El activismo demanda convicciones firmes y perdurables. Quienes lo asumen son personas con principios fuertemente arraigados que abogan por un cambio o por la permanencia de ciertas condiciones que se consideran violentadas. Las causas de su lucha pueden ser políticas, sociales, ambientales, culturales, derechos humanos o de justicia. Su clamor siempre “aprieta el zapato” de quienes ocupan posiciones de poder. En la historia hay muchos nombres de activistas y personas comprometidas con la sociedad, pero sobre todo con ellas mismas.
Su lucha es tan fuerte que los lleva a utilizar espacios, a veces ingeniosos, para dar a conocer sus ideas. Su actividad puede llevarse a cabo de manera independiente o en asociación con grupos y organizaciones que comparten sus objetivos, pero por lo general, actúan desde fuera de la estructura gubernamental o política. No pretenden asumir el poder. Son persistentes en su lucha y, sobre todo, creen en el ser humano, en la persona y en su dignidad por lo que elevarán el tono de su réplica en busca de mejores condiciones de vida. Algunos se vuelven activistas a raíz de un evento personal lamentable.
Citemos algunos casos como Alexei Navalny, Gioconda Belli, Mahsa Amini y Rocío San Miguel cuyas voces han hecho eco en la sociedad.
Alexei Navalny era un político, abogado y activista ruso conocido por su oposición al gobierno de Vladimir Putin y su lucha contra la corrupción en Rusia. De 47 años, se hizo conocido a través de su blog; sus investigaciones, que revelaron casos de malversación y corrupción de funcionarios rusos y empresas estatales, le dieron popularidad especialmente entre los jóvenes de su país. También participó en actividades políticas y fue miembro del partido político liberal Yabloko. Sin embargo, en 2011, fue expulsado por diferencias ideológicas. En 2013, anunció su candidatura a la alcaldía de Moscú, obteniendo el segundo lugar en las elecciones. Es considerado como el político opositor más conocido de Rusia. Murió el pasado 16 de febrero en una colonia penal en el Ártico mientras cumplía una condena de 19 años por cargos de extremismo político. Aunque todavía no hay una explicación oficial de su muerte, para sus seguidores y familia fue asesinado por el gobierno ruso. A partir de su fallecimiento ha habido diversas detenciones a manifestantes que señalan las “sospechas” sobre su muerte.
Gioconda Belli es una reconocida poeta y novelista nicaragüense de 76 años. Durante la década de 1970, Belli se unió al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), un movimiento revolucionario que buscaba derrocar la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua. Participó activamente en la lucha contra el régimen somocista y ocupó diversos cargos en el gobierno sandinista después del triunfo de la Revolución en 1979. Además de su activismo político en la promoción de los derechos de las mujeres e igualdad de género es conocida también por su carrera literaria. En 2023 fue despojada de su nacionalidad nicaragüense y de sus propiedades por considerarla opositora al régimen de Daniel Ortega. Actualmente tiene la nacionalidad española. Antes de esta expulsión tuvo dos exilios.
Mahsa Amini fue una mujer iraní que fue arrestada y torturada por la policía religiosa islámica por no usar el hiyab correctamente. Su muerte, en condiciones dudosas, simboliza la lucha por la libertad e igualdad de las mujeres. Murió en 2022 en un hospital cuando estaba bajo la custodia de la policía de Irán. Tres días antes de morir tuvo muerte cerebral que según la policía no fue tal sino un problema cardíaco. Su fallecimiento desató una de las mayores movilizaciones (también reprimidas) contra el gobierno.
Rocío San Miguel de 57 años es abogada y activista de derechos humanos venezolana y con nacionalidad española. Es especialista en temas militares y es acusada por traición a la patria, conspiración y terrorismo en Venezuela. Junto con varios familiares está detenida acusada de urdir un magnicidio en contra de Nicolás Maduro mediante la operación denominada “Brazalete Blanco”. Organizaciones de la sociedad civil exigen su liberación. Su activismo está documentado desde el año 2000.
En México tenemos el caso de la enfermera y activista Marisela Escobedo Ortiz quien fue asesinada en 2010 mientras protestaba por el feminicidio de su hija de 16 años ocurrido en el 2008. En el 2009 fue absuelto el asesino. Su caso es conocido como “las tres muertes de Maricela” en el que refleja su exigencia por esclarecer la verdad y la inacción de las autoridades. Su lucha es símbolo de la impunidad en México.
Lamentablemente ellos y muchos otros en la historia y actualidad son silenciados porque “molestan”. Sin embargo, su lucha y ejemplo siguen vigentes en la denuncia de violaciones a los derechos elementales de vida.
Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com