Un tifón se alejó finalmente de Filipinas, donde dejó al menos siete muertos — en su mayoría por inundaciones y caída de árboles —, obligó al cierre de varios puertos y dejó a miles de pasajeros varados, dijeron las autoridades el martes.
Ewiniar avanzó por la costa este del país el viernes en la noche y se mantuvo sobre las islas durante varios días, antes de virar hacia el noreste y alejarse del archipiélago. Todos los avisos de tormenta se levantaron el martes.
El cambio de dirección del meteoro libró a la densamente poblada capital, Manila, de su posible azote.
Ewiniar, llamado Aghon en el país, fue localizado por última vez el martes a unos 450 kilómetros (280 millas) al este de la localidad norteña de Basco, en la provincia de Batanes, con vientos sostenidos de 130 km/h (81 mph) y rachas de hasta 160 km/h (99 mph), según los meteorólogos del gobierno.
Al menos seis aldeanos se ahogaron en las crecidas o fallecieron tras ser golpeados por árboles durante el repentino aguacero en Quezon, la región más afectada, según la policía de la provincia. En Misamis Oriental, en el sur del país, una residente murió cuando un árbol golpeó el mototaxi en el que viajaba hacia la escuela con su hermana, explicaron las autoridades.
Muchas localidades sufrieron inundaciones repentinas. Algunas zonas bajas quedaron sumergidas en hasta 2,4 metros (ocho pies) de agua en Lucena, la capital de Quezon. Las inundaciones se debieron en parte a la obstrucción de los sistemas de drenado tras un verano muy caluroso, explicó la gobernadora de la región, Angelina Tan, y otras autoridades provinciales.
Según Tan, muchas viviendas, incluyendo su residencia oficial, sufrieron daños por los fuertes vientos y las lluvias torrenciales. El tifón le obligó a resguardarse en otro lugar mientras supervisaba la distribución de alimentos y otra ayuda entre los desplazados, añadió.
Antes de viajar a Brunei el martes para una visita de Estado, el presidente, Ferdinand Marcos Jr., dijo que más de 26.700 personas se vieron afectadas por el tifón, muchos de los cuales se refugiaron en centros de evacuación habilitados en cinco regiones. Tres aeropuertos y 29 puertos no funcionaban con normalidad debido al meteoro, mientras que en seis ciudades y pueblos había cortes de electricidad.
En un momento del paso del meteoro por el sur y el centro del país, llegó a haber más de 4.800 pasajeros, conductores de camión y estibadores varados, indicó la Guardia Costera.
“Antes incluso de la llegada del tifón, habíamos llevado suministros de emergencia a lugares próximos a su trayectoria prevista, así que estaban preparados”, dijo Marcos.
Alrededor de 20 tifones y tormentas sacuden cada año el archipiélago filipino, que se ubica en una región propensa a los terremotos y las erupciones volcánicas, lo que lo convierte en uno de los países con más probabilidades de sufrir un desastre del mundo.
En 2013, el tifón Haiyan, uno de los más potentes registrados nunca, dejó más de 7.300 fallecidos o desaparecidos, arrasó localidades enteras, arrastró embarcaciones a tierra y desplazó a más de cinco millones de personas en el centro del país.