Dos sucesos traen a la conversación el famoso “nearshoring”. El primero, las dificultades en las relaciones entre Estados Unidos y China que afectan el intercambio comercial entre ambos países y abre las posibilidades para exportar la mercancía mexicana, que se traía de China, hacia el país vecino. El segundo, la guerra entre Ucrania y Rusia ha provocado que varias empresas de occidente empezaran a tomar medidas de reubicación dado que la situación no mejora.
De acuerdo con Carlos Vargas, maestro del EGADE, “el nearshoring es una estrategia de subcontratación de servicios y procesos industriales en países cercanos, o al menos ubicados en la misma región geográfica, a la empresa contratante. Esto permite integrar cadenas de suministro y busca aprovechar los beneficios de una ubicación geográfica cercana, en lugar de recurrir a proveedores ubicados en lugares más lejanos”.
Es una relocalización de fábricas proveedoras de productos.
México tiene una fuerte posibilidad de incorporar esta estrategia comercial porque comparte tres mil 152 kilómetros de frontera terrestre con Estados Unidos, cuenta con tratados como el T-MEC con Estados Unidos y Canadá y es parte de la G20 y de la Alianza del Pacífico lo que ofrece condiciones de crecimiento económico significativo.
Al mejorar y optimizar las cadenas de suministro y estar más cerca de los consumidores se reducen costos. Para la empresa contratante ofrece beneficios económicos en sueldos, energía e impuestos, así como una significativa mejora en tiempos de entrega. Otras ventajas pueden ser la gestión del tiempo al no existir grandes diferencias horarias, costos de transporte menores, mejor conocimiento del mercado y del entorno.
El país que da el servicio genera empleos y atrae mayor inversión extranjera, pero lo obliga a tener mejores condiciones de infraestructura y desarrollo. Hay un ganar-ganar, pero la fórmula no es tan simple. Ante todo, se requiere voluntad y visión política para verlo como oportunidad y actuar en consecuencia.
Es lógico pensar que las empresas que decidan instalarse en México para ser proveedores de productos hacia los socios de Estados Unidos, Canadá y América Latina demanden condiciones de operación que garanticen eficiencia y bienestar para sus empleados. Igualmente requerirán asegurar el abasto de agua, de energía, capital humano, infraestructura de carreteras y canales de distribución, conectividad tecnológica, certeza jurídica y seguridad. Por supuesto, con la capacidad de evolucionar a energías limpias y poder cumplir con los requerimientos de cuidado ambiental.
El alto nivel de contraste que tenemos en muchos de estos rubros puede desanimar la visión optimista sobre esta oportunidad comercial.
No hay duda del capital humano y de las instituciones de educación superior para abastecer las necesidades de mano de obra calificada.
Como dato que refuerza esta afirmación, y para las compañías que demanden la transformación digital, el informe anual «Scoring Tech Talent» de CBRE ubica a la ciudad de México, Guadalajara y Monterrey en el Top 10 de las ciudades con mayor mercado de empleo tecnológico en América latina. Esta empresa analiza el empleo tecnológico, los salarios y las tasas de graduación en los centros tecnológicos más grandes de América Latina. Según este análisis, la ciudad de Sao Paulo ocupa el primer lugar, la Ciudad de México el segundo, y Guadalajara y Monterrey se ubican en el séptimo y octavo lugar respectivamente. Otra referencia es el informe 2022 de Pentalog, empresa líder en transformación digital con sede en Francia, en el que México se ubica en la segunda posición mundial como el país en donde están los mejores desarrolladores de tecnologías de la información. Y esta calidad en profesionales de tecnología se tiene también en otras especializaciones.
Otra ventaja de México es la experiencia del sector empresarial, cuya solidez ofrece ventajas en capital humano, programas de capacitación, redes de apoyo comercial y sobre todo una buena reputación internacional.
El problema está en la visión del Gobierno afectada por intereses políticos. Hay muchos indicadores. Por ejemplo, México ha tenido un bajo nivel de inversión en infraestructura de transporte y comunicaciones lo cual representa una limitante. Así mismo, la inseguridad en carreteras y ciudades le quita el ánimo a cualquiera. Y no se diga la imagen de narco Estado que tenemos.
Hay una expresión que dice que quien no puede con lo pequeño, menos podrá con lo grande. Dicho de otra manera, si no podemos poner orden en casa, ¿podremos hacernos cargo de otros espacios?
Si no podemos resolver problemas elementales como la limpieza de calles y condiciones de avenidas y carreteras de nuestras ciudades cercanas a la frontera, ¿usted cree que podremos con todo el paquete que implica el “nearshoring»?
Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com