Celebramos el bicentenario de la consumación de la Independencia. Lucha que inició en 1810, y que asomaba con fuerza desde mucho antes ya que las condiciones a nivel nacional maduraban desde hacía décadas, los pueblos originarios sostuvieron más de 100 rebeliones a lo largo de trescientos años contra el colonialismo español. Allá en el siglo XVIII se insurreccionaron yaquis y mayos de 1740 a 1750, se rebelaron los pimas, sobas y pápagos en 1751, este levantamiento fue dirigido por Ocapiacjigua, conocido como Luis de Saric. Luchaban por tierra y libertad y no aceptaban irse a recluir a las misiones.
En esos mismos años se insurreccionaron apaches y comanches y de 1755 a 1752 se rebelaron los seris, aliados a los pimas, que se volvieron a alzar en 1766 concluyendo la sublevación en 1767. Por unos meses pues en 1768 se recrudeció su lucha aliados a los pimas. En la península de Yucatán estalló la insurrección de los pueblos originarios mayas dirigidos por Jacinto Canek. En 1770 se alzaron los sububapas y los indios de la misión de Todos los Santos en Baja California. En 1774 los apaches atacaron al presidio de Tubac y al año siguiente comenzó la rebelión de los indios de la misión de San Diego, California.
En el centro del país estallaron sucesivas rebeliones en 1762 en Yautepec, Guanajuato y Puebla. En esa época los trabajadores entraron en escena cuando los mineros se insurreccionaron en 1757 contra el patrón Pedro Romero de Terreros (fundador del Monte de Piedad) y luego en 1766 hubo un tumulto de los mineros en Guanajuato y posteriormente se dio otra rebelión en Real del Monte. En 1778 hubo otro motín de mineros y otra revuelta en Izúcar, Puebla.
Desde fines del siglo XVIII, se sucedieron las conspiraciones, en México se descubrió en 1776 la de Juan Guerrero que tenía el fin de liberar a los indios de los tributos y derrocar al gobierno virreinal. En 1779 se descubrió la “conspiración de los machetes” dirigida por Pedro de la Portilla que preparaba una revolución. Los conjurados permanecieron presos hasta la consumación de la Independencia en 1821.
En Tepic, el Indio Mariano que conspiraba para restablecer el poder de los pueblos originarios en el Anáhuac. Los participantes fueron tantos que cuando se les aprehendió no cupieron en la cárcel y ocuparon un convento. Contra viento y marea, Mariano logro levantar al Pueblo de Santa Fe y al mismo tiempo hubo otra sublevación en Nayarit. Luego de la declaración de la Soberanía de 1808 se descubrió la conspiración de Valladolid.
En aquella época el extranjero bullía tiempos de cambio desde el estallido de la Revolución Francesa en 1789 a las luchas en nuestro continente donde Estados Unidos declaró su independencia de Inglaterra en 1776. En Haití Jean-Jacques Dessalines, promovió la Independencia de su nación, que fue liberada por esclavos negros, y que abolieron la esclavitud en 1804. Dessalines fue asesinado en 1806 como venganza porque promovió una audaz reforma agraria. Dio un gran ejemplo mundial. Haití al independizarse de Francia y liberar a los esclavos causó gran disgusto a las potencias. Estados Unidos se ha dedicado desde entonces a hacerle la guerra a Haití, país que tiene intervenido actualmente.
En el continente en 1780-1781 se levantaron los pueblos quechua-aimara liderado por Túpac Amaru II en el Cuzco, Perú. A su vez estalló la Revolución de los comuneros en Socorro, actual Santander, Colombia, además de efectuarse la guerra de Arauco en la que el pueblo mapuche había detenido el avance español por más de dos siglos. Por su lado en la madrugada del 3 de agosto de 1806 Francisco Miranda y sus soldados izaron por primera vez la bandera tricolor venezolana en lo alto del Fortín de La Vela.
En todas partes se alzaba la oleada revolucionaria, en México hacía falta un levantamiento generalizado y la unión de todas las luchas aisladas y ese fue el objetivo de Miguel Hidalgo y Costilla, en 1810 tras ser descubierta la conjura de Querétaro, alertado el cura e impulsado por Josefa Ortiz, quien lo instó a él y los patriotas inició la lucha de la Independencia en Dolores Guanajuato muy de madrugada del 16 de septiembre de 1810. Tras 11 años y 11 días de lucha se consumaría la Independencia de México.
