para la población es el IVA, Impuesto al Valor Agregado, que es del 16% de todo lo que compra la población. Ese impuesto inventado por el PRI y apoyado por el PAN desde 1976, que entonces era de 6%, ha sido aumentado por ambos partidos, castigando a la población en general, en vez de realizar una reforma fiscal para que pague más quien gane más. Esa política de favoritismo a la gran empresa la impulsó el gobierno del PRI que encabezó Miguel Alemán y que apoyó Manuel Gómez Morín al frente del PAN. Su política fiscal favoreció al capital sobre el trabajo, permitió la entrada masiva de inversión extranjera para dominar sectores clave de la economía y en la industria petrolera Alemán dio marcha atrás a la política nacionalista de Lázaro Cárdenas. De 1947 a 1951, Pemex firmó con compañías extranjeras cinco contratos para la exploración, perforación y rehabilitación de pozos en el Golfo de México, en términos muy desfavorables para la nación. Manuel Gómez Morín, quien había sido abogado de la compañía petrolera inglesa El Águila, aplaudió la medida. Así como años más tarde reprobó acremente la nacionalización eléctrica. No hay nada nuevo en las políticas de Bertha Xóchitl.
La candidata de Claudio X González, Fox, Calderón, Alito, Marko Cortés, Roberto Madrazo, habla de la deuda en este sexenio, pero calla que, con el PRI,desde el gobierno de Alemán, creció año con año con cada gobierno: de 277 millones de dólares, hasta llegar a 85 mil millones de dólares con José López Portillo, esa deuda fue la cadena que nos ató a las políticas del Fondo Monetario Internacional, dirigido por Washington, que nos impuso el IVA, el congelamiento salarial, el recorte en salud y educación, la petrolización de la economía, la dependencia alimentaria de EE.UU., la pérdida acelerada de empleos y el aumento de la brecha entre capital y trabajo, en 1976 el capital se llevaba el 43% y los salarios el 41% de las ganancias, en 2018, al final del gobierno prianista de Peña Nieto, el capital se llevaba el 68% y los salarios el 25% ¡Y se queja su candidata de que hay pobreza!
Gálvez se queja de la energía sucia, cara y escasa, se le olvida que fue en el primer gobierno del PAN, en el que se extrajo más petróleo, de manera irracional, tan solo la extracción de petróleo en 2003, promedió 3 millones 371 mil barriles diarios, el mayor volumen registrado en la historia de nuestro país. El primer gobierno del PAN se chupó 42% las reservas de crudo de México a causa de la acelerada extracción. Por ingresos del petróleo, Vicente Fox – quien potenció y defiende con todo la candidatura de Xóchitl, quien fue funcionaria de su gobierno- tuvo ventas totales de Pemex en su sexenio por 347 mil millones de dólares. Una verdadera fortuna, pero ¿en que la invirtió? Aun así, nos siguió endeudando y dejó una deuda pública de 1.7 billones de pesos. Con Calderón la deuda pública llegó a los 5.2 billones a pesar de que por ingresos petroleros obtuvo 9 billones 772 mil millones de pesos. Pero los problemas se agravaron.
Con Peña Nieto la deuda pública subió 5 billones de pesos, y sin embargo recibió 332 mil millones de dólares por la exportación del petróleo. Los gobiernos del PRIAN dejaron una herencia de 10.5 billones de pesos, alrededor del 50% del Producto Interno Bruto. ¡Y su candidata se atreve a hablar de deuda! Como si no representara a los mismos que nos pusieron la soga al cuello y nos entregaron a la voraz explotación de los vecinos del norte. Por cierto, esa deuda que heredamos debe ser sujeta a auditoría ciudadana,mientras suspender pagos, y luego renegociarla en beneficio de nuestro pueblo. ¡No hay que pagar a ciegas! Pero Xóchitl Gálvez tiene mucha palabrería para hablar de problemas, pero ni por asomo se atreve siquiera a insinuar cuál es la solución, porque asustaría a sus patrones: la oligarquía financiera pro yanqui.
Hay quien dice que la oposición tiene pocas propuestas, pocas novedades y que las propuestas que ventilan son francamente preocupantes, le piden al PRIAN y a lo que subsiste del PRD que deje de insultar y atacar, que presente un Proyecto de Nación. La cuestión es que ellos no pueden tenerlo, porque sus intenciones son las de destruir a nuestro país, entregar a las grandes corporaciones nuestras riquezas y nuestro trabajo.
Dice la candidata del PRI-PAN que el dinero no alcanza, se le olvida que de 1976 a 2018, con los gobiernos de los partidos que representa, el salario se derrumbó y en cuarenta años, el poder adquisitivo del salario se redujo a una cuarta parte. La peor caída salarial de la historia de México, durante la dictadura porfirista el salario cayó el 30%, con el neoliberalismo el 75%.
Desde la invasión, hace 500 años, sufrimos el saqueo de oro y plata. Eso pasó en el colonialismo y sucede actualmente en el neocolonialismo. En el gobierno de Salinas de Gortari, que comenzó la fusión abierta con el PAN se aprobó en 1992 la Ley minera que en su artículo 6 entregó la minería a las corporaciones extranjeras y nacionales, determinó que la explotación minera era un derecho de propiedad preferente ante las demás propiedades, afectando a pueblos y comunidades que fueron despojadas impunemente. La explotación minera a costa de sangre y muerte de nuestra gente. Tan sólo Calderón concesionó 35.5 millones de hectáreas a grandes corporaciones mineras, que contaminan, despojan y abusan desarrollando la minería a cielo abierto. Debido al PRIAN, EE.UU., Canadá y España se llevan toda la plata de México y gran cantidad de oro, prácticamente no dejan nada al país. México es el primer productor de plata del mundo desde hace siglos. ¡¿Que nos ha dejado este saqueo?! Nada, solo problemas. Es hora de cancelar concesiones y transformar la minería a fondo. Esto no lo toca Xóchitl cuando es uno de los principales problemas económicos de México. El neocolonialismo ha llevado a un saqueo de nuestras riquezas mineras peor aún que el de la época colonial. En la década panista las corporaciones extranjeras se llevaron 380 toneladas de oro, lo que representa el doble de lo que extrajo España: 182 toneladas a lo largo de 300 años.
El proyecto del PRIAN es el de la entrega de México y el sometimiento de su pueblo, de modo que de eso no pueden hablar, y para distraer provocan escándalos, chismes, propalan calumnias, ataques bajos, aún a las familias del oponente. Se quieren hacer fuertes llenándose de agresividad. No pueden hacer otra cosa, buscan distraer al pueblo para que no ubique los principales problemas, las soluciones y alternativas, para tenerlo dividido, desorganizado. Su lenguaje y actitud violenta es un fruto más de la violencia que han sembrado en México.