Yo no sé si siempre fue así, o quizás solo sea que hoy en día tenemos todo al alcance de un click, ya sea información o productos, el mundo entero está interconectado gracias a la tecnología; pero últimamente el ser humano se anda cuestionando mucho más cuál es la mejor dieta para nosotros.
Hay gente que reclama que la dieta vegana es la ideal, o la vegetariana, la dieta macrobiótica, la dieta crudivegana. Hay quienes dicen que solo deberíamos comer frutas o carne. Está la corriente paleo, la famosa dieta de la sopa de col, la dieta cetogénica (que está en su apogeo), y así podemos mencionar muchas otras tendencias. Pero, así como los leones comen carne, los delfines comen peces pequeños y las jirafas comen hojas y flores, ¿qué es lo que nos corresponde a los humanos comer para que nuestro cuerpo funcione de manera óptima?
Podemos ver a través de la historia que siempre hemos experimentado con diferentes alimentos y productos, incluso en una época por ejemplo se pensaba que fumar era saludable, los médicos lo recomendaban y todo el mundo fumaba en las casas, en frente de los niños e incluso en los hospitales. En otra época se popularizó la idea de que las grasas eran malas, entonces se promovía el consumo de azúcares y carbohidratos.
Sea cual fuere la tendencia de moda siempre ha habido dos cosas detrás de ellas, primero, la búsqueda del ser humano por respuestas sobre su salud y longevidad, y segundo, las intenciones de la industria alimentaria y farmacéutica empujando lo que finalmente les conviene más.
Si antes nuestro doctor nos decía que fumar era saludable, que la margarina era mejor para nuestro corazón y que una caja de cereales de colores era el desayuno ideal para los niños, ¿cómo podemos saber hoy en día que la información que recibimos es la mejor para nosotros? Para esto, yo creo que debemos partir por aquí:
- Si eliminamos de la ecuación cualquier tipo de producto, es decir, imaginemos por un momento que no existe la industria alimentaria; no conseguimos ningún producto ultra procesado en el supermercado, solo ingredientes en su más pura expresión. Digamos, verduras, frutas, carnes, cereales, semillas, nueces, etc. E imaginemos que todo esto proviene directamente de la naturaleza, es decir, de la forma de cultivo más limpia que hay, sin GMO, sin Roundup, sin fertilizantes ni pesticidas. Las carnes provienen de granjas donde los animales comen lo que naturalmente deben comer y solo encontramos los productos de temporada según la zona donde vivimos. No tenemos aditivos ni microplásticos; nuestra verdura no está rociada con lejía, solo encontramos comida real.
- Ahora, partamos desde la premisa de que todos y cada uno de nosotros somos diferentes; nuestros cuerpos reaccionan de manera diferente ante distintos alimentos. Hay gente que es más sensible, digamos, a la fibra y no les sientan bien las verduras crudas; hay gente cuyos genes los hacen propensos a tener un colesterol más elevado; gente cuyo sistema inmunológico necesita un poco más de ayuda y requiere determinados nutrientes. Podemos decir entonces que, si tuviéramos acceso a los mejores (y más limpios) alimentos de la naturaleza, incluso ahí tendríamos que escoger una dieta personalizada según lo que nuestro cuerpo necesite, ¿verdad?
Entonces, ¿cómo podemos saber qué es lo mejor para nosotros en un mundo donde somos bombardeados por tanta información y variedad de comida.
- Elige alimentos, no productos.
- Investiga, infórmate acerca del origen de tu comida, ¿cómo la cultivan, de dónde viene, le ponen aditivos, tienen ingredientes que no puedes ni pronunciar?
- Escucha a tu cuerpo, prueba con diferentes alimentos para ver cuál te sienta bien y cuál te causa malestar e inflamación. Tú eres único, tu cuerpo es único.
- Presta atención al medio ambiente que te rodea, ¿cuánta contaminación llega a tu casa, a tu cuerpo, a tu agua?