En 1810 se vio descubierta la conjuración de Querétaro y se inició el movimiento que culminaría en 1821. La lucha por la Independencia que inició Miguel Hidalgo significó una profunda revolución popular que reivindicaba a los indígenas y su lucha por la tierra que les fue arrebatada desde la invasión europea. Los criollos solo buscaron la independencia política hasta después de la derrota de la revolución social de Hidalgo y Morelos al frente de los insurgentes.
Hidalgo y Josefa Ortiz fueron quienes mejor animaron la organización y la preparación de la conspiración. Buscaron atraerse a la gran mayoría de la población, para su plan estratégico que era la Independencia de México, siguiendo hábilmente la única táctica viable: declarar la separación de nuestras tierras con el pretexto de la ausencia de un soberano legítimo en España, ya que como vimos Napoleón había invadido la Península e impuesto a su hermano José Bonaparte como rey. Fernando VII, quien había abdicado en Saboya, era prisionero de Napoleón en territorio francés. Había que dar el primer paso que era derrocar al gobierno colonial, el “mal gobierno” y separarse de España. Hidalgo lo dio con audacia y habilidad actuando como un “Zorro” haciendo honor a su apodo, concentrando toda la fuerza en un objetivo: desterrar a los invasores españoles de nuestras tierras.
En la noche del 15 de septiembre sabiendo que la conspiración que desarrollaban había sido descubierta y ante la opinión de Allende, Aldama y Abasolo de huir, fue Miguel Hidalgo quien con extraordinaria valentía convenció a sus compañeros y se puso en acción para movilizar al pueblo llamándolos “a coger gachupines”. Allende y Aldama, al verse descubiertos, en un primer momento quisieron huir, ya que el coronel Narciso de la Canal, bajo cuyas órdenes servían, les dio oportunidad de escapar. Al recibir De la Canal órdenes de Querétaro para que apresara a Allende porque la conspiración había sido descubierta, mandó a Aldama a avisarle ofreciéndole las libranzas suficientes para salir del país y la oportunidad de escapar García, Pedro (2003): Con el cura Hidalgo en la guerra de Independencia, México: Cámara de Diputados LVIII Legislatura, pagina 35). Los oficiales estaban conscientes de que no tenían nada preparado para resistir al ejército realista por la precipitación de los acontecimientos. Pero Hidalgo contaba con un arma, apelar al pueblo y dijo “A la voz: contra los gachupines, mañana todo nos sobra. Al negocio, sin perder momento; el miedo, por ahora, a la faltriquera” (García, 2003: 37). Luego de liberar a los presos, mandó aprehender a los españoles. Al amanecer dio inicio la lucha por la Independencia, levantando al pueblo que en pocas horas reunió un ejército de cientos de hombres. Solo un hombre tan respetado como Hidalgo podía tener tal capacidad de convocatoria. Por esas circunstancias, elaboró su plan en medio de la lucha, no podía sentarse tranquilamente a desarrollar un programa “ideal”, la acción y la reflexión se dieron al calor de la lucha y no por esto no dejó claras sus ideas. Es falso que Hidalgo no tuviese un plan, lo que sucede es que su plan no le convenía a los poderosos quienes prefirieron tildarlo de fomentar “la anarquía y el caos”. Las fuerzas insurgentes no constituían, sobre todo al principio, un ejército propiamente dicho. Era más bien una masa desorganizada de campesinos pobres y en menor medida de trabajadores urbanos sin experiencia, disciplina ni conocimientos militares, armados muchos de ellos con “palos, flechas, hondas y lanzas”.
