Innovadora, espectacular y relevante fue la Ceremonia de Inauguración de los Juegos Olímpicos 2024 en París, Francia. El evento, que permanecerá en nuestra memoria, nos llevó de la mano por lugar emblemáticos de la ciudad y nos permitió apreciar la belleza de sus monumentos históricos y la majestuosidad de la Torre Eiffel como centro de la ceremonia.
Las olimpiadas es la justa deportiva por excelencia. Siempre es admirable advertir el desempeño de los atletas que a través de años de disciplina y perseverancia muestran su talento deportivo del más alto nivel. Así, apreciamos las competencias en las disciplinas tradicionales, pero también en los deportes que se van incorporando conforme a los gustos e intereses de las personas.
Es en estas competencias en donde se comprueba el nivel de desarrollo de las naciones que apoyan a sus deportistas para que ellos realicen y cumplan su sueño, pero también como un medio que muestra poderío mundial. Cuando los países son sede de las olimpiadas deben demostrar su capacidad e infraestructura para albergar a los atletas y turistas, y para la ejecución de los diferentes deportes. Sin embargo, es en la inauguración en donde el anfitrión tiene la oportunidad de demostrar su creatividad para presentar aspectos de su cultura y vida, y recursos para hacer de esta ceremonia un espectáculo atractivo.
Los valores olímpicos que han guiado a los juegos olímpicos desde 1896 son la excelencia, el respeto, la amistad, la sostenibilidad y la inclusión; valores simbolizados en los tradicionales aros olímpicos, diseñados por Pierre de Coubertin, como unión de los continentes a través del espíritu deportivo.
En París 2024 vimos todos los aspectos que se viven en esa ciudad: arte, moda, música, paisaje e historia en un ensamble que mostró inclusión y la diversidad como ideales siempre vigentes de la sociedad. Más allá de la polémica de ciertas expresiones, que no tienen por qué gustar, la inauguración de las olimpiadas fue un espectáculo integral.
La ceremonia cumplió con lo establecido en la Carta Olímpica de preparar un programa con expresiones culturales del país anfitrión, el desfile de atletas y el encendido del pebetero, pero se tuvo que pedir autorización del Comité Olímpico para hacer la ceremonia fuera de un estadio.
El agua fue el elemento que unió a los países mediante el desfile de las delegaciones a través del Sena y por la lluvia que se hizo presente durante la ceremonia y que le dio un toque especial que fue superado como si hiciera referencia a los obstáculos que se presentan durante la vida deportiva.
El misterioso portador de la antorcha recorrió la ciudad por lugares emblemáticos de París hasta llegar a Trocadero para entregarla a Zinedine Zindane y posteriormente a otros atletas famosos que se sumaron a la comitiva con Rafael Nadal, Serena Williams, Carl Lewis, Nadia Comanecci, y los atletas paralímpicos Nantenin Ketia, Alexis Hanquinquant y Marie-Amélie Le Fur, entre otros.
Finalmente, los franceses la velocista Marie-José Perec y el judoca Teddy Riner recibieron el fuego de Charles Coste de 100 años, medallista de oro en ciclismo de pista en Londres 1948, y encendieron el pebetero en un globo gigante que flotó hacia el cielo.
La presencia de artistas como la banda de heavy metal Gojira en la Conciergerie y las María Antonieta decapitadas iluminadas de rojo; o Lady Gaga y su número de cabaret con una coreografía vistosa en una escalinata; o el famoso Cancán en las orillas del río Sena; o “La Marsellesa desde el Grand Palais; o la interpretación de Imagine a piano con Juliette Armanet en un escenario flotante a lo largo del Sena, entre muchos otros momentos artísticos hicieron que la larga ceremonia inaugural de 5 horas mantuviera la atención constante en espera de lo sorpresivo. Cada momento artístico tuvo su referencia histórica o cultural relacionada con Francia.
El final con Céline Dion, después de cuatro años de ausencia en el mundo del espectáculo por el síndrome de persona rígida, hizo que el cierre del evento fuera sublime por la calidad de su voz, la canción interpretada – “L’Hymne a l’amour- y por lo que representa su regreso a través de la disciplina y voluntad, valores presentes en el deporte.
Las Olimpiadas dan mensajes de esperanza a través de la expresión deportiva en convivencia y paz.
Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com