¿Cómo no se va a enfermar el presidente si se la vive de pleito?, ya no puede con el estrés que todos los días le representan las mañaneras. Decir mentiras, ocultar información y estar en pleito con los conservadores y con quienes piensen diferente a él, le están cobrando la factura, tanto en su salud como en su proyecto político.
Su gobierno se ha caracterizado por polarizar a la sociedad gracias a sus “otros datos” y estilo de gobernar. Su autoritarismo, la poca transparencia de información, la protección de sus allegados y su nula disposición al diálogo, le ocasionan serios obstáculos a su proyecto de transformación y le cuesta aceptarlo. Y cuando ya no puede con la presión, el tema lo cataloga como de seguridad nacional o lo responsabiliza a los conservadores o argumenta exceso en gasto. Así responde a los cuestionamientos.
AMLO no ha podido cambiar la Constitución y está batallando con la imposición de su proyecto político. Hay muchas cosas que lo enojan, entre estas, el gobierno de Biden pues ya no sabe cómo resistir a la presión y explicaciones que le exigen principalmente por los temas del narcotráfico y migración.
Este cuestionamiento se suma a los correspondientes por la creciente militarización del país al permitir que las fuerzas armadas se apropien de aduanas, aeropuertos, aerolíneas, fideicomisos y bancos; igualmente ser titulares de los famosos proyectos estratégicos. El verdadero interés del gobierno de Andrés Manuel no son los pobres sino los militares.
La investigación de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad sobre los gastos excesivos del general Luis Cresencio Sandoval, Secretario de la Defensa Nacional, en viajes y productos de lujo para él y su familia, dejaron al descubierto que el discurso del presidente de austeridad y equipo incorruptible es falso. Andrés Manuel prefirió minimizar el tema respondiendo “y qué, cuál es el problema”, por supuesto con enojo.
Con la Suprema Corte de Justicia también trae pleito, hasta pidió a su gabinete “ni siquiera tomar el teléfono” a los ministros. AMLO acusa a la presidenta Norma Piña que tras su nombramiento se han presentado una serie de resoluciones a favor de presuntos delincuentes o se han tomado decisiones que a él no le han gustado como el freno del Plan B que afectaba al INE.
Luego, el fallo de invalidar la reforma del congreso que transfería al ejército el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional, cuerpo policial que desde su creación tiene carácter civil, desató una serie de reproches porque los ministros “actuaron de manera facciosa, defendiendo las antiguas prácticas del régimen autoritario y corrupto”. Y un nuevo enojo tendrá Andrés Manuel cuando los ministros declaren inconstitucional el acuerdo presidencial que clasificó todas las obras prioritarias de la Cuarta Transformación como de seguridad nacional que limita la transparencia de recursos y procesos. AMLO no entiende que los ministros son juristas y solamente protegen la Constitución.
También está la propuesta de eliminar, fusionar o integrar 18 instituciones cuyas funciones no considera esenciales. Organizaciones que representan causas sensibles como la Secretaría del Sistema Nacional Anticorrupción, la Comisión Nacional para el uso eficiente de la Energía, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas y el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua.
Desde luego, está el proyecto de desaparición del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, INAI, quien tiene pendiente la asignación de dos consejeros. Es una institución estratégica para la democracia mexicana pero el presidente la considera “inútil”, se le olvida que en su momento utilizó la información de este organismo como parte de su campaña electoral. Ahora no le conviene que le estén señalando los errores y las corruptelas de su gestión.
Y esto es por mencionar algunas de las batallas actuales del presidente porque también recordemos que están los temas de salud con la desaparición del INSABI y el desabasto de medicinas, los robos al Banco Bienestar, el fraude de SEGALMEX, las ineficientes CFE y PEMEX y las elecciones 2024. Defiende temas sin argumentos racionales.
Estos problemas le están cobrando factura al presidente quien siempre está rodeado de una serie de dudas, especulaciones y rumores sobre su salud y decisiones. Como dice un especialista “el poder es por definición huraño a la transparencia”.
A AMLO se le está acabando el tiempo y tiene miedo de debilitarse aún más. Ya no aguanta la presión, por eso se enferma.
Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com