Príncipe azul, hombre ideal o amor verdadero…es lo mismo, ¿pero, crees que el nombre de ese alguien especial está escrito en tu destino? Veremos.
Cuando tu vida sentimental está destrozada, siempre hay una amiga o un pariente que te diga las inevitables palabras de consuelo:
“No te preocupes, un día conocerás a tu príncipe azul”. Puede que sí…, te dices a ti misma con la esperanza de que sea cierto; y no dejas de esperar, aunque la vocecilla irónica que llevas dentro te diga que las probabilidades de que llegue ese día son muy remotas. Lo que pasa es que las mujeres somos idealistas y nos encanta creer que nuestra felicidad está escrita y que por ahí estará el hombre que nos espera solo a nosotras, nuestra alma gemela, nuestro verdadero amor. No es extraño que, en esos momentos, nos hemos sentido fascinadas por el mito del “Príncipe azul”, porque desde la infancia, empezamos a leer, a ver películas de cuentos de hadas, y a oír cosas sobre él.
Todas nos hemos emocionado ante la idea de que ese sueño se materialice.
Pregunto, ¿será verdad que es un solo modelo de hombre, o hay varias versiones?… o, ¿Será verdad que existe un hombre ideal para cada mujer? ¿O serán varios hombres ideales para distintos momentos a lo largo de la vida? Creo que las opiniones serían divididas. La idea de que hay alguien por ahí que nos ha sido destinado de una manera específica, es parte de nuestra estructura existencial. No son los finales felices de películas, libros, ni cuentos de Hadas, sino la naturaleza misma, la que nos induce a buscar a una determinada persona, que nos parece atractiva para compartir nuestra vida. Muchas parejas que viven una larga relación, (como en mi caso) estamos convencidas de que hemos encontrado a ese ser ideal, y esa convicción es, a su vez, lo que nos mantiene unidos.
Sea como fuere, lo cierto es que necesitamos creer en la existencia de esa persona ideal, e intentamos convencernos de que la pareja que hemos elegido es la precisa aunque realmente no lo sea.
De jovencita es fácil creer que el destino te tiene deparado a ese hombre perfecto. Pero no es así, ni tan sencillo. Primeramente, recién casada, vas a vivir con ese hombre, según tú, el ideal, pero es cuando en realidad te das cuenta de que ese hombre tiene algunos defectos o costumbres que a ti no te gustan, como por ejemplo que no sabe comer en una mesa con buenos modales, habla con la boca llena, no le gusta bañarse muy seguido, etcétera. También puede ser que el hombre sea mandón, vago, y exija a su mujer, que le lave los calcetines a mano y le planche las camisas, cuando ella no estaba acostumbrada a esos menesteres. Aunque no lo crean, por estas pequeñas cosas, como yo lo llamaría, llegan al divorcio.
Tampoco es que hay que rechazar a la persona por estas cosas, o esperar por alguien que coincida con nuestras ideas y costumbres a la perfección. Nadie es perfecto, y es imposible encontrar a alguien de carne y hueso que lo sea.
Es muy frecuente en la pareja que se casan considerando su amor hasta la muerte acabe siendo solo un capricho, y una fantasía romántica. La mayoría de estas mujeres han vivido alguna terrible obsesión por un hombre, han llorado lágrimas amargas según ellas por las injusticias de la vida, y luego, al cabo de un tiempo, se han asombrado de haber perdido el amor, por tonterías.
La verdad es que nos encantan los finales felices y, evidentemente, deseamos que así sea, pero no siempre es así.
Ahora, y a pesar de lo dicho, ¿crees que eso no va contigo y que ya has encontrado al amor de tu vida? Si es así, “felicitaciones”.