El hombre le miente a la mujer. La mujer le miente al hombre. Y casi todo el mundo conviene en que algunas mentiras son incluso necesarias para evitar conflictos mezquinos y aceitar los engranajes en un matrimonio.
Sin embargo, no miente igual el hombre que la mujer. Según algunos psicólogos dicen que, al mentir la mujer lo hace solo por hacer sentir bien al marido. Para mí, son mentiritas piadosas.
Por el contrario, en el fondo de muchas mentiras masculinas está la vanidad del hombre, aunque se ha creído que es la vanidad de la mujer la que miente.
El hombre miente para darse importancia u ocultar algo que no le conviene que se sepa. El hombre se inclina a mentir solo con el fin de inflar su valía. Pero las mentiras constantes, incluso sobre asuntos de poca importancia, pueden desbaratar una relación porque llega el momento en que la mujer se cansa de la situación.
Es necesario que la mujer necesite saber a qué tipo de mentiras debe estar atenta, cuándo aceptarlas y cuándo no.
Algunas de las mentiras que más a menudo le dice el hombre a la mujer:
“Yo era el mejor de mi clase, el que tenía las notas más altas, era el guapo del barrio, las chicas me enamoraban” etc. Este es un caso clásico de vanidad masculina. La motivación de ellos, y en ciertos casos es presentarse como un modelo de hombre conveniente, y propicio para impresionar a la mujer. Cuando las mentiras se sostienen, al final, siempre sale a relucir la verdad.
Bueno, no todo es malo en el mentiroso. Normalmente, al crecer la confianza entre ambos, el hombre suspende esta clase de mentiras, ojalá y así sea. Si no es así, la esposa debe tener cuidado. Si el no puede ser sincero acerca de sus fallas, acabará por culpar a su mujer cuando la vida conyugal se torne difícil. Hay mentiras que se dicen para quedar bien en caso oculten sentimientos opuestos; por ejemplo, cuando un hombre afirma que valora el trabajo de su esposa, aunque en realidad le importe un pepino o no se interese por lo que ella hace. Tales mentiras son presagios de problemas graves en el futuro en su matrimonio.
Uno de los temas sobre los que más se miente son en las relaciones sexuales, cuando el marido dice, “Cariño, eres la mejor” o la mujer elogia al marido en ese aspecto. Ello se debe quizá a que es nuestro aspecto más vulnerable. También en esto el hombre tiende a mentir.
Es verdad, que, en el primer arrebato del amor, es natural que el hombre elogie exageradamente la belleza y la sensualidad de su pareja. Pero las mentiras del tipo “eres la mejor” pueden paralizar la relación.
Si una mujer intuye que su hombre está ocultando sus verdaderos sentimientos con respecto a su vida amorosa, debe alentarlo a que se sincere. Que ella hable de sus propias preferencias es una buena manera de empezar, una intimidad genuina depende de la verdad, expresada con tacto, sobre todo en la alcoba.
Existen las mentiras tristes, cuando el esposo te dice: “Es imposible que te llame, si yo mismo no se donde voy a estar”, esto cuando tiene que viajar y tiene reuniones de trabajo. Estas mentiras hay que averiguarlas bien, sino esto indican que el amor del marido se está enfriando. La mujer debe averiguar cuanto antes lo que hay detrás de ellas, para poner pronto remedio a la relación o, en caso necesario, terminarla. Es preferible dar el hachazo antes que la incertidumbre y la frustración mate.
Ahora, si no hay engaño, y si estas mentiras son ocasionales se pueden pasar por alto. Pero si se convierten en una pauta de conducta, necesita identificar el problema real. “En ocasiones se pierde mucho diciendo la verdad, y se gana algo ocultándola”. Aún así, es importante recordar que las mentiras son, en esencia, engaños, y los engaños repetidos destruyen la intimidad. El remedio a todo este teje y maneje es decir siempre la verdad a la pareja para demostrarle que el amor cuenta más que las mentiras.