“La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”, Picasso
Cuando hablamos de creatividad a veces se asocia como una habilidad exclusiva de los artistas. Generalmente se vincula con el talento y la grandeza. En ocasiones se cree que pertenece a los genios quienes viven en ambientes solitarios y producen obras que no existen. Esto es un mito pues la realidad es que nacemos con ella, pero no siempre la expresamos.
Todos tenemos la capacidad para tener ideas originales. El proceso creativo requiere de trabajar conexiones neuronales, así como tener influencias positivas, referencias y estímulos para que, en una mezcla diferente, den un producto propio y ofrezcan un valor que antes no se percibía.
Steve Jobs señaló: “En la creatividad se trata de conectar cosas. Cuando les preguntas a personas creativas cómo hicieron algo, señalan que realmente no lo hicieron, sólo lo vieron. Pareció obvio para ellos después de un tiempo, percibir de manera diferente a los demás, las cosas”.
Mariano Sigman, uno de los neurocientíficos de mayor prestigio internacional, señala que “el cerebro nunca deja de cambiar ni de trabajar, por lo tanto, nunca dejamos de aprender y transformarnos”. Hay gente que durante el sueño recibe imágenes inspiradoras para crear, como Paul McCartney cuando compuso ‘Yesterday’ tras un sueño.
Lo mismo sucede con las ideas. La realidad muestra que todas son buenas, todas son útiles, sólo se requiere encontrar el espacio correcto para su aplicación.
La expresión “pensar fuera de la caja”, más que una invitación a pensar diferente es un estímulo a buscar la caja correcta, la que ofrezca un ambiente inspirador y que permita construir con los demás. Las grandes ideas nacen en grupo, en la colaboración con los demás.
Reid Hoffman, co-fundador de LinkedIn señaló: “No importa cuán brillante sea tu mente o estrategia, si estás jugando solo, siempre perderás ante un equipo”.
Por otra parte, el Dr. Tony Wagner del Centro de Tecnología y Espíritu Emprendedor de Harvard señala la necesidad de desarrollar las habilidades en la gente joven para que sea creativa y emprendedora y genere innovaciones disruptivas.
El perfil innovador se desarrolla, según Wagner, con tres ingredientes: experimentar, probar (play); la motivación necesaria que estimula la perseverancia (passion); y el propósito que hace la diferencia y que le da sentido a la vida (purpuse).
Hay muchos mitos sobre la creatividad, algunos: “Solo si eres inteligente, eres creativo”, “Las grandes ideas nacen por casualidad”, “quien lo pensó primero, es creativo”, “yo no soy creativo”, “la creatividad se lleva en los genes”, “la creatividad no se aprende”, “la creatividad se refiere solo a las innovaciones”, “para ser creativo se debe trascender”.
Nada de eso es necesariamente realidad, no hay una fórmula para ser creativo. Ciertamente se requiere trabajo, constancia, dedicación y estar dispuestos a arriesgar y a aprender.
La música y el arte son dos profesiones altamente creativas. Son los mejores ejemplos de rupturas hacia lo convencional gracias a la creatividad.
De hecho, hoy en día hay una tendencia de ver el arte como una herramienta para generar conocimiento, para preservar la cultura o para crear ciudadanía. Así mismo como referencia para el ejercicio profesional. Es decir, el arte como estímulo para todas las áreas de la vida y de la cultura humana. ¿Por qué? Porque el arte permite expresarnos sin poner límites a la imaginación.
Y si el arte es resultado de la creatividad, colaboración y pensamiento innovador, lo mismo pasa o puede pasar en nuestras acciones diarias.
Así pues, con creatividad, colaboración y con pensamiento innovador, podemos hacer cosas diferentes que añadan valor a lo que hacemos.
Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com