Tener un marido posesivo puede ser una experiencia complicada. Y esto es lo que está viviendo una sobrina con su esposo. Es decir, ella después de algunos años, se ha dado cuenta que tiene este problema. Según ella, no lo había notado antes, porque estaba muy enamorada. Ahora, dice que él es dominante, la asfixia… que no sabe qué hacer. Desde que se casó, siempre ha sido así. El en todo momento tiene que saber dónde va, qué hace, con quién habla, qué piensa; hasta el colmo de registrar su computadora, qué es lo que escribe, y si algo no le gusta lo borra, abre los sobres de la cuenta de banco, etcétera. No tiene privacidad para nada. Ella cuenta que le hubiera gustado hacer muchas cosas como ir a la universidad, tomar ciertas clases, o ir al gimnasio, pero que él siempre se opone rotundamente a lo que ella quiere hacer. Le dice que allí conocería a muchos hombres y que de ninguna manera lo va a permitir.
Y, es que es así, estos hombres posesivos tienen a su pareja en la palma de la mano…y no la dejan ir sola a ningún lado porque saben cómo sabotearlas. Ellos acaparan a la mujer que dicen “amar”, la amarran, la encierran en un mundo muy pequeño, con unas pocas parejas de amigos (de su infinita confianza), y en el interior de su casa, es un universo para dos, en el que, él es amo y señor.
Yo me pregunto, ¿por qué hay que tolerar esta situación? Un esposo posesivo, y celoso puede confundirse con un hombre de verdad enamorado que quiere a su mujer. Pero ser posesivo no implica amor, sino necesidad de controlar a la otra persona. El posesivo guarda bajo la manga un secreto: su sentimiento de acomplejado y débil. El cree que, de alguna forma, ha logrado engañarla y hacer que lo ame. Por esto, es el miedo que, si ella conoce a otro hombre mejor que él, despertará y verá que no es su pareja ideal. De ahí nace ese afán por controlar las cosas que hace su mujer, para insinuarle su peso, que sepa quién es el hombre de la casa.
Para mí concepto, diría que no, el posesivo no es fuerte ni mucho menos seguro de si mismo. Es un hombre que se siente “menos” a lado de su mujer, por el enorme complejo que sufre, y lo refleja con su manera de ser. Todo este teje y maneje, como ya lo digo, son inseguridades en todas las áreas de su vida; y ella, tendrá que lidiar con las consecuencias del machismo.
Imagínense, si la vida junto a esta clase de hombre resulta difícil y limitada, ¿se podrá seguir viviendo y aguantar una situación así, por el resto de la vida? o ¿podrá una mujer en estos casos, soportar que él, imponga su voluntad? Aquella que se resigne a dejar toda su vida en manos del hombre, para que él, la “administre”, vivirá una especie de falsa tregua; pero jamás será enteramente feliz.
¿Se puede vivir así?… No lo creo. Lo mejor sería que hablen claro sobre lo que estás sintiendo y lo que te gustaría hacer. Antes elige el momento propicio. No uses palabras hirientes ni lo acuses de posesivo. Porque, si comienzas con: “Eres dominante” el estará a la defensiva y combatir a todo lo que tu digas.
El amor debe basarse en la confianza mutua; es absurdo estar con una persona de la que tienes que cuidarte. ¿Crees que es posible sostener una situación tan tensa durante mucho tiempo? Los celos, la sospecha y la inseguridad son cimientos muy débiles. No es una relación firme ni duradera.
Si no se arregla la situación, hay que romper. Es duro decirlo así, sin atenuantes ni palabras dulces para dorar la píldora, pero es preciso que enfrentes esta posibilidad. Y si tu esposo no acepta cambiar, seguirás“presa”. Todo depende de cómo desees vivir tu vida, libre, o seguir en la misma situación.