Hace cien años nació Pedro Moctezuma Díaz Infante, el 24 de agosto de 1923, en la ciudad de San Luis Potosí. Desde los ocho años supo que quería ser arquitecto, en una época en que en su ciudad ni siquiera existía una Facultad de Arquitectura. Quizá lo heredó de Nezahualcoyotl. Su familia, oriunda de Ciudad del Maíz, desciende de Ixcaxochitl, conocida como Tecuixpo y bautizada como Isabel Moctezuma. Dado que Xochicueyetl, la mamá de Moctezuma Xocoyotzin era hija de Nezahualcoyotl, este hombre legendario es ancestro de Pedro.
Al morir su padre, Pedro Moctezuma Barragán, en 1936, el niño tan solo tenía 12 años y a esa tierna edad se responsabilizó de mantener a su madre Beatriz y a sus hermanos, Beatriz y Jorge. Desde temprana edad tuvo que estudiar y trabajar al mismo tiempo, incluyendo los fines de semana. Al terminar la secundaria se trasladó al DF, para ingresar en una preparatoria donde pudiese estudiar arquitectura, ya que en aquella época la elección de la carrera elegida por los jóvenes debía definirse desde el inicio de la preparatoria. Se inscribió en la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM que contaba en sus programas con el Bachillerato de Arquitectura. Tuvo excelentes maestros como Javier Barros Sierra, el doctor Alberto Barajas y otros. En 1943 ingresó a la Escuela Nacional de Arquitectura donde culminó su carrera. Tuvo como maestros a los mejores arquitectos como José Villagrán, Mario Pani, Enrique del Moral y otros. Siempre tuvo gran amor por la UNAM.
Unos años trabajó en un bar en Tacuba, encargado el jovencito de quitarle las pistolas a los soldados del Campo Militar Número Uno, que entraban al establecimiento. Su tragedia, lejos de amilanarse, le dio fuerza. Se levantaba temprano y regresaba hasta la madrugada. Una época trabajó en revisar los faroles fundidos en el Centro de la Ciudad de México, tomaba el último camión y frecuentemente se quedaba dormido, cuando despertaba el vehículo ya había regresado al centro… tenía que caminar hasta su casa en la Colonia del Valle. Estudió la preparatoria en San Idelfonso y salía a las tres de la tarde, misma hora en que tenía que entrar a trabajar en el Zócalo, así que diario sufrió la angustia de buscar salir un minuto antes de clase y correr para llegar tan sólo unos minutos tarde al trabajo. Una vez invitó a desayunar al Sanborns a una niña que le gustaba, en aquella época se usaba que fuesen acompañados de un “chaperón”, el desayuno constaba 4 pesos, así que durante semanas ahorró para juntarlos y por fin invitó a la chamaca. Al llegar al Sanborns se topó con la situación de que su pretendida había invitado a dos chaperones y él solo tenía doce pesos en la bolsa: llegó… saludó a los tres… y de prisa se fue apenado. Ya más grande cuando visitaba a su novia Tere, se sentaba al frente de ella y se quedaba dormido del cansancio… ella, prudente, subía y esperaba a que Pedro despertara y prendiera la luz, como aviso de que ya podía continuar la plática.
Pedro salió adelante y alcanzó sus metas, como millones de personas lo han hecho, con base en el esfuerzo. Los mexicanos somos capaces de construir un país, y de ello, afortunadamente hay muchos ejemplos. Uno de ellos es el que nos deja Pedro Moctezuma, que demostró la capacidad que tienen colectivos que él dirigió de trabajadores, arquitectos, ingenieros, albañiles, artesanos, comunidades indígenas, para edificar hospitales, escuelas, carreteras, naves industriales, centros urbanos, viviendas, auditorios, rascacielos, centros nucleares, centros de convenciones, aeropuertos, edificios gubernamentales, infraestructura para PEMEX, urbanizar ciudades, construir deportivos, parques, guarderías y viveros, viveros por doquier, por lo que Moctezuma sembró cientos de miles de árboles en nuestro México. Siempre atento a los problemas del país, estudió a fondo y planteó soluciones para problemas acuciantes como el del agua.
Todo lo logrado ha sido producto de luchas ancestrales, por lo que también Pedro Moctezuma diseñó monumentos a nuestros héroes. A nuestro Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Ignacio Zaragoza, Lázaro Cárdenas, a Cuauhtémoc y a la Independencia, en varias ciudades. Fomentó el muralismo en cada una de sus obras y también trabajó para darnos nuestro moderno escudo nacional, con el águila erguida y orgullosa, junto con el maestro Francisco Eppens Helguera, también oriundo de San Luis Potosí.
En nuestro país, todo lo construido en el siglo XX, fue gracias al impulso de la Revolución Mexicana y al cardenismo, se reflejó principalmente a partir de la década de los cuarenta, en el desarrollo de un México que pudo construir la infraestructura necesaria para el desarrollo económico, social y cultural.
Hay quien dice que en México todos los funcionarios, todos los políticos, son corruptos. Pedro Moctezuma es un ejemplo de alguien que trabajó intensamente y no sólo con gran pasión sino con absoluta honradez. Pero además de honesto, también fue extraordinariamente eficiente y dedicado.
La responsabilidad individual y la responsabilidad social es un rasgo que ayudará a la sociedad mexicana a salir adelante. Pedro se hizo responsable, desde niño, de su familia y de cumplir cabalmente sus deberes, comenzando por revisar, a medianoche, que estuviesen encendidas las luces de la ciudad, hasta defender nuestra Constitución en el mismo Vaticano, en 1964, cuando en una entrevista oficial y secreta con el papa Paulo VI éste le exigió que se cambiaran los artículos 3º, 27º, 123º y 130º, para restablecer relaciones. Don Pedro le dijo al Papa: “esos artículos son producto de la Revolución Mexicana que costó millones de muertos… y nunca se van a cambiar”. Así concluyó su misión “diplomática”. Desgraciadamente, en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, que llegó con la ilegitimidad del fraude de 1988, para restablecer relaciones prometió al Vaticano cumplir con esas exigencias y las relaciones se compusieron en 1992.
