Si amigos, se acabaron las fiestas, ¿y ahora qué?…
Bueno quiero contarles: la vida continuará como siempre, habrá días buenos, no tan buenos y a veces malos; pero es Dios y la vida misma que nos pondrá donde tenemos que estar. Lo ideal es que comencemos el año nuevo con ganas e ilusión.
Hay que renovar las energías para llevar a cabo todas las ideas que uno se propone. Les cuento: en mi caso, por ejemplo, tengo algunas que me gustaría realizar. Después de tanto corre y corre y del trajín que conlleva todas estas fiestas, me dije que hay que descansar. Además, el año 23 pasamos la Navidad con nuestra nieta Victoria, quien vive en Texas. Como ven, anduvimos de viaje. Regresamos justo antes del 31, para reunir a los hijos y familia, ya que no lo pudimos hacer en la Nochebuena.
Después de descansar, al fin pude darme cuenta cuánto trabajamos en el mes de diciembre, comenzando con el arreglo del arbolito de navidad, con sus luces, el nacimiento y todo lo que conlleva estos arreglos navideños.
Seguidamente, y en mi caso, tuve que hacerme cargo de comprar los regalos para la familia.
Dios, esto sí que es un lío. Ustedes lo saben. No es fácil, no sabes qué regalar. Con algunos de ellos, llegué a la conclusión de darles el dinero y que ellos compren lo que necesiten o quieran.
Después de todo este embrollo, pensar en la cena, ¿qué cocinaría esa noche de fin de año? Mi hija, que vive en otro estado, me había anunciado que sí vendría, le pregunté, ¿qué cocino? “Inventa y no te compliques” fue lo que me contestó… de todas maneras llamé a mi hijo Rodney, le pregunté lo mismo, él me resolvió rápidamente y me dijo lo que quería comer. Pues, lo más fácil, arroz con frejoles y carne al horno. Sentí que lo disfrutaron, y yo quedé muy bien como una buena cocinera, me sentí muy satisfecha. Claro, también sentí un poco de cansancio por el corre y corre. Pero no me quejo, la vida es así, y así tiene que ser, mientras tengas junta a tu familia, y tu estés también en buena disposición de salud.
Por otro lado, mi mente maquinaba en los rituales que haría esa última noche del año. Sé que para muchas personas, estas son tonterías, pero para mí, son juegos que me distraen y gozo haciéndolos. Además, se dice que el calzón amarillo es para el dinero y el rojo para el amor. Prosperidad y salud si comes lentejas, uvas, o tomas champagne, botas el agua del balde que tuviste todo el día recogiendo las malas vibras, sales con una maleta corriendo para atraer viajes, etc. etc. Que si es verdad o no… quien sabe… yo lo hago por si acaso ja, ja
Después de todo esto, y, por último, en mi reunión familiar llegó la repartición de los regalos, los cuales estaban esperando debajo del arbolito. Como ya les conté, no hubo reunión en la Nochebuena, por eso lo hicimos el día 31. Y, como les estaba contando, había arreglado con mucho entusiasmo y dedicación los regalos con bonitos y coloridos papeles; me quedaron hermosos. Eso sí, me dio mucha pena ver cómo los rasgaban y rompían. Pero, comprendí que eso tiene que ser así, no importa lo bonito ni el tiempo que te lleve en hacerlos, así tiene que ser, y así, siempre será.
Se acabó la fiesta. Al día siguiente, todos regresaron a sus respectivas casas.
El día 1, y después de amanecer con unos traguitos de más, lo dediqué a descansar y me dije “Ali ahora sí se acabaron las presiones de estas fiestas, ya comenzó el año nuevo, tranquila”.
Después, me tocó poner la casa en orden. La verdad, que además de tanto trabajo, todo esto es un lío. Pero, así son las fiestas, y no queda de otra.
Y ahora ¿qué? … pues, le di a Manuel una lista de los buenos propósitos que me gustaría llevarlos a cabo mutuamente.
. ¿Pero los cumpliremos? Ay Dios, qué compromiso.