La industria alimentaria ha estado bajo escrutinio durante años por sus prácticas cuestionables, pero un reciente escándalo sobre los ingredientes utilizados en los cereales infantiles ha puesto en evidencia una vez más las graves consecuencias de estas estrategias. Una carta enviada por el inversor Jason Karp a la compañía Kellogg revela cómo la búsqueda de ganancias a corto plazo está poniendo en riesgo la salud de nuestros hijos.
Este escándalo es un recordatorio de que la responsabilidad es nuestra. Somos nosotros quienes debemos exigir productos más seguros y regulaciones más estrictas. Es hora de que dejemos de aceptar estas prácticas engañosas y protejamos a nuestras familias de los nocivos productos ultraprocesados.
Es cierto que las familias más vulnerables, que siempre buscan opciones económicas, a menudo se ven obligadas a elegir productos ultraprocesados, como cereales cargados de aditivos nocivos. Y es en base a esta estrategia que la industria alimentaria aprovecha para ofrecer productos de muy bajo costo a expensas de la calidad de sus ingredientes, productos con listas de ingredientes impronunciables. Pero siempre, siempre hay una alternativa económica para cada comida. Además, tenemos que empezar a ver los alimentos como una inversión en nuestra salud, porque lo que ahorramos hoy en comida ultraprocesada lo gastaremos doble en el futuro para tratar de recuperar nuestra salud.
Colorantes y conservantes dañinos
Kellogg, una de las marcas más reconocidas en el mercado de cereales, continúa utilizando colorantes artificiales como Red 40, Yellow 6 y Blue 1, junto con el conservante BHT en sus productos vendidos en Estados Unidos. Estos aditivos, según estudios del Center for Science in the Public Interest, están vinculados con problemas graves de salud infantil.
A nivel internacional, la situación es diferente. Red 40 y Yellow 5 están prohibidos en el Reino Unido, mientras que Japón también veta el uso de Red 40, y Canadá prohíbe el conservante BHT. Sin embargo, la versión estadounidense de cereales como Froot Loops sigue incluyendo estos ingredientes tóxicos, mientras que sus versiones internacionales utilizan colorantes naturales como jugos de zanahoria, sandía y arándano.
Impacto en la salud infantil
Los efectos de estos ingredientes son mucho más graves de lo que podemos imaginar. Estudios han demostrado que los colorantes artificiales y conservantes como el BHT están contribuyendo al aumento de la prediabetes en niños, trastornos de salud mental, alergias, obesidad, problemas de comportamiento, daños en órganos, cáncer y defectos de nacimiento.
Y no solo los aditivos artificiales, sino también los que claman ser ‘naturales’. Estudios han vinculado el consumo de productos procesados con un aumento en la hiperactividad y el déficit de atención en niños. Aditivos como la tartrazina y los parabenos son responsables de alergias, y está demostrado que el azúcar es más adictivo que la cocaína.
Respuestas legislativas y posición de la FDA
En respuesta a estas prácticas, el legislador californiano Jesse Gabriel ha propuesto prohibir los colorantes artificiales en los alimentos vendidos en cafeterías escolares. Productos populares como Lucky Charms, Gatorade y Skittles podrían verse afectados por esta legislación.
Mientras tanto, la FDA sostiene que los aditivos de color son seguros si se usan de acuerdo con sus regulaciones, aunque numerosos estudios cuestionan esta afirmación y destacan sus efectos perjudiciales, especialmente en los niños. FDA vs. la madre naturaleza, ¿quién crees que tiene razón? ¿Lucky Charms o un plato de verduras orgánicas y un trozo de carne de una vaca alimentada con pasto?
¿Qué podemos hacer para evitar los productos ultraprocesados?
Elige alimentos reales: En vez de sacar tu desayuno de una caja o una bolsa cargada de aditivos, opta por un desayuno de huevos fritos, jamón, palta (aguacate), sauerkraut (col fermentada) y un poco de arúgula con pecanas. Esto no te tarda más de 10 minutos y es una comida saciadora y cargada de proteínas y grasas buenas. ¿Eres vegano? En cinco minutos puedes hacer un smoothie bowl con fruta, leche de almendras y proteína vegetal; sírvelo con una granola casera.
Lee las etiquetas: Que la caja diga “saludable”, “orgánico” y tenga un lindo dibujo que enamore a tu hijo, no quiere decir que sea bueno para tu familia. Aprende a identificar los ingredientes que no son buenos y a evitar aquellos que tengan grandes cantidades de azúcar.
Habla con tus hijos: La información es empoderamiento. Si te preocupa que tus hijos aprendan matemáticas y lenguaje, debería preocuparte más aún que sepan elegir lo que es bueno para ellos. Infórmate, investiga y dales esa información para que sepan elegir sabiamente lo que se llevan a la boca.
Cocina en familia: Está demostrado que un niño que participa en la preparación de la comida tiende a probar una mayor variedad de ingredientes, a disfrutarlos y a comer toda su porción. Y no solo eso, sino que la actividad familiar tendrá un profundo impacto en su desarrollo emocional.
Canjea productos: Por más que queramos proteger completamente a nuestros niños, siempre habrá situaciones en las que tendrás que lidiar con productos ultraprocesados. Si en una fiesta infantil o en el colegio le regalan chocolates llenos de aditivos, donuts cargadas de sirope de maíz, o dulces llenos de colorantes, ofréceles canjearlos por una opción más saludable. Hay muchas opciones en el mercado con ingredientes limpios, y si no, cocínalo con ellos. Siempre, un tiempo en familia será más valioso para ellos que el chocolate que le regalaron en la fiesta infantil.