Moctezuma se responsabilizó de urbanizar ciudades perdidas en Acapulco y Tijuana, además de garantizar, siempre, la solidez de su obra. Ni en el terremoto de 1957, ni en el del 1985 o el de 2017 se cayó alguna de sus construcciones. En Acapulco, además de urbanizar muchas colonias como la Morelos, Jardín Palmas, Jardín Mangos, la Garita y la Laja, construyó deportivos como el Vicente Juárez y Los Mangos, que aún dan servicio a la población. En Tijuana, canalizó el río que se inundaba continuamente y urbanizó el lecho del río, donde se ubicaba “cartolandia”, dotando de cientos de viviendas gratuitas a la población.
Hay mexicanos patriotas, con profundo nacionalismo. Pedro tuvo el honor de cortar con tenazas la malla y entrar a recuperar El Chamizal, que Estados Unidos nos había robado. Luego, urbanizó ese territorio, sembró 600 mil árboles y construyó un hermoso parque y un deportivo.
Un hombre volcado al servicio de un pueblo, todo para la gente, todo para el país: edificios públicos, espacios públicos, escuelas, hospitales. Soluciones nacionales, acción social, todo con eficiencia, todo con trabajo, todo con ética, todo para promover valores patrióticos, para la sociedad, para los demás, todo bien hecho, todo bien pensado, todo con amor.
Otro rasgo a destacar del arquitecto Moctezuma, es que en medio de un régimen de corrupción y habiendo manejado obras de decenas de miles de pesos, el proyecto de la canalización del Río Tijuana que él implementó, tuvo un costo de 176 mil millones de pesos, y el arquitecto no se quedó con un sólo centavo. La estructura de la Torre de Pemex, de 214 metros de altura, contiene 53 plantas de 2.77 metros de altura por piso y entre 1,845 a 1,850 metros cuadrados de superficie habitable; además de dos niveles subterráneos de estacionamiento. Costó cientos de miles de millones de pesos administrados con absoluta honradez. Es uno de los edificios ‘súper resistentes’, puesto que es de los pocos rascacielos de más de 50 plantas, edificado en zonas de alto riesgo sísmico en el mundo. Y salió sin ningún vidrio roto en el terremoto del 19 de septiembre de 1985, en el de la misma fecha de 2017 y en todos los sucedidos desde su inauguración en 1982. Lo mismo podemos decir de los edificios del conjunto administrativo que terminó en 1968. Políticos del más alto nivel le ofrecieron que trabajara en obras privadas de miles de millones, ganando jugosos sueldos… a uno de ellos le contestó a su propuesta: “Yo no trabajo para ricos y menos si no sé de dónde sacaron el dinero”. Él fue ante todo un servidor público, dado que tuvo 11 hijos, siempre cimentó su economía familiar únicamente en su sueldo y trabajó mucho para mantenerlos con dignidad.
El 31 de enero de 2013, en la Ciudad de México, ocurre una explosión en la Torre Ejecutiva de PEMEX, en la Torre Conjunta B2, en el Conjunto de PEMEX, dejando un total de 37 muertos y 100 heridos. Esa explosión fue un atentado efectuado en momentos en que el gobierno se proponía privatizar PEMEX. Dijeron que la explosión fue por gas en el edificio B2, que es un edificio de oficinas de 12 pisos. Al principio se dijo que explotó una caldera en la subestación eléctrica pero está ubicada en un cuarto de máquinas, una construcción de un solo piso, aislada. Explota el punto en que hay un sótano, en un estacionamiento, tumba tres pisos, pulveriza toneladas de concreto. En realidad, fue una explosión de C4 explosivo que sí pudo causar ese daño. Fue una explosión súbita, nadie olió a gas en minutos y horas anteriores, no había una fuente de gas en ese edificio de oficinas. Tampoco en el subsuelo, pues el terreno –que escogió el mismo arquitecto Moctezuma– había sido un taller mecánico de PEMEX. Además, numerosos testigos, heridos y elementos de seguridad, observaron momentos antes de la explosión, un gran movimiento en el que se introdujeron cajas –supuestamente con computadoras y equipos–. En ese edificio había archivos con información confidencial, además, el edificio se mantuvo cerrado seis meses, tiempo suficiente para eliminar todo elemento incriminatorio. Tal explosión sirvió también para hacer creer a la opinión pública que PEMEX era ineficiente y había que entregarlo a extranjeros. Al parecer la intención era demoler todo el edificio, y que murieran quienes conocían la información comprometedora, pero está tan bien construido que sólo lograron derrumbar tres de los doce pisos de oficinas.
El arquitecto Pedro Moctezuma Díaz Infante fue un técnico al servicio de las instituciones públicas, hoy tenemos la tarea política de transformar el régimen, para que se permita la construcción de la nación mexicana del siglo XXI, para que se desate la energía de nuestra sociedad mexicana, para que triunfe la paz y el trabajo, para que prevalezca la justicia y la democracia, para que preparemos los cimientos, el terreno, de la gran edificación nacional, de modo que no sólo haya un Pedro Moctezuma, sino miles, miles de grandes constructores, millones de personas honradas y con ética, millones de mexicanos que realicen su sueño, millones de personas dignas y responsables de construir su futuro.
A cien años de su nacimiento, lo recordamos con agradecimiento por su aportación a México y su ejemplo para todas y todos los mexicanos.