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La historia del perfume es muy antigua, su nombre viene del latín “per fumum” que significa “a través del humo” lo que se refiere al humo producido al quemar materias olorosas. La pasión por los aromas acompaña a los seres humanos desde siempre. En la antigüedad, nuestros antepasados más lejanos ofrecían a sus dioses fragancias obtenidas a base del humo de incienso, mirra y otras resinas o maderas.
Las sustancias aromáticas elaboradas a base de extractos, fueron muy apreciadas. Su alto precio eran un símbolo del lujo y del prestigio entre las clases sociales más favorecidas. El perfume, obtenido por medio de estos humos, se ofrecían a los reyes. En la Biblia y en el Talmud se encuentran las recetas del perfume que hizo la reina de Saba y que regalo al rey Salomón.
Las civilizaciones antiguas, se deleitaban con los perfumes de muchas formas diferentes, cada cultura los utilizaba con fines propios. La historia de la perfumería es tan vieja como la historia de las grandes civilizaciones antiguas. Egipcios, romanos, judíos, griegos, chinos, todos ellos utilizaban sustancias aromáticas a su propio modo.
El pueblo que ascendió los perfumes a su máxima divinidad fueron los griegos. Consideraban que los maravillosos aromas tenían un origen divino, les consideraban un atributo mágico, místico y erótico. Ninguna fiesta familiar podía celebrarse sin “el rito de ungir”, el cual consistía en mojar sus cuerpos con aromas para purificarlos.
El Medio Oriente también se apasiono por los perfumes. El ámbar era tan costoso que incluso, tenía el mismo valor que el oro o los esclavos.
Los chinos, solían meter entre sus sabanas unos pequeños sacos rellenos con materiales aromáticos. En sus domicilios quemaban el incienso y se bañaban en aguas perfumadas con jazmines. El dinero impreso de aquellos tiempos, eran en seda perfumada.
Los romanos influenciados por las tendencias orientales, excedieron del uso de los aromas, perfumaban todo lo que estaba al alcance de sus manos, había fuentes donde brotaba agua perfumada, solían meter en sus camas pétalos de rosas, ponían perfumes a sus ropas, incluso a sus animales de compañía, hasta tres veces al día. Que exagerados ¿verdad?
El perfume de base alcohólica y aceites esenciales, tal como está conocida hoy, surgió a fines del siglo XIV, fue famosa el “Agua de la Reina de Hungría”. Este aroma es una mezcla de azahar, rosa, menta, melisa, limón y romero.
El avance de la química, pronto suplanto las técnicas de alquimia y permitió perfeccionar las técnicas de destilación y extracción para mejorar la calidad de los aceites esenciales.
Fue en el siglo XIX cuando se produjo un verdadero progreso en la industria de la perfumería. En Paris nació la primera casa de fragancias, con los perfumes Guerlain, que hasta el día de hoy existe.
Al mismo tiempo, nació una nueva categoría, los diseñadores de gran renombre, en el mundo de la moda, quienes empezaron a acompañarlas con su propio perfume, dando su nombre a la colonia que eligieron. Así nació el reconocido perfume Chanel No5, de la modista Coco Chanel.
Recuerdo haber leído alguna vez, en una entrevista a Marilyn Monroe, le preguntaron: ¿Qué se pone para dormir señorita Monroe? La estrella de esos tiempos, contesto: Solo Chanel No5. Según decían, ella dormía desnuda.
Con todos estos perfumes, solo puedo decirles que a las mujeres nos permite encontrar nuestro temperamento y “sex-appeal” y a los hombres, les permite sentirse guapos, atractivos, y fabulosos…
Hummm, Que rico que un hombre huela bien perfumado.