Los restos de Cuauhtémoc, hallados en Ixcateopan, Guerrero, cuya autenticidad fue comprobada con más de 20 estudios de los mejores científicos mexicanos, fueron negados desde la cúpula del gobierno de Miguel Alemán Valdez a través de funcionarios gubernamentales del INAH. Quien operó todo, fue el amigo, maestro y funcionario del gobierno de Miguel Alemán, el “sabio oficial” Alfonso Caso. Para desacreditar el hallazgo, no fueron suficientes la primera Comisión Marquina-Zavala en 1949, ni la Comisión en 1950- 1951, que por cierto se dividió y uno de sus miembros José Gómez Robleda demostró la falsedad de los argumentos y dichos del grupo hispanista de Caso, el presidente Luis Echeverría Álvarez impulsó la creación de una tercera comisión negacionista, la Comisión Bonfil de 1976.
La última comisión negacionista de 1976, “desaparece” el tercer metatarsiano derecho quemado y el atlas que demuestra tanto el sexo masculino, como que había sufrido quemaduras en los pies que habían sanado en vida y da siete “argumentos” negacionistas que, si los analizamos, no se sostienen. Veámoslos brevemente:
1) Dicen que “los restos óseos pertenecen a ocho individuos y provienen de distintas épocas y diversas formas de enterramiento”, pero no toman en cuenta que 85% de la osamenta es de un hombre con las características de Cuauhtémoc.
2) Afirman que “la joven mestiza adulta cuyos restos faciales y piezas dentarias forman parte del hallazgo de Ixcateopan no pudo haber sido enterrada en 1529”. El esqueleto de los restos de 85% de los huesos son de un hombre, no de una mujer, como comprobaron los científicos; el cráneo no es femenino, lo muestra el arco, era masculino, lo que se determinó con la técnica told y por las características del fragmento del hueso iliaco, además de las dimensiones, proporciones e inserciones musculares observados en huesos como el fémur, el húmero y la clavícula. También falsifican sin pruebas la antigüedad de la tumba.
3) Aducen que “el entierro no pudo haberse realizado bajo el altar mayor de Santa María de la Asunción en 1529, ya que existió una primera iglesia en otro sitio de Ixcateopan y la construcción del templo actual no se inició hasta 1550, cuando muy temprano”. Pero el argumento no se sostiene, pues es claro que primero excavaron la tumba, enterraron a Cuauhtémoc, luego colocaron unmomoxtle, posteriormente alzaron una capilla y al final construyeron la Iglesia de Santa María de la Asunción, y no importa si hubo una iglesia antes, en otro lado de la población. Santa María de la Asunción se construyó para guardar los restos en un lugar donde sería honrado.
4) Sostienen: “La tradición oral no arranca del siglo XVI y en su forma actual se conoce únicamente a partir de 1949”. Es absurdo querer desacreditar la tradición oral que por siglos pasó de generación en generación, es la sabiduría y la memoria histórica que guardan los ancianos de todo un pueblo y no puede ser negada así como así.
5) Dicen: “Todos los documentos –tanto los que dieron origen al hallazgo como los presentados posteriormente– son apócrifos y fueron elaborados después de 1917”. Eulalia, experta paleógrafa, constató que los documentos que tuvo en sus manos eran copias de documentos antiguos cuyo contenido es auténtico, pero que el papel, al no resistir el paso del tiempo, tuvo que ser copiado para pasar la información. Una de las pruebas de que el contenido es auténtico es que exactamente ahí donde indican los documentos, encontraron la tumba.
6) Indican que “si bien la manufactura de la placa ovalada puede fecharse en el siglo XVI, las características de la inscripción que contiene corresponden a una escritura reciente”. Reconocen que la placa de cobre tiene 400 años, pero dicen que las letras no lo son, cuando los expertos químicos constataron que los trazos tienen el mismo grado, tipo y tiempo de oxidación que la placa en la que escribieron.
7) Afirman que “las demás conclusiones de los estudios realizados no solo no contradicen, sino que, en su gran mayoría, apoyan los puntos anteriormente señalados”. ¿Las demás conclusiones? ¿Cuáles?
