De forma intempestiva el fin de año se acerca a nosotros. Nos acecha desde la esquina del fin de nuestro calendario, cerrando estaciones y llenándonos de esperanza para volver a comenzar un nuevo ciclo solar al lado de quienes más amamos, con sueños y metas que se encuentran hoy más que nunca claras y firmes al momento de cerrar este 2021. En el Perú, el movimiento y las fiestas de cierre de año ya se empiezan a sentir desde el tráfico limeño, las conglomeraciones en los centros comerciales, algunos ligeros (o exagerados) aumentos de precio y, por supuesto, las famosas obras municipales de fin de año que van sumando el característico paisaje incompleto que ofrece una ciudad todavía en movimiento. Como describiría Cerati en una de sus letras “si algo está enfermo, está con vida”, condición que describe perfectamente las últimas semanas en el quéhacer político de nuestra sociedad luego de los enfrentamientos constantes e interminables del legislativo frente al mandatario Pedro Castillo Terrones, un presidente poco deseado por muchos y bastante criticado por otros, que al día de hoy continúa en el ojo de la tormenta frente a la vorágine de la clase política peruana.
Dejando de lado aquellos aspectos culturales, sociales e históricos a los que se remonta el rechazo de la opinión pública frente al presidente Castillo, además de los posibles indicios de corrupción que rondan las noticias en cuanto a la agenda del ejecutivo, es importante resaltar que las crisis no son en absoluto deseables para ningún sistema democrático estable. Por el contrario, la situación demuestra una vez más la falta de equilibrio y consenso que conforman las bases de nuestra débil democracia, que a la fecha le ha costado la vida, trabajo y economía a millones de peruanos que se encuentran a la espera de soluciones inmediatas para los problemas fácticos con los que lidian día con día. Frente a ello, es necesario que tanto la opinión pública, así como las autoridades puedan congeniar en un punto en común para lograr sacar adelante al proyecto de país que tiene como centro el desarrollo y bienestar de todos los peruanos. Siguiendo la narrativa de la cita, es algo que debe sobrevivir a una “terapia intensiva”.
Sin embargo, más allá de las trifulcas políticas es importante señalar que en el Perú este no ha sido un año completamente perdido. A pesar de que mundialmente las alertas se han vuelto a disparar por la variante ómicron, hay mucho de que sentirse orgulloso y agradecer frente al movimiento constante del escenario nacional. Por ejemplo, el Ministerio de Economía y Finanzas anunció que cerrará el 2021 con un récord histórico en inversión pública de S/ 36,000 millones, esto debido a que el avance en vacunación posibilita la reactivación económica. Los esfuerzos en medidas sanitarias suman S/ 12,000 millones, afirma el titular de la cartera Pedro Francke.
Este año el ejecutivo brindó una cantidad de recursos significativos para atender la pandemia: 4,400 millones de soles para las campañas de vacunación, especialmente para la compra de vacunas, 1,196 millones para otros suministros médicos, 3,124 millones para contratar personal. El esfuerzo dado en medidas sanitarias es al momento de 12,000 millones de soles además de decidirse otorgar un fuerte impulso a la reactivación económica mediante la inversión pública y se asignó un presupuesto importante.
Otras grandes noticias se tienen en diversas carteras. El Ministerio de Salud cierra el año con luz verde en sus hospitales, el Ministerio del Ambiente logró ponerle fin a la producción de tecnopor y lograr la conservación de muchos lugares y restos arqueológicos, además de planes multisectoriales a favor de la población expuesta a metales pesados. Además, se lograron grandes avances en la cultura y deporte al momento de participar en los juegos olímpicos y paralímpicos de este año, donde se logró obtener una presea de oro. Ello sumado a la masiva participación que tuvo la delegación de deportistas en los juegos panamericanos junior de este año en donde se lograron 70 medallas en una gran variedad de disciplinas.
El Perú está cambiando, a ritmos a veces inconstantes o poco esperados, pero con la clara seguridad de que el cambio más importante y necesario radica en los ciudadanos, aquellos que componen de forma real al Estado-nación en el cual nos desenvolvemos. Se nos va un año más con múltiples desafíos y con grandes logros también, y la visión para este nuevo año lleno de nuevos retos y metas por cumplir debe ser necesariamente el compromiso, porque la decisión de comprometerse en un futuro mejor es siempre una elección imprescindible para que el mañana siempre sea mejor.