Ya perdí la cuenta del número de informes que el presidente ha ofrecido al país. Entre los oficiales y las mañaneras se ha empeñado en describir una realidad alterna que México no vive.
Yo veo dos Méxicos: El que describe Andrés Manuel en su imaginario y el que vivimos todos los días los mexicanos.
En el evento del pasado 1 de julio, por el festejo de su triunfo hace cinco años, AMLO habló de un “pacto que sí ha funcionado” entre el pueblo y el gobierno al privilegiar a los pobres y necesitados. Evidentemente se refería a las dádivas sociales con las que ha beneficiado a los pobres, porque la realidad es que ha crecido la pobreza.
Él refiere a un país en donde la economía ha crecido en más de tres por ciento anual, con un peso fortalecido, con incremento en la producción de Pemex, con un sistema de salud pública que será uno de los mejores del mundo, con delitos del fuero federal a la baja, y por supuesto del éxito de sus programas de bienestar social.
Para Andrés Manuel está funcionando bien la estrategia de seguridad al atender las causas. Desde su perspectiva, no hay torturas ni se violan los derechos humanos ni hay un narco Estado. “Algo que es muy valioso, hay justicia y tranquilidad social y se avanza hacia la erradicación de la violencia, lo vamos a lograr entre todos. Me canso ganso” señaló.
Pero de los eventos inmediatos al festejo, como el secuestro de 16 funcionarios de Chiapas, la bomba contra la Guardia Nacional y de la ejecución de Hipólito Mora, por citar algunos, AMLO no dijo nada.
Aunque es un presidente con altos niveles de popularidad, la ciudadanía enfrenta carestía, falta de empleos, servicios deficientes de salud, y un entorno de violencia y desapariciones.
Para los especialistas y la oposición, el presidente sigue hablando de verdades a medias o mentiras. Los verdaderos otros datos señalan que en el 81 por ciento del territorio nacional operan bandas criminales, que es el sexenio más violento de la historia, que hay desabasto de medicamentos y violaciones a los derechos humanos, con proyectos estratégicos sin funcionar y de alto costo y con el 80 por ciento de licitaciones por asignación directa. Por supuesto, con casos de corrupción que no se persiguen y opacidad en la información.
En este sexenio, se calcula, se cometen 96 homicidios al día que comparan con el promedio de 55 con Peña Nieto y 71 con Calderón.
Bien dijo el Obispo de Apatzingán, Cristóbal Asencio García “(AMLO) prometió que su principal objetivo era poner la paz y yo digo: en lugar de haber celebrado festivamente en el Zócalo, por qué no decretar un día de luto, de duelo nacional, no sólo por los fieles de la Diócesis que han perdido la vida, sino por tantos hermanos en México…reconocer que en nuestro país hay más violencia que hace cinco años”.
De igual forma Marko Cortés, dirigente nacional del PAN dijo “tiene razón López Obrador en decir que su gobierno ha hecho historia. En efecto, nunca se habían registrado 160 mil homicidios dolosos y más de 100 mil personas desaparecidas”.
Jesús Zambrano, presidente del PRD, expresó “es mentira que el país ha mejorado con la politiquería de este gobierno; al contrario, cada vez hay más inseguridad y violencia”.
No hubo nada nuevo en este mensaje de Andrés Manuel. Las mismas promesas, las mismas ofensas y los mismos supuestos logros.
A la oposición, como siempre, se refirió con expresiones agresivas al definirla como clasista, corrupta, descarada, marrulleros, intelectuales acomodaticios, entre otras alusiones ofensivas y groseras. De igual forma, como siempre, señaló que los problemas en el país, particularmente de violencia por los grupos organizados, se deben a los gobiernos anteriores.
Por si fuera poco, somos un país polarizado en donde no sabemos qué es verdad por el manejo de datos diferentes.
Ya resistimos cinco años, habrá que tener paciencia para un año más.
Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com