Tomando en cuenta los hechos y los estudios científicos, queda claro, de cabo a rabo, que en la polémica tiene razón Eulalia Guzmán y su equipo de especialistas, mas no el grupo negacionista nombrado por el INAH en tres ocasiones, mismas en que refrendaron la negación.
Quienes respetaron el método científico fueron los diversos especialistas que agrupó Eulalia Guzmán, mientras que su contraparte, los negacionistas, tienen posturas sin sustento científico. Los intereses antipopulares que pisotean la memoria histórica, la historia oral y la Tradición de Ixcateopan con el fin de evitar que en el pueblo se revivan las llamas del patriotismo, inspirado por el ejemplo del máximo exponente de la resistencia en México: Cuauhtémoc.
¿Qué motivos políticos e ideológicos pudieron motivarlos? Los historiadores negacionistas han pertenecido a la corriente generada por la española Academia Mexicana de Historia con sede en Madrid. Además de ser “sabios oficiales”, siempre con recursos del gobierno mexicano y de instituciones estadounidenses, actúan como mafias académicas. Alfonso Caso, Silvio Zavala, Wigberto Jiménez Moreno, Manuel Toussaint, Arturo Arnaiz, Pablo Martínez del Río, José Joaquín Izquierdo, de la primera y segunda comisión, y Eduardo Matos Moctezuma, de la tercera, son miembros distinguidos de la Academia hispanista al servicio de la corona y el rey. La Academia se fundó en 1919, hoy pertenecen a ella Enrique Krauze y Eduardo Matos Moctezuma. Surge en pleno proceso de la Revolución mexicana, y desde su fundación se presentó como una institución “defensora de la herencia española y de la fe católica”.
Miguel Alemán, efectuaba activamente el desmantelamiento de las políticas agrarias e indigenistas del cardenismo y comenzó la abierta subordinación de México a Washington. Se apoyó en Alfonso Caso en su misión negacionista.
Mi hipótesis es que los motivos ideológicos de los negacionistas obedecían a los del hispanismo negativo, el racismo, el anticomunitarismo identificado con el anticomunismo, la mentalidad colonialista y neocolonialista.
Hubo motivaciones políticas provenientes de determinaciones de Washington y del gobierno del PRI para atacar la memoria histórica y la identidad, desmoralizar a los pueblos originarios y al campesinado, quitar banderas a las causas patrióticas, mantener el control, la confusión y desmoralización del pueblo para acelerar la regresión que efectuaba el gobierno de Alemán, de espaldas al cardenismo.
Las últimas tres décadas anteriores a 1949, en nuestro país, se había desarrollado una Revolución que afectó los intereses de los terratenientes y los estadounidenses. México vivía una efervescencia política, económica y social que clamaba un avance en la garantía de los derechos consagrados en la Constitución de 1917.
En 1949, Miguel Alemán estaba abocado por completo a fomentar la corrupción, a desmantelar las políticas cardenistas y a atacar los intereses de campesinos y obreros. Apenas comenzando su gobierno, reformó la Constitución para implantar el amparo agrario a favor de los terratenientes y ampliar los límites de la pequeña propiedad. Esta acción de gobierno sentó la base jurídica para una nueva concentración de la tierra, que en los gobiernos subsecuentes daría lugar al surgimiento de nuevos latifundios y al crecimiento de los existentes. Años después, un presidente ligado a la CIA estadounidense: Luis Echeverría, cuya clave como informante era Litempo 8, dio pie a la organización de la tercera comisión negacionista.
La llegada al poder de Miguel Alemán coincidió con el fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota del fascismo. En esa lucha avanzó la Unión Soviética y se creó el campo socialista; comenzó la descolonización con la independencia de muchos países de Asia, África y Oceanía; la revolución campesina china triunfó en 1949; la India había comenzado en 1947 su proceso de independencia; en Indonesia hubo un levantamiento que triunfó en 1949; en Indochina comenzó la lucha en 1945, que llevaría a la derrota del imperio francés en 1954; en Libia, la lucha llevaría a la independencia en 1951, al igual que a la de Marruecos y Túnez. En 1948, EUA intervino con 90.000 hombres para derrotar la insurrección popular en Filipinas; en 1949, Estados Unidos e Inglaterra derrotaron la revolución democrática popular en Grecia.
