De una manera simplificada y de ninguna manera subestimada, un legislador en México hace leyes, las propone y aprueba. También tiene responsabilidad, muy importante, en el control financiero y presupuestal del estado o país y en la designación de algunos funcionarios públicos como el presidente de la comisión de derechos humanos, magistrados y otros puestos. Es un contrapeso importante para el poder ejecutivo ya que regula, y vigila el cumplimiento de las políticas públicas. Los legisladores son los diputados en el ámbito local y federal y los senadores que sólo son federales.
Para el ejercicio de sus funciones, en ambos puestos, es fundamental conocer, defender y aliviar las necesidades de los ciudadanos que representan, ellos son voceros de la gente para canalizar o solucionar sus problemas. Esto implica un conocimiento profundo de su distrito o Estado y gestionar los recursos necesarios para su bienestar. Así mismo, tener conocimiento del entorno del país en sus prioridades y visión futura, para evolucionar y estar preparados para atender crisis. Desde luego, manejar los planes y programas estatales y federales.
Cuando la elección de los legisladores coincide con la de alcaldes o gobernadores, en ocasiones no se presta atención suficiente a ellos, pero son igual o más, relevantes. Ser legislador es un puesto muy importante pues en él se definen aspectos relacionados con el desarrollo de la sociedad.
Para ser diputado se pide ser mexicano, mayor de edad, vecino de la zona que se desea representar, no ser ministro religioso y no tener puesto público activo. Condiciones que nada tienen que ver con la competencia profesional ni experiencia en servicio público. Por eso, se postulan, artistas, deportistas, luchadores, locutores y famosos. Oferta pobre y que asume un electorado incapaz de elegir más allá de la simpatía personal.
Postulación que cuando no se tienen suficientes credenciales, es un retroceso democrático y una gran irresponsabilidad para quien acepta la candidatura y de los partidos que los postulan. Complicidad negligente y deshonestidad política.
Los partidos lo hacen por visión de rentabilidad electorera, porque la fama de sus candidatos es utilizada para atraer votos, conseguir mayor porcentaje en las urnas y, por consiguiente, más diputaciones plurinominales.
Como señala el filósofo Savater, en cierta medida todos somos políticos y hacemos política, desde el momento en que elegimos a nuestros gobernantes estamos inmersos en problemas públicos y podríamos ocupar puestos políticos. Sin embargo, la democracia implica que los mejores se postulen y sean elegidos para defender los intereses de la población que representan.
Por favor, no vote por quien no tiene experiencia en el servicio público, en algo tan serio no se puede empezar de cero. Tampoco vote por quienes buscan la reelección y jamás han mostrado interés en su Distrito.
Recuerde considerar: competencia profesional, experiencia pública y habilidades personales; así mismo, valores de vida pues reflejan intenciones y sensibilidad. Esto nos permitirá establecer competencias y expectativas éticas y de salud emocional.
Hace días circuló un video de una entrevista con un candidato para las próximas elecciones. Hay varios conceptos interesantes del documento que más allá de ser una herramienta de propaganda, proporciona una idea de la persona y que puede servir de guía para evaluar a los candidatos para los diferentes puestos públicos.
Hay una inevitable la referencia a sus padres y los aprendizajes de ellos; habla también de los dones recibidos y del compromiso de ponerlos al servicio de los demás: “El privilegio de la educación, de la familia, del ejemplo, honrar el legado de mis padres quienes lo dieron todo al servicio de la gente”.
De su madurez política y vocación señala: “…empezar desde abajo…antes me ofrecieron otros puestos, pero yo era muy joven…aportar a esta vocación que asumo con mucha responsabilidad…empaparse de la realidad…ayudar a muchísima gente”.
Claro, esto es una parte de lo que debemos evaluar. Falta mucho por ver. Por lo pronto hace falta una iniciativa de ley que amplíe los requisitos para ser diputado o legislador. Las leyes y políticas públicas surgen del entorno y es indispensable el conocimiento profundo de él, no necesitamos improvisados.