Qué hay de cierto en que las niñas son más de los padres y los niños de las madres. Veremos.
Verdaderamente y según los entendidos en esta materia, dicen que no creen que haya una regla general que afirme que las niñas se parecen más a su padre que los varones. Dicen que la apariencia física de un niño está determinada por una combinación de genes de ambos progenitores. La herencia genética puede ser compleja y variada, por lo que es difícil hacer opiniones basadas únicamente en el género del niño. Sin embargo, es posible que en muchos casos se puede observar que “la primera hija si se parece al padre”.
Se dice generalmente que esto depende de los genes heredados de cada progenitor. Aunque yo, sí creo firmemente que las hijas mujeres heredan completamente las características del padre.
En mi caso, soy madre de mi única hija mujer, ella es exactamente igual al padre, como decimos coloquialmente, “genio y figura hasta la sepultura”. Ella heredó todas las características del papá, es el espejo de su padre, bondadosa, genio cambiante, su manera de ver las cosas en la vida, amiguera, voz fuerte, ayuda a los necesitados, le gusta hablar, es de mucha conversación, “igual al padre”.
Según mi opinión, sí es verdad que las hijas mujeres se parecen más al papá. En estos casos, heredan todas las características genéticas de él, más que los de los varones. Y esto es porque las niñas heredan el cromosoma X del padre, mientras que los niños varones heredan el cromosoma Y del padre. El cromosoma X contiene el gen que determina el sexo femenino, mientras que el cromosoma Y contiene el gen que determina el sexo masculino.
“Niñas de papá” y “niños de mamá”. Esos dos conceptos llevan años estancados en la sociedad y en todas las familias. Se suele pensar que las hijas se sienten más protegidas por sus padres, y los niños por sus madres. Pues bien, esta creencia no está del todo errada. Y, en mi experiencia con mis hijos, aquí entran en juego los conceptos psíquicos del complejo de Edipo, (amor del varón hacia la madre) y el complejo de Electra (amor de la hija hacia el padre). Esto lo tengo bien marcado en mi vida. Mis hijos varones han sido bastante amorosos, unidos y confidentes conmigo, mientras que mi hija, toda su vida ha sido su padre para todo. Hasta el día de hoy, en su adultez, siempre es el padre primero. Eso no quiere decir que no me quiera, nos queremos mucho.
Nunca hubo conflictos entre madre e hija, ni nunca la relación ha sido tirante, ni dónde motivos mínimos o aparentemente insignificantes generen desacuerdos o reproches.
En estos complejos de Edipo y Electra, los progenitores del sexo opuesto “se convierten en un modelo a seguir, potenciando y admirando sus cualidades. “Las niñas con el padre se sienten protegidas y apoyadas, y los niños ven en las madres como una figura de cariño y amor, así como el apoyo cuando tienen problemas.
En el caso de las niñas, es natural que ya de adolescentes, conocen otras figuras masculinas, como un posible noviecito, y comparen y elijan perfiles parecidos a su padre, e igual los niños, cuando llegan a jovencitos y les interesan alguna muchachita, ellos en primer instante, buscan con las cualidades de la madre, aunque no todos son así, porque después cambian radicalmente.
En todos estos casos, lo justo de los padres sería permitirles tanto al niño, como a la niña, que pueda ir decidiendo lo que van queriendo en su vida. Sin dejar de “supervisar” a distancia.
Y, para terminar quiero referirme a cómo en realidad las niñas adoran a su padre. Cuando una de mis nietas tenía solo 6 años, le dijo a la mamá: yo nunca me casare… ella le replicó, ¿por qué? mamá dijo la niña: porque tú ya me ganaste “al hombre más maravilloso del mundo” … mi papá.