Estados Unidos quería asegurar su hegemonía mundial, comenzando desde luego por su vecino del sur: México, y se iniciaba la Guerra Fría ese año, 1949; se creó la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) para asegurar su dominio. En Washington había preocupación, pues en América Latina hubo una revuelta popular en Paraguay en 1947, y la Marina estadounidense ocupó el país para sofocarla. Se vivió un estallido social en Colombia, luego del asesinato del candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán, en 1948. En 1950, aplastaron la rebelión independentista en Ponce, Puerto Rico. Así que, para lograr su hegemonía en Latinoamérica y el Caribe, Estados Unidos creó la OEA (Organización de Estados Americanos) en abril de 1948.
El descubrimiento de los restos mortales de Cuauhtémoc despertó el patriotismo en México y causó un entusiasmo popular tal que Washington temió que creciera un movimiento para detener las medidas antipopulares y antinacionales del gobierno de Miguel Alemán. Ellos sabían bien lo poderosa que es la memoria histórica para afirmar la soberanía en un pueblo y el fortalecimiento de su identidad, siempre es lo primero que atacan.
Alfonso Caso no solo tuvo vínculos con el hispanismo opresor, representó también los intereses del imperio norteamericano en su propio país. Fue vicepresidente de la American Anthropological Association, miembro correspondiente de la Academia Nacional de Ciencias de Washington. Era un funcionario público, impedido de recibir financiamiento internacional y, sin embargo, lo recibió de la Institución Carnegie de Washington, incurriendo en un claro conflicto de interés, por no calificarlo de corrupción. Caso utilizaba la ciencia como recurso para impulsar un proyecto político y llevar proyectos de investigación y “desarrollo” a las regiones indígenas. ¿Para qué? Para penetrar en los pueblos originarios, conocerlos, manipularlos a favor de los grandes intereses ávidos de neutralizar resistencias y apoderarse de sus recursos materiales y humanos, así como para debilitarlos.
En su plan de desarrollar el neocolonialismo, debían apoyarse en el colonialismo, en el hispanismo. Recordemos cómo en EUA a los mexicanos nos llaman precisamente “hispanos” para despojarnos de nuestra identidad.
Para el triunfo del Imperio estadounidense en los tiempos actuales era importante sostener al Imperio español como condición para que no creyéramos en la posibilidad de ser soberanos. No le conviene a sus fines que el pueblo mexicano reconozca que provenimos de una gran civilización y fortalezca su autoestima. La lucha de Cuauhtémoc es un motor en el combate por la plena independencia. Eso no lo podían permitir, por eso la cúpula del poder ha negado tres veces el hallazgo de Cuauhtémoc, por meros móviles políticos e ideológicos. Pero “no se puede tapar el sol con un dedo”, la verdad está a plena luz y el pueblo de México la puede reconocer sin duda alguna.
A 500 años del asesinato del Ueyi Tlahtoani es preciso constatar un hecho indudable, era tan querido por su pueblo que enfrentaron todos los peligros para enterrarlo en su lugar de nacimiento: Ixcateopan. Es tiempo de conmemorar la resistencia de Cuauhtémoc, la grandeza de la civilización del Anáhuac y su mérito de llamar a la unión de todos los habitantes de esta tierra en combate contra el invasor extranjero, convocando a la lucha secular de los pueblos originarios por sus derechos y poniendo así la primera piedra en la construcción de México, que se basó en la unión de toda la población contra el colonialismo independientemente de edad, sexo, color de piel, origen nacional o situación socioeconómica, en la lucha por la soberanía.
Una vez desvelados los móviles políticos e ideológicos que han negado la autenticidad del hallazgo de Ixcateopan, podemos afirmar, sin duda alguna, que los venerables restos que descansan en la Iglesia de Santa María de la Asunción en Ixcateopan, Guerrero, pertenecen al Hueyi Tlahtoani Cuauhtemotzin, se tienen todas las pruebas y así lo debe reconocer el Estado mexicano y toda la población de nuestro país. El 500 aniversario del asesinato de Cuauhtémoc es una conmemoración en la que debe reconocerse oficial y públicamente esta gran verdad de tanto significado para los y las mexicanas.