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En una reunión donde estuve recientemente, escuché una conversación entre dos amigas. Una de ella, se quejaba del mal agradecimiento de una tercera. En primer lugar, pensé que bueno que esta mujer se dio cuenta de lo que es su dizque amiga.
Lo que sí puedo decir, es que, para mí, el mal agradecimiento, es una característica común de las personas egoístas y envidiosas como esta mujer en cuestión.
Según lo que contaba la ofendida, fue que al dizque amiga, a la que la había ayudado teniéndola en su casa por dos ocasiones, una cuando recién llego de su país, otra cuando ya rentaba un departamento, tuvo que salir corriendo de allí porque según ella, los dueños de la casa andaban en drogas y para que no la envolvieran en sus asuntos, mejor quería regresar donde la amiga. La amiga la volvió a recibir. Nunca le cobro nada por su estadía, la trataba como un familiar todo iba bien hasta que últimamente se entero que esta mujer andaba con chismes contando todos los pormenores de la casa, sobre lo que hacía y lo que no; los asuntos familiares e íntimos, dejándola por los suelos. Lógicamente se le hizo preciso sacarla de su casa, aunque es peor la situación, ahora es su enemiga.
Cuando una persona asume que los demás están en la obligación de facilitarles la vida o no son capaces de apreciar los esfuerzos que hacen quienes de alguna manera los han ayudado, normalmente se podría decir que esta malagradecida es alguien que no está viendo más allá de sí mismo, por su egoísmo.
Este concepto viene justamente del Ego, que es de acuerdo a la psicología, la instancia psíquica mediante un individuo que se hace consciente de su propia identidad y quiere ser Yo, siempre Yo. Se cree que se lo merece todo y que todos se rindan a sus pies sin importarles nada, aunque tengan que pisotear a otro.
Por lo tanto, es un concepto opuesto al altruismo, que es el que da, comparte y sobre todo “AGRADECE”. En este caso la malagradecida de este cuento, es una envidiosa que se alegra de los fracasos y problemas ajenos, sufre con los éxitos de las amistades, desaprovechando así su energía incapaz de alcanzar sus propios objetivos.
A esto yo lo calificaría también, como envidia. Y esto es lo que es esta a mujer, envidiosa. La envidia, aunque es un sentimiento bastante común, el no poder llegar a dominarla puede ser altamente autodestructivo para quien sufre de este mal. Es una lástima que algunas personas tengan que vivir con estos sentimientos negativos.
Por culpa de la envidia, y unido a otros factores, como el mal agradecimiento, se han visto casos de hacer daño físico o mental por el simple hecho de envidiar la felicidad y bienestar ajeno.
No hay que ser malagradecido pues el agradecimiento es mas que un simple valor, hay muchos estudios que confirman lo bueno que es, obviamente la practica lo confirma. En cambio, ser malagradecido también va más allá de los buenos modales y educación.
El ser malagradecido, ayudará que difícilmente alguien querrá ayudarnos en algún momento en que realmente necesitemos ayuda. Puede pasar que definitivamente nos cierren las puertas en nuestras narices.
Evidentemente no se observa lo bueno de la vida, la generosidad de los demás, ni el esfuerzo de alguien que te esta ayudando, ni nada. Mientras que la GRATITUD literalmente permite ver la parte buena de cualquier aspecto en la vida que vivimos e interactuamos.
En el trascurso de mi vida, me ha tocado vivir y conocer algunas de estas personas, bastantes ególatras, envidiosas y malagradecidas.
Para terminar, les diré que en lo que a mi respecta, he aprendido a conocer en ciertas personas su sinceridad de la amistad o no. Sigo aprendiendo que mis necesidades e intereses, es muy compatible con apreciar, querer y sobre todo AGRADECER si alguien hizo algo por mí. Sobre todo, el esfuerzo vale la pena porque reporta mucha satisfacción y felicidad.
“SE FELIZ Y HAZ FELIZ A LOS QUE TE RODEAN” ….