Este escrito es algo muy personal que quiero compartirte por San Valentín. Para empezar, mis planes no son tan diferentes cada año: saludar a mi mamá, a mis hermanas, a mi perrito, a mi papá y algunos familiares. El día del amor y la amistad para mí es un espacio para agradecer la compañía de las personas que quiero y me apoyan.
Este año, en particular, me desperté y me dije “Patricia, feliz día”. Es la primera vez que me saludo un 14 de febrero. En su momento, solo lo mencioné y me reí. No pensé en el fondo que tenía esa frase para mí.
Al llegar la tarde, vi a mis “chicas” (mis hermanas y a mi mamá) riéndose. Estaba sentada en mi escritorio y me di cuenta que quería estar con mis chicas y pasar el rato como lo he hecho los años anteriores, porque es fácil amarlas y sentía la necesidad de compartir tiempo para demostrarlo. Claro que cada sábado o domingo lo hacemos, pero quería que este día sea algo especial y no podía.
Luego, recordé mi propio saludo y tomó otro sentido al estar lejos de ellas aunque sea solo por unos metros. Me hizo entender que aparte de agradecer y querer demostrar mi cariño hacia otros, lo que se me hizo difícil por muchos años fue hacerlo conmigo.
He visto y escuchado muchas veces que lo primero somos nosotros, nuestro bienestar, nuestra seguridad, etc., pero en serio, ¿nos cuidamos? ¿nos queremos lo suficiente?
Es bonito decirlo, pero hacerlo es muy complicado. Sé que no soy la única a la que le molesta un tic, no le gusta una parte de su cuerpo, una forma de expresarse, miedo incontrolables y otras cosas de uno mismo. Y por eso, me atrevo a decir que no basta con decir “me amo y punto”. Creo que lo más importante es entender a nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestros defectos y pensar por qué sucede, cómo funciona y para qué sirve.
Hacerlo o intentarlo no vino de la noche a la mañana ni sucedió porque me lo dije y me lo creí. Es un trabajo constante que sigo aprendiendo gracias a la ayuda profesional que tengo: mi psicoterapeuta.
Algo de lo que estoy segura es que si aprendemos a pedir ayuda cuando lo necesitamos, las cosas empiezan a caminar de otra forma, sin tanto peso en los hombros. No es fácil, pero tampoco imposible.
Feliz día, Patricia, porque en el día del amor y la amistad te quieres un poquito más.