En la inmediatez de un nuevo año es posible anticipar ciertos comportamientos sociales, sobre todo, después de tener aprendizajes a raíz del COVID y sus variantes. Diez de ellos desde mi óptica personal:
Primero: El trabajo y universidad en casa. La comunidad laboral y estudiantil están bien dispuestos a continuar con el home office y el school line si no en su totalidad, sí en ambientes híbridos, es decir, combinados con la presencialidad. La inversión en tiempo por traslados y los ambientes seguros y cómodos en casa, han generado una cultura de relación, negociación y aprendizajes virtuales que se mantendrán por mucho tiempo más. La urgencia de las empresas y universidades para hacer las adecuaciones correspondientes para la operación a distancia que se dio por el COVID, ahora es una exigencia para perfeccionar y asegurar eficiencia y calidad. Es claro, que, en el caso de la enseñanza, la educación en línea demanda diseño instruccional e infraestructura física y tecnológica propias por lo que la conversión es una estrategia para crecer y mantener el alumnado. Demandará también la revisión de colegiaturas y costos. En las empresas, la medición de calidad de los servicios en línea, de manera especial, así como los códigos de ética requerirán nuevos lineamientos. En el mundo del trabajo surgen nuevas formas de hacer negocio y profesiones, cultura corporativa para adaptarse.
Segundo: Sostenibilidad. Asegurar las capacidades y competencias para el futuro, seguirá más vigente que nunca en equilibrio entre crecimiento económico, bienestar, estado de derecho, medio ambiente y contrato social. Con más conciencia de que no puede haber sostenibilidad sin justicia ni inclusión, sin derechos humanos.
Tercero: Bioética global. La calidad de vida no está asociada solamente a los aspectos médicos o de salud, se incorporan a este concepto la visión interdisciplinaria que involucra política social, cultura organizacional, la responsabilidad social y condiciones ambientales. La conciencia por tener condiciones óptimas de vida seguirá presente. Surgirán nuevas vacunas y más restricciones de viaje.
Cuarto: Participación ciudadana. El gobierno considera en mayor proporción la participación de la ciudadanía mediante mecanismos formales para la planeación y evaluación de políticas públicas, para identificar necesidades, conocer su percepción sobre avances, e involucrar talento. Hay más conciencia del gran valor de la inteligencia colectiva. La combinación del diálogo, la escucha social y la acción.
Quinto: Educación emocional. Hay más sensibilización sobre la importancia de la atención emocional. La persona que recibe educación emocional, desde temprana edad, le permite distinguir sus emociones, controlarlas y expresarlas de forma saludable. La madurez emocional tiene impacto en la vida social; se refleja en entornos de paz y constructivos. Una comunidad madura se refleja en su política, instituciones, ambiente y relaciones entre los individuos. Se hace urgente el manejo del tema, por el incremento en depresiones, violencias y suicidios, en política pública, apoyos institucionales y programas educativos.
Sexto: Tecnología-evolución. Los avances tecnológicos como herramientas para la ciencia, la comunicación, el manejo de la información, el funcionamiento social y el desarrollo exponencial en todos los ámbitos de la vida, es una realidad, su evolución no se puede detener. Sin embargo, la inteligencia artificial, los robots humanoides, la nanotecnología, el internet de las cosas, entre muchos otros temas, alertarán por su impacto emocional en la persona. Se enfatiza la preocupación por la degradación humana en donde el hombre es totalmente manipulado por la tecnología. La tecnología que nos une nos aleja y nos cambia. Que cuestiona la verdad vs. lo que es real.
Séptimo: Libertad. La libertad no puede ser totalmente limitada por lo que las manifestaciones y la expresión de diferentes voces seguirán presentes en los espacios públicos. Las redes sociales son las grandes aliadas.
Séptimo: Diversidad. Las expresiones de respeto hacia lo diferente, con tolerancia e inclusión son temas del diálogo político.
Octavo: Cambio climático. Continúa la presión por el manejo responsable de los procesos industriales que afectan el equilibrio ambiental.
Noveno: Solidaridad. La fuerza de la colaboración compasiva para la ayuda a los más vulnerables. Se fortalecen los conceptos de filantropía estratégica, emprendedorismo social y trabajo con causa.
Décimo: Deudas sociales. La migración, pobreza, desigualdad, violencia en calles y de género, así como la guerra de cárteles por narcotráfico y armas, lamentablemente seguirán. Formarán parte de los diálogos políticos internacionales, pero no habrá mucho avance.
Aunado a lo anterior en el lenguaje cotidiano estarán los conceptos de foodtech, dinero digital, multi experiencias, y alianzas.
Recordamos la frase de Fernando Savater que siempre estará vigente: “Tres virtudes necesarias: coraje para vivir, generosidad para convivir y prudencia para sobrevivir”.
Vivir, convivir y sobrevivir, podrían equivaler a determinación personal, hacer el bien y decisiones reflexivas.
Ninguna realidad debe cerrar la posibilidad a la convivencia y a la construcción de nuevos entornos productivos y de justicia social. Conciencia del otro, trabajar con el otro; compromiso con la verdad, con el bien.
Mis mejores deseos para que el 2022 sea una oportunidad para revisar nuestras vidas y plantearnos cosas positivas. Un poco de fe quizás reanime la esperanza de un mundo mejor.
Así las cosas.