Estuve en una reunión donde por casualidad escuché esta conversación entre un grupo de amigas, quienes comentaban sobre una situación de abuso sexual, del que había sido objeto una niña desde la edad de cinco años.
Es verdad que estos sucesos de abusos sexuales siempre han existido, pero últimamente se está escuchando más y más estas atrocidades. Y son mucho mayor los números de estos casos que se reportan diariamente a la policía. Muchos de estas situaciones son niños abusados en sus propias casas, como en esta historia que les cuento de esta niña en particular. Lo que decían era que una pareja, amigos de una de ellas, que por equis razones se habían divorciado.
Sucede que, en la corte familiar, el juez le dio la patria potestad a la madre, con la condición de darle al padre el derecho de estar con su hija cada dos semanas. La niña llorando decía que no quería seguir esa regla. ¿La madre asustada le preguntó por qué? y, fue el momento donde la niña, (ahora de 14 años) contó todo el martirio que había estado viviendo. Les dijo que el padre la había abusado desde la edad de 5 años, y que seguía haciéndolo.
Francamente, cada vez que escucho sobre esta crueldad tan grande, me da coraje y me digo, cómo pueden existir esta clase de monstruos, ensañarse así con estas criaturas inocentes, y peor si es el padre. Esto es lo más repugnante que pueda existir.
¿Pero, cómo conocer a esta clase de animales? Simplemente el abusador amenaza verbalmente a su víctima, o la toma por sorpresa, que así la víctima no puede defenderse, mucho menos una niña de escasos años.
Los padres que abusan a sus hijas, por lo general ejercen poder total sobre su familia, son patriarcas que creen que su esposa e hijas son de su propiedad sexual. Yo los llamaría machistas, analfabetos e ignorantes en toda la extensión de la palabra, que no deberían vivir en este mundo.
Lo peor es que en la mayoría de estos casos, existe el chantaje emocional, ofreciendo con dinero todo lo que la víctima desea tener. También usan el viejo truco de hacer sentir culpable a la víctima con frases como: “Si me quieres me dejarías tocarte” o “Te voy a enseñar acerca del sexo, porque debes saberlo”. Lo peor de esta maldad es que meten miedo a la víctima amenazándola y diciéndoles “Si dices algo de esto, mato a tu mamá”.
El incesto de padrastro-hijastra ocurre muy a menudo y en su propia casa. En muchas ocasiones la chica sí comunica a la madre lo que está sucediendo, pero ciertas madres no creen a sus hijas, las tildan de mentirosas porque creen más al marido. Estas mujeres no quieren perder al marido, y según mi opinión, porque “ellas son más mujeres, que madres”.
Estas víctimas de incesto tienden a casarse a edad temprana, no terminan su educación secundaria, desempeñan trabajos poco renumerados, padecen de un alto complejo de inferioridad. Tampoco logran mantener una larga relación con ningún hombre y, por lo consiguiente son muchas las que practican el lesbianismo.
Estos abusos, además les causan irreparables y severos efectos traumáticos que, en muchas de ellas, llegan al suicidio, solo por la irresponsabilidad, la lujuria, el morbo y la maldad de estos hombres sin escrúpulos. La opinión clínica y popular, afirma que estos abusos de incesto “padre e hija” es el que más causa irreparables y severos efectos traumáticos en la víctima.
La manera cómo criamos a nuestras niñas, y la educación que debemos darles acerca del sexo tiene grandes efectos en la prevención de estos abusos. La mejor solución es mantener una unión cercana entre “madre e hija” y tratar que esta complicidad perdure por siempre, con cariño y amor.
Para terminar esta historia de la niña, el padre fue juzgado y mandado a la cárcel por 17 años, que para mí concepto es muy poco. Deberían haberlo encerrado para siempre, por haberle hecho desgraciada la vida a su propia hija.