Los contingentes propiamente militares eran muy pequeños y solo unos cuantos oficiales los comandaban. Los insurgentes salen de Dolores con 600 hombres que al llegar a San Miguel son ya cinco mil. En Celaya el ejército insurgente suma ya 20 mil elementos. En Guanajuato los rebeldes son ya casi 40 mil, en la Batalla del Monte de las Cruces se acercan a 80 mil (Aguilar Monteverde, Alonso (1986): en El pensamiento político de México, Tomo 1. La Independencia, México: Editorial Nuestro Tiempo. página 74). Así que en el Bajío todos los pueblos se levantaban al paso de los insurgentes. Hidalgo reivindicó el derecho del pueblo a la insurrección, propició un levantamiento popular y se hizo eco de las demandas indígenas, fue portavoz del pueblo. Algunos historiadores afirman que “Hidalgo se propuso limitar la revolución a la lucha por la independencia y solo bajo la presión de las masas adoptó algunas medidas de carácter económico-social. (Luis Chávez Orozco, Historia de México (1808-1836): 62-63, 69-70) o que Hidalgo encabezó la revolución de los criollos, expulsar a los colonizadores para ocupar su lugar (Molina Enríquez, 1932: 62).
Pero los hechos muestran la falsedad de tales análisis. Cuál no sería su prestigio, la confianza que se le tenía a Hidalgo y su ligazón con el pueblo para que a los pocos días tuviese un ejército de decenas de miles de seguidores. Su plan era el de establecer un Congreso compuesto por representantes de todas las ciudades, villas y lugares del país para establecer un gobierno representativo al frente de la nueva Nación. Buscando emitir leyes “suaves, benéficas y acomodadas a las circunstancias de cada pueblo, desterrando la pobreza evitando el saqueo de la las riquezas, fomentando la producción y desarrollo industrial. De modo que claramente buscó la soberanía económica no solo la soberanía política. Fue Hidalgo quien exigió como demanda básica la tierra para los indígenas, convirtiéndose en piedra angular de la construcción de la nueva Nación y en enemigo de las clases terratenientes y las que monopolizan la propiedad. …la independencia de México tuvo en su contra desde el instante de su proclamación a los ricos y a los grandes propietarios; a la aristocracia que se beneficiaba de la explotación y el saqueo.
Fue Miguel Hidalgo y Costilla quien por primera vez se apoyó directamente en el pueblo para que éste ejerciera la soberanía, haciéndole ver su gran poder y su derecho para determinar el futuro de la Nación. De inmediato comenzó la campaña para desprestigiar a Hidalgo y distorsionar su proyecto, así como para atemorizar a la población. Uno de los medios que usaron las autoridades coloniales fue la publicación de libelos que distribuyeron por miles. Eran firmados por pseudónimos “un doctor mexicano”, “el duranguense”, “el mexicano”, “Miguel Anti-Costilla”, o firmadas simplemente con las iniciales A.V. y El T. de C. En esos libelos lo acusaban de “asesino”, que su imagen es la de un “loco” y un “monstruo” que tras de él “vuelan hombres perdidos, confusos y aturdidos”, que es un “ladrón que paga un peso diario y alborota para que roben todo lo que a su paso encuentren”, “revoltoso”, que “pone a los indios de carnaza al frente de las balas”,” que no viste traje clerical sino que anda con sombrero militar de última moda, con galón”. Incluso decían que “su fin es acabar con todos los indios y con todos los criollos para que después entre Napoleón a gobernar la Nueva España”. Una vez consumada la Independencia, nadie pudo negar el papel que jugó su iniciador, por lo que durante los años subsiguientes continuaron concentrándose en descalificar la personalidad de Miguel Hidalgo, el carácter de su lucha por la soberanía, los métodos que siguió y sobre todo, el que haya escogido la vía revolucionaria apoyándose en el pueblo llano, a lo que llamaron “anarquía”. Miguel Hidalgo reivindicó la soberanía popular y la soberanía nacional, abriendo un camino de lucha desde hace 200 años y un objetivo claro, a partir del grito de Dolores, a lo largo de décadas de lucha, se han registrado avances y retrocesos, pero no se han cumplido cabalmente las aspiraciones que encarnaron los insurgentes. V. Soberanía popular. “Juega mi gallo” Fue precisamente Miguel Hidalgo y Costilla quien por primera vez se apoyó directamente en el pueblo para que éste ejerciera la soberanía, haciéndole ver su gran poder y su derecho para determinar el futuro de la Nación. Así daba un paso delante de los criollos que en 1808 plantearon que la soberanía dimana del pueblo y que ésta sería ejercida por el Ayuntamiento. Y se movilizaría a todo un pueblo en la lucha por la Independencia.