La agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, la UNRWA, ha constatado casi 40.000 casos de hepatitis en la Franja de Gaza desde el estallido del genocidio de Israel hacia Hamás en 2023.
La agencia estima que entre 800 y 1.000 nuevos casos aparecen cada semana en el enclave palestino. En lo que concierne a la hepatitis A, la UNRWA recuerda que solo tenía constancia de 85 casos antes del comienzo de las hostilidades y que variantes como la A2 no tienen tratamiento específico.
La jefa del programa sanitario de la UNRWA en Gaza, Ghada al Jadba, avisa de que «el brote de hepatitis se está extendiendo» por la Franja, donde «las familias desplazadas viven en condiciones inhumanas, en campamentos y refugios superpoblados».
«Les falta agua potable, jabón y un sistema de alcantarillado. Esta crisis está complicando enormemente nuestra capacidad para proporcionarles la ayuda adecuada», ha lamentado Al Jabda.
El jefe de la UNRWA, Philippe Lazzarini, habla de un «aumento alarmante» porque «el sistema de gestión de residuos en Gaza ha colapsado» y «montones de basura se acumulan con el calor abrasador del verano».
Todo ello, combinado, «constituye una receta peligrosa para la propagación de enfermedades», ha avisado Lazzarini, quien ha insistido una vez más en la necesidad de declarar un alto el fuego para «restaurar los sistemas de gestión de residuos y aguas residuales, entregar suministros de higiene muy necesarios y controlar la propagación de enfermedades».