Luego de que la Unión Europea acusara a Israel de violar el derecho internacional y tachara de «totalmente inaceptables» los «ataques» contra la misión de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en Líbano, los ministros de Exteriores del bloque, reunidos en Luxemburgo, han abordado, una vez más, una cuestión familiar: cómo y cuándo transformar las palabras de condena en acciones.
A pesar de que Israel insiste en que no ha atacado deliberadamente los emplazamientos utilizados por las fuerzas de paz de la ONU, los incidentes, que han causado varios heridos, han suscitado condena internacional.
El lunes (14.10.2024), el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, reiteró la petición, presentada conjuntamente con Irlanda a principios de 2024, para que el bloque revise el cumplimiento por parte de Israel de las disposiciones sobre derechos humanos reflejadas en el acuerdo de asociación que rige el comercio con la UE. Si se detectan violaciones a dicho acuerdo, tanto España como Irlanda quieren que se suspenda.
Borrell intenta forzar decisión de la UE
Tras presidir las conversaciones, Josep Borrell, jefe de política exterior de la UE, dijo que iba a pedir a los ministros que mantuvieran un «debate completo» sobre el tema cuando se reúnan el mes próximo. Esto se considera un último intento de Borrell, crítico declarado de Israel, que dejará su cargo a finales de año, de forzar una decisión de la UE.
En el pasado, las autoridades israelíes han criticado con frecuencia a Borrell, llegándolo a acusar de antisemitismo, extremo que él rechaza enérgicamente.
Según Borrell, existen «pruebas suficientes» para justificar un debate sobre el cumplimiento por parte de Israel de sus obligaciones, en virtud de su acuerdo con la UE. «No solo para pedir, sino para evaluar si se respeta el derecho humanitario», dijo Borrell.
Las conversaciones previstas con la UE no garantizan ningún acuerdo en ningún sentido. En junio, el bloque europeo pidió a Israel que asistiera a una reunión formal, conocida como «consejo de asociación», con el objetivo de poner en marcha el proceso de revisión de la relación. Pero, en la práctica, esa petición no ha dado resultado, ya que se encuentra atrapada en medio de la burocracia y los desacuerdos políticos, tanto entre Israel y la UE, como entre los propios miembros de la UE.
Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, durante un debate sobre la situación en Oriente Medio en el Parlamento Europeo. (Imagen del 8 de octubre de 2024).Imagen: FREDERICK FLORIN/AFP
Israel niega haber infringido el derecho internacional y afirma que los recientes incidentes con las fuerzas de paz de la ONU en Líbano han sido accidentales. Mientras, prosigue lo que, asegura, son ataques selectivos contra Hezbolá, en respuesta a los continuos ataques del grupo contra Israel.
Por su parte, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha pedido que las tropas de paz de la ONU en el sur de Líbano sean trasladadas «fuera de peligro».
Las tropas de la ONU «no se retirarán»
Ese pedido de Netanyahu ha provocado una enérgica respuesta de la UE. Anna Lührmann, secretaria de Estado para Europa del Ministerio de Exteriores alemán, aseguró que el bloque ha exigido explicaciones.
Incluso Austria, considerado tradicionalmente un firme aliado de Israel, fue directo. «Tenemos más de 120 soldados, hombres y mujeres, en los campos, por lo que estamos muy preocupados», declaró a la prensa en Luxemburgo el ministro austríaco de Exteriores, Alexander Schallenberg.
«Nos hemos puesto en contacto con nuestros amigos israelíes para dejarles clara nuestra postura: No, no se retirarán. Sí, seguirán cumpliendo su mandato», añadió Schallenberg.
Josep Borrell también ha subrayado que solo el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas puede cambiar el mandato de las fuerzas de paz.
«Ya casi nadie nos escucha»
Los propios ministros de la UE reconocen que sus llamamientos, tanto a Israel como a Hezbolá, para que rebajen la tensión tienen pocas probabilidades de cambiar la realidad sobre el terreno. «En la UE somos 500 millones, pero en la escena internacional no somos más que confeti», lamentó el vice primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel, ante la prensa, añadiendo que los debates en la UE siguen siendo «duros» debido a las divisiones existentes.
Desde los atentados terroristas de Hamás del 7 de octubre de 2023, y el subsiguiente bombardeo israelí de Gaza y partes del Líbano, los miembros de la UE han estado a menudo enfrentados. Algunos países, como Hungría y la República Checa, tienden a insistir en el derecho de Israel a la autodefensa; otros, como España e Irlanda, abogan a menudo por un lenguaje más crítico con las acciones de Israel.
Varios días tardó en negociarse, línea por línea, la declaración más reciente del bloque condenando «los ataques de las Fuerzas de Defensa Israelíes contra la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FINUL), que han dejado heridos a varios miembros de las fuerzas de paz».
Esa tardanza es habitual en los diplomáticos de la UE. Una fuente presente en la sala durante las conversaciones del pasado lunes, asegura a DW que varios ministros expresaron su frustración por la incapacidad del bloque para acordar una declaración oficial con mayor rapidez. Pero las normas de la UE exigen unanimidad en las decisiones de política exterior. Cambiar eso implicaría reescribir los tratados de la UE.
«Muchos de nuestros conciudadanos tienen preguntas, y nosotros no tenemos respuestas», dijo Bettel, ex primer ministro luxemburgués. «Entre Estados Unidos, China y Asia, ya casi nadie nos escucha».