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La mayoría de las parejas consideran que sus peleas están causadas por los niños, el dinero o el sexo. Sin embargo, los consejeros opinan que hay otras razones subyacentes que las parejas ni siquiera toman en cuenta. Entre las principales: estar siempre juntos, no debe de ser así. Se necesita estar tiempo a solas, hay que tener su propio espacio. Muchas parejas, tanto el hombre como la mujer necesita tener un espacio es decir salir solo de compras o simplemente visitar a una amiga-o, ya que en muchas ocasiones se sienten acorralados o presos en su propia casa y por esta razón quieren tanto el uno como el otro salir a despejarse por unos instantes fuera del hogar. Esto verdaderamente no es malo, creo que todos necesitamos de este espacio para no sentirse aprisionado o atosigado por los problemas que a diario subsisten dentro de un hogar.
La relación exige que se invierta en ella una buena cantidad de energía, pero no es conveniente que ninguno de los dos se olvide de sí mismo y de sus propias necesidades. Esto conduce a sentimientos de postergación que afloran en el momento menos pensado.
A muchas parejas les es difícil reconocer que cada uno ve y hace las cosas a su manera, no porque rechaza la perspectiva del otro, sino porque es consecuente de la manera como fue criado, y con su propia experiencia de vida. La clave está en aceptar que estas diferencias enriquecen a la pareja y le dan su propia identidad. La verdad, es que para tener una relación feliz y duradera se debe aceptar y respetar los espacios de cada uno sin llegar al abuso de querer tener sus “días libres” fuera de casa y de su familia.
A veces tenemos algunas acciones con la pareja que suelen lastimarla e incluso perjudicar la convivencia, y aunque lo hacemos sin mala intención a los ojos de los demás parece lo contrario. En ocasiones no podemos evitar discutir con la pareja sin que haya una razón válida de peso.
Por tal motivo, debes saber por qué buscas pelear con tu pareja sin razón aparente. De hecho, se dice que las parejas suelen discutir un promedio de siete veces al día. Yo diría que, con la pareja se debe compartir un nivel de intimidad que no se mantiene con los demás. Cuando llega el enfado, comienzan las discusiones, se presenta la tristeza y la desesperación.
Ante todo, esto, se ha mencionado que tras una discusión no todo es molestia, sino algunos problemas con el pasado que se viene arrastrando. Defendernos podía ayudar contra los padres que se enojaban y nos castigaban de niños, pero esto ya llega a ser inapropiado el desquitarse con la pareja.
Esos patrones del pasado son los que nos recuerdan y nos “denotan” emocionalmente que queremos estallar en cualquier momento. Exageramos y complicamos ciertas situaciones, lo que se intensifica en la manera en la que respondemos, y que nos lleva a tener conflictos.
Aunque no lo crean, es posible interrumpir ese patrón. Así que en lugar de recordar lo negativo, de lo que fue en el pasado, hay que intentar buscar todo lo positivo de la vida.
Deja atrás el pasado y concéntrate con el presente. Recuerda, (esto siempre lo repito en mis columnas) que la “comunicación” es la fórmula valedera y precisa para acabar con cualquier conflicto. Una cosa es discutir de vez en cuando, y otra muy diferente es discutir por casi todo. Por tanto, discutir continuamente no es comunicarse eficientemente.
Tampoco debes asumir que el objetivo es NO discutir nunca más con tu pareja, porque eso es imposible y poco realista.