Si su casa está a la venta, es de esperar que usted quiera recibir el precio más alto por ella. Pero muchos vendedores se perjudican a ellos mismos haciendo cosas que desvalorizan su propiedad y le pone menos dinero en su bolsillo.
Probablemente el problema más grande de los vendedores es poner un precio de lista muy alto – por encima del valor real – pensando en que un comprador igual le pondrá una oferta y negociarán una rebaja. El problema es que si el precio es irreal, la casa podría quedarse sentada en el mercado sin vender. Cuanto más tiempo transcurra, los compradores tienden a sospechar que hay algo malo con la casa y la pasarán de largo. Si su casa tiene problemas estructurales, es recomendable que los repare antes de poner la casa a la venta.
Ponerle bonitos pisos, pintura y buenos electrodomésticos no es suficiente para compensar estos costosos defectos – los cuales serán de todas formas descubiertos durante el período de inspección. Para ese momento, es posible que el comprador se desencante con la casa y prefiera encontrar otra y le pida una gran rebaja.
Hoy en día, la mayoría de los compradores miran primero las casas por internet, y así es como deciden si desean ir a visitarlas en persona. Usted puede tener la casa más bonita del mundo, pero si las fotos están mal enfocadas, oscuras, son escasas y no reflejan el verdadero aspecto de su casa, perderá tiempo y dinero. Los compradores potenciales no querrán ir a visitarla y la pasarán de largo. Cuanto más tiempo esté en el mercado sin venderse, los compradores no estarán tan dispuestos a pagar lo que pide por ella y hasta le tocará ir reduciendo el precio.
Por último recuerde que cuando su casa está a la venta, debe estar disponible para mostrarla. El que no muestra, no vende. Si los compradores quieren hacer citas para mirar la casa, pero usted es muy estricto en los horarios, se niega a dejarlos entrar, o la casa no se encuentra organizada y limpia, perderá su tiempo y su dinero. Recuerde que la primera impresión es la que